poemas vida obra n

Poema No Fueron Tus Divinos Ojos de Lupercio Leonardo De Argensola



No fueron tus divinos ojos, Ana,
los que al yugo amoroso me han rendido;
ni los rosados labios, dulce nido
del ciego niño, donde néctar mana;

ni las mejillas de color de grana;
ni el cabello, que al oro es preferido;
ni las manos, que a tantos han vencido;
ni la voz, que está en duda si es humana.

Tu alma, que en todas tus obras se trasluce,
es la que sujetar pudo la mía,
porque fuese inmortal su cautiverio.

Así todo lo dicho se reduce
a solo su poder, porque tenía
por ella cada cual su ministerio.



Poema Nochebuena de Matilde Alba Swann



El fósforo,
en la temblorosa
manecita sucia,
enciende la hoguera
de un cohete travieso.
Chispas…
Chispas…
Chispas…
conmueven las latas,
y agitan y avivan
la carne yacida
de un suelo de sombras.
Una madre mustia
de trabajo y miedo,
y un padre que fuma, que escupe
y blasfema.
Parece mentira que rían
los niños, la camisa rota,
las rodillas
negras.
El fósforo tiembla,
hay fuego en las almas,
y aromas traídos
en una prestada memoria
de huerto.
Un gusto a saliva
y un ansia de cosas
que colman la mesa sin hambre
del rico.
La noche es una alta escalera
que sueña.
Peldaños azules y rojos,
el aire
desborda su cauce
de espacio,
marea
la rueda que gira y delira
y se pierde.
Es como si todas
las horas de acero se hubieran
quemado.
Es como si nunca los niños
hubieran
llorado la leche, gemido el zapato.
Es como si todas las madres
del mundo
tuvieran vestido y no les dolieran
los huesos cansados.
Absurdo, sí que es
Nochebuena.
El fósforo tiembla.
Un grito de luces, un chisporroteo
de voces, pupilas
prendidas de soles y estrellas,
suspenso…!
Y un cohete rabioso
que silba su muerte,
perfora la sombra
como un dragón
ebrio.



Poema Novia De La Tierra de Salvador Rueda



Mirarte solo en mi ansiedad espero,
solo a mirarte en mi ansiedad aspiro,
y más me muero cuanto más te miro,
y más te miro cuanto más me muero.

El tiempo, pasa por demás ligero,
lloro su raudo, turbulento giro,
y más te quiero cuanto más suspiro,
y más suspiro cuanto más te quiero.

Deja a tu talle encadenar mi brazo,
y, al blando son con que nos brinda el remo,
la mar surquemos en estrecho lazo.

Ni temo al viento ni a las ondas temo,
que más me quemo cuanto más te abrazo,
y más te abrazo cuanto más me quemo.



Poema No Sé Si Mis Palabras de José Corredor-matheos



NO sé si mis palabras
son de paz y consuelo
o de desolación.
Desolado es mi rostro
si me miro
en algún frío espejo,
desoladas mis manos
que sostienen el mundo,
desolada la mente
que sostiene mi mano.
La mirada se posa
serenamente en todo,
y el mundo se detiene,
el verso se detiene.



Poema Nada de Javier De Bengoechea



También en los supuestos de la nada,
el amor se presiente en la querella
de una futura creación: doncella
sabiéndose fecunda, recreada.

Antes de ser mi vida inaugurada,
fui barro enamorado de una huella,
de un talle vegetal, de alguna estrella…
Yo estoy hecho de tierra enamorada.

Y enamorado estoy de ti, y sustento
este amor enraizado y presentido
más allá de la vida y el momento.

Enamorado sin haber nacido,
y ahora tan muerto y nada, que presiento
la tierra enamorada que ya he sido.



Poema No Te Tardes Que Me Muero de Juan Del Encina



No te tardes que me muero,
carcelero,
no te tardes que me muero.

Apresura tu venida
porque no pierda la vida,
que la fe no está perdida,
carcelero,
no te tardes que me muero.

Bien sabes que la tardança
trae gran desconfiança;
ven y cumple mi esperança,
carcelero,
no te tardes que me muero.

Sácame desta cadena,
que recibo muy gran pena,
pues tu tardar me condena.
Carcelero,
no te tardes que me muero.

La primer vez que me viste
sin te vencer me venciste;
suéltame, pues me prendiste.
Carcelero,
no te tardes que me muero.

La llave para soltarme
ha de ser galardonarme,
proponiendo no olvidarme.
Carcelero,
no te tardes que me muero.

Fin

Y siempre cuanto vivieres
haré lo que tú quisieres
si merced hacerme quieres.
Carcelero,
no te tardes que me muero.



Poema Nadie Te Ha Dado Nada de María Sanz



Nadie te ha dado nada, tú lo sabes.
Y lo entiendes mejor cada mañana
cuando abres tu vacío a los primeros
rayos del sol. Entonces agradeces
tener por toda herencia tus sentidos
para ese instante alado de gorriones
que te hace despertar, para ese aroma
florido de la brisa más temprana.
Y lo entiendes mejor. Sabes que el tiempo
acabará con toda pertenencia,
con todo lo que aún no se posee,
y hasta con esas luces que te inundan
de su clara verdad. Nadie te ha dado
más que órdenes, leyes y consejos
a seguir, por las buenas o las malas;
tristezas en la noche, frases hechas,
remedios inservibles contra el frío
y un poco de otras muchas vanidades.
Pero tú lo agradeces. Así nunca
tendrás que devolver ciento por uno
de tales donaciones. Y lo entiendes
mejor cuando te acuerdas de ese día
en que habrás de partir, dejando sólo
unos versos escritos como ejemplo
de tu digna pobreza. Nadie cumple
más deseos por ir con su abundancia
sobre los hombros, por tener sus bienes
a salvo de un fracaso inoportuno.
Por eso, vive en paz con tu vacío,
con la luz matinal, con este aroma
de soledad en flor, con el silencio
que igual que tú, sin nadie, fructifica.



Poema Nocturno 4 de Silvia Favaretto



En la noche marina
pintada con pinceladas azul cobalto,
sobre este mar oscuro
que respira?
¿Dónde terminó
la promesa de Zefiro?
¿Cuándo cesará
este aullido en el tórax
que te llama?
¿Cómo haré para callarlo
sin matar
mi propio corazón?
¿Existe un lugar
suficientemente lejos
adónde huir
si aquello de que huyo
es el correr de mi sangre?
Y si el matar al corazón
no hace morir también el alma,
¿Dónde habrá otro mar gris
donde, viuda, pueda yo correr
sin tener que aguantar
el estruendo de estas estrellas
y el violento recuerdo
que clava las uñas
en mi piel demasiado clara
para soportar otros rayos de luna??

De La carne del tiempo, Editorial Artificios, Bogotá, 2002



Poema Nocturno de Néstor Martínez



Rompe el cristal del silencio
cantar de grillos y ranas,
la luna y su séquito de estrellas
emergen del horizonte
la noche tiende su alfombra,
luz fantasmal
se posa sobre la tierra,
danzan las sombras
al compás de la algarabía
pasa la luna y su séquito de estrellas?



Poema Nada Crece Excepto El Pasto… de Carlos Barbarito



And my heart owns a doubt
Whether´tis in us to arise with day
And save ourselves unained.
Robert Frost, Storm Fear.

Nada crece excepto el pasto.
Nada salta a la vista salvo alguna piedra
y lo que la piedra contiene y resguarda.
Aquí, lejos de la playa,
lejos del sitio donde el agua
devuelve cada tanto
metales oxidados, enmohecidas maderas,
algún cadáver de delfín o tortuga.
No sopla el viento capaz de empujarnos
hacia lo entonces prometido.
Los minutos que pasan se hacen horas
pero jamás días y sí noches
que jamás consienten en ser años
y sí siglos en los que alguien muere
y otro, que lo ignora, bosteza.



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