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Poema Charles Baudelaire 3 de Charles Baudelaire



, sea el dueño de Enero,
Mientras cae la nieve en tediosas veladas,
Para caldear tus pies violáceos, un tizón?

¿Reanimarás acaso tus espaldas marmóreas
En los nocturnos rayos que filtran los postigos?
¿Socorrerás tu bolsa y tu garganta exangües
Con el oro que esplende en la bóveda azul?

Debes, para ganar tu pan de cada noche,
Agitar como niño de coro el incensario
Y salmodiar Te Deums en los que apenas crees,
Reiterando tus gracias, como hambriento payaso
Y tu risa velada por lágrimas secretas,
Para ver cómo estalla la vulgar carcajada.

href=»#²»>²dios que personificaba el viento del Norte en la mitología griega.

* *



Poema Charles Baudelaire 2 de Charles Baudelaire



Colores muestra,
Cae como lluvia
De lentas lágrimas.

Así tu alma, incendiada
Por la cruda luz del goce,
Se lanza atrevida y rápida
Rumbo a cielos encantados.
Moribunda, se transforma
En una triste ola lánguida
Que, por invisible rampa,
Se abisma en mi corazón

El amplio chorro
En flores mil,
Donde Febea
Colores muestra,
Cae como lluvia
De lentas lágrimas.

¡Oh embellecida por la noche,
Resulta dulce, sobre el seno,
Escuchar el gemido eterno
Que en el estanque solloza!
Agua, sonora, luna, noche,
Estremecidos árboles en torno,
Vuestra pura melancolía
Es el espejo de mi amor.

El amplio chorro
En flores mil,
Donde Febea
Colores muestra,
Cae como lluvia
De lentas lágrimas.

href=»#¹»>¹Febea: una de las advocaciones por las que se conocía a Diana, diosa lunar.

* *



Poema Charles Baudelaire 5 de Charles Baudelaire



A las emanaciones de tu cuerpo hechicero;
Pero de ti no imploro, ángel, sino plegarias,
¡Ángel lleno de dicha, de luz y de alegría!

href=»#»>David: alusión a la leyenda, según la cual, el rey David, debilitado por la edad,
trató de recobrar sus fuerzas mediante el contacto con cuerpos jóvenes.

* *



Poema Charles Baudelaire 4 de Charles Baudelaire



del pezón delicioso que corona este seno
el cual nunca contuvo un corazón.

href=»#³»> ³nepentes: pócima mágica que los antiguos ingerían para suprimir
la tristeza y el dolor y que, posiblemente, contenía algún estupefaciente.
href=»#»>Leteo: uno de los ríos del infierno, cuyas quietas aguas permitían a los
muertos el olvido de sus afanes terrestres.

* *



Poema Charles Baudelaire 1 de Charles Baudelaire



Ven a mi pecho, alma sorda y cruel,
Tigre adorado, monstruo de aire indolente;
Quiero enterrar mis temblorosos dedos
En la espesura de tu abundosa crin;

Sepultar mi cabeza dolorida
En tu falda colmada de perfume
Y respirar, como una ajada flor,
El relente de mi amor extinguido.

¡Quiero dormir! ¡Dormir más que vivir!
En un sueño, como la muerte, dulce,
Estamparé mis besos sin descanso
Por tu cuerpo pulido como el cobre.

Para ahogar mis sollozos apagados,
Sólo preciso tu profundo lecho;
El poderoso olvido habita entre tus labios
Y fluye de tus besos el Leteo.

Mi destino, desde ahora mi delicia,
Como un predestinado seguiré;
Condenado inocente, mártir dócil
Cuyo fervor se acrece en el suplicio.

Para ahogar mi rencor, apuraré
El nepentes



Poema Última Postal A Mi Padre General Meneses de Vidaluz Meneses



Debiste haber cumplido años hoy
y ya no estás, para tu bien.
Guardo tus palabras
y tu postrera ansiedad por mi
destino,
porque la historia no te permitió
vislumbrar este momento,
mucho menos comprenderlo.
El juicio ya fue dado.
te cuento que conservo para mí sola
tu amor generoso.
Tu mano en la cuchara
dándole el último desayuno al nieto,
haciendo más ligera
la pesada atmósfera de la despedida.
Cada uno en su lado,
como dos caballeros antiguos y
nobles
abrazándose, antes el duelo final,
fatal.



Poema 20 Poemas De Amor Y Una Canción Desesperada – Poema 7 de Pablo Neruda



Poema 7

Inclinado en las tardes tiro mis tristes redes
a tus ojos oceánicos.
Allí se estira y arde en la más alta hoguera
mi soledad que da vueltas los brazos como un náufrago.
Hago rojas señales sobre tus ojos ausentes
que olean como el mar a la orilla de un faro.
Sólo guardas tinieblas, hembra distante y mía,
de tu mirada emerge a veces la costa del espanto.
Inclinado en las tardes echo mis tristes redes
a ese mar que sacude tus ojos oceánicos.
Los pájaros nocturnos picotean las primeras estrellas
que centellean como mi alma cuando te amo.
Galopa la noche en su yegua sombría
desparramando espigas azules sobre el campo.



Poema Ínsula de Luis Zalamea Borda



Ay, many flowering isles lie
in the waters of wide agony
Shelley

Mujer mía:
quiero que tú y yo limitemos
a una isla,
unidas, nuestras dos vidas
para descubrir las razones
de Dios
dentro de sus confines,
para cantar nuestra pasión
en cada cresta
del limpio oleaje matutino
y dejar en cada promontorio
la huella de una caricia apresurada.
Para que nuestro amor
tenga en el mar una muralla
contra los hombres,
contra todos sus odios,
y su envidia.

Quiero que conozcas
y llegues a hacer tuyas
las cosas básicas,
de todo adorno limpias
y de toda doblez ya cercenadas:
el mar, la tierra, el hambre,
el sexo, la muerte y el dolor.
Yo sé que siempre has vivido
en la penumbra de las grandes ciudades,
pero tienes el corazón lleno de espigas
y colmadas tus venas
de una ansiedad bucólica.
Quiero que te enseñen
su canto los alisios
y que te enamores del mar.
Quiero que dejes a un lado las sandalias,
que tus pies desnudos a toda hora sientan
el roce de la tierra,
el latigazo de los guijarros ocultos en la playa,
la caricia empalagosa de las algas
escapadas del mar a las arenas.

Te haré conocer todo lo que es el agua:
el agua masculina del mar,
violando escollos.
El agua que deforma el litoral
con su tenaz abrazo.
Agua feraz flotante,
salpicada de flora, de residuos.
Agua toda mar, toda sal, toda crustáceo.
También conocerás, como tu única doncella,
el agua hembra de los arroyuelos
y en su mirada contemplarás tu rostro,
junto a su fondo mismo,
y sentirás su confidencia de silencio.
También hay agua que brotará
del manantial de tus ojos,
bajo la leve insurrección de tus pestañas,
cuando sientas que los límites de tu cuerpo
no pueden sujetar ya todo tu amor
y quieras explotar como una fuente,
de agua también,
y de agua arrolladora.
En la soledad; al acercarse mi presencia,
percibirás el terciopelo del agua miel
que dilata tus pétalos completos.
Y, después, la catarata de las aguas madres
al romper tus contornos la huida de mi hijo.

Aprenderemos la lengua vegetal
para olvidar la zozobra del idioma de los hombres.

Lanzaremos voces a los manglares
para hablar con las lianas en su fuga,
enterneciéndonos ante el senil ronquido
de los ancianos de la selva,
zapados por el abrazo de orquídeas concubinas.
No tendrán entonces, en el alba,
secreto alguno el tamboril discurso
de hongos parlanchines,
ni nos será extraño el quejido angustioso
del árbol de la cera al fustigarlo el vendaval.

Nos alimentaremos de las cosas del mar,
de los frutos moluscos que hierven en la arena,
y exprimiremos el jugo de las palmas
para acosar la sed y endulzar las veladas.
De luz y mar embriagaremos nuestros días,
en duales festivales dionisíacos,
respirando esencial libertad,
libertad libre de toda angustia,
de la civilización ya para siempre separada.
«Éste es el universo», te diré
mostrándote un grano de arena.
En sus contornos de lechosa perla
verás el reflejo de movimientos cósmicos,
conocerás las nebulosas que en voluta se escapan
y aprisionarás en tu mirada
el lento paso de las constelaciones.
«Ésta es la vida plena», te diré
enseñándote una hoja de higuera.
En los capilares donde corre la savia, juguetona,
mezclándose con el obsequio del sol,
observarás la maravilla de lo eterno
y en sus distintos verdes fondearás en la laguna
de la vida,
anclada al recio atolón
de Dios.

En esa isla quiero que tú y yo,
en esencial conjugación,
asistamos al paso imperceptible de los días,
en mezcla de azul, miel, cielo, agua y arena,
hasta que surja, también del mar,
la muerte,
que habrá de ser un cómplice en la huida.



Poema Última Llama de Maruja Vieira



Por qué lloras?

Porque anoche a mi lámpara
la apagó un viento amargo.

Qué buscas en la sombra?
La sombra de unas manos,
unas manos desnudas que se alzan
contra vientos de fuego
y los enlazan
y retuercen sus uñas malhirientes.
Unas manos que nacen
en el cauce del río de la infancia
y crecen en los árboles
y vuelan con el ala de los pájaros.

Quién apagó tu lámpara?

No importa.
Hoy he vuelto a encenderla
con la última llama.



Poema Éxtasis Por Laura de Friedrich Schiller



Laura, si tu mirada enternecida
hunde en la mía el fulgurante rayo
mi espíritu feliz, con nueva vida,
en ráfaga encendida
resbala con la luz del sol de mayo.
Y si en tus ojos plácidos me miro
sin sombras y sin velos,
extasiado respiro
las auras de los cielos.

Si el acento sonoro
tu labio al aire da con un suspiro
y la dulce armonía
de las estrellas de oro;
escucho de los ángeles el coro,
y absorta el alma mía
en transparente amoroso se extasía.

Si en la danza armoniosa
tu pie, como ola tímida resbala,
a la tropa de amores misteriosa
miro agitar el ala;
el árbol mueve, tras de ti, sus ramas
cual si de Orfeo oyérase la lira,
y a mis plantas la tierra que pisamos
vertiginosa gira.

Si de tus ojos el destello puro
fuego amoroso inflama,
latido al mármol duro
da y al árido tronco vital llama.
Cuanto goce soñó la fantasía
ya presente contémplolo y seguro,
cuando en tus ojos leo, ¡Laura mía!

Versión de Teodoro Llorente



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