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Poema Galatea de Miguel De Cervantes Saavedra



Tanto cuanto el amor convida y llama
al alma con sus gustos de apariencia,
tanto más huye su mortal dolencia
quien sabe el nombre que le da la fama.

Y el pecho opuesto a su amorosa llama,
armado de una honesta resistencia,
poco puede empecerle su inclemencia,
poco su fuego y su rigor le inflama.

Segura está, quien nunca fue querida
ni supo querer bien, de aquella lengua
que en su deshonra se adelgaza y lima;

mas si el querer y el no querer da mengua,
¿en qué ejercicios pasará la vida
la que más que al vivir la honra estima?



Poema Epitafio de Miguel De Cervantes Saavedra



Aquí el valor de la española tierra,
aquí la flor de la francesa gente,
aquí quien concordó lo diferente,
de oliva coronando aquella guerra;

aquí en pequeño espacio veis se encierra
nuestro claro lucero de occidente;
aquí yace enterrada la excelente
causa que nuestro bien todo destierra.

Mirad quién es el mundo y su pujanza,
y cómo, de la más alegre vida,
la muerte lleva siempre la victoria;

también mirad la bienaventuranza
que goza nuestra reina esclarescida
en el eterno reino de la gloria.



Poema En Vuestra Sin Igual, Dulce Armonía de Miguel De Cervantes Saavedra



A la señora doña Alfonsa González, monja profesa en el monasterio de Nuestra Señora de Constantinopla, en la dirección deste libro de la Sacra Minerva

En vuestra sin igual, dulce armonía,
hermosísima Alfonsa, nos reserva
la nueva, la sin par sacra Minerva
cuanto de bueno y santo el cielo cría.

Llega el felice punto, llega el día
en que, si os oye la infernal caterva,
huye gimiendo al centro y, de la acerva
región, suspiros a la tierra envía.

En fin, vos convertís el suelo en cielo
con la voz celestial, con la hermosura
que os hacen parecer ángel divino;

y así, conviene que tal vez el velo
alcéis, y descubráis esa luz pura
que nos pone del cielo en el camino.



Poema En La Memoria Viva De Las Gentes de Miguel De Cervantes Saavedra



A don Diego de Mendoza y a su fama

En la memoria vive de las gentes,
varón famoso, siglos infinitos,
premio que le merecen tus escritos
por graves, puros, castos y excelentes.

Las ansias en honesta llama ardientes,
los Etnas, los Estigios, los Cocitos
que en ellos suavemente van descritos,
mira si es bien, ¡oh Fama!, que los cuentes,

y aun que los lleves en ligero vuelo
por cuanto ciñe el mar y el sol rodea,
y en láminas de bronce los esculpas;

que así el suelo sabrá que sabe el cielo
que el renombre inmortal que se desea
tal vez le alcanzan amorosas culpas.



Poema El Que Subió Por Sendas Nunca Usadas de Miguel De Cervantes Saavedra



«Este soneto hice a la muerte de Fernando de Herrera; y, para entender el primer cuarteto, advierto que él celebraba en sus versos a una señora debajo deste nombre de Luz. Creo que es de los buenos que he hecho en mi vida»

El que subió por sendas nunca usadas
del sacro monte a la más alta cumbre;
el que a una Luz se hizo todo lumbre
y lágrimas, en dulce voz cantadas;

el que con culta vena las sagradas
de Helicón y Pirene en muchedumbre
(libre de toda humana pesadumbre)
bebió y dejó en divinas transformadas;

aquél a quien invidia tuvo Apolo
porque, a par de su Luz, tiene su fama
de donde nace a donde muere el día:

el agradable al cielo, al suelo solo,
vuelto en ceniza de su ardiente llama,
yace debajo desta losa fría.



Poema El Casto Ardor De Una Amorosa Llama de Miguel De Cervantes Saavedra



El casto ardor de una amorosa llama,
un sabio pecho a su rigor sujeto,
un desdén sacudido y un afecto
blando, que al alma en dulce fuego inflama,

el bien y el mal a que convida y llama
de amor la fuerza y poderoso efecto,
eternamente, en son claro y perfecto,
con estas rimas cantará la fama,

llevando el nombre único y famoso
vuestro, felice López Maldonado,
del moreno etíope al cita blanco,

y hará que en balde de laurel honroso
espere alguno verse coronado
si no os imita y tiene por su blanco.



Poema De Turia El Cisne Más Famoso Canta de Miguel De Cervantes Saavedra



De Turia el cisne más famoso hoy canta,
y no para acabar la dulce vida,
que en sus divinas obras escondida
a los tiempos y edades se adelanta:

queda por él canonizada y santa
Teruel, vivos Marcilla y su homicida;
su pluma, por heroica conocida,
en quien se admira el cielo, el suelo espanta.

Su dotrina, su voz, su estilo raro,
que por tuyos, ¡oh Apolo!, reconoces,
según el vuelo de sus bellas alas,

grabadas por la Fama en mármol paro
y en láminas de bronce, harán que goces
siglo de eternidad, Yagüe de Salas.



Poema De La Virgen Sin Par, Santa Y Bendita de Miguel De Cervantes Saavedra



De la Virgen sin par, santa y bendita
(digo, de sus loores), justamente
haces el rico, sin igual presente
a la sin par cristiana Margarita.

Dándole, quedas rico, y queda escrita
tu fama en hojas de metal luciente,
que, a despecho y pesar del diligente
tiempo, será en sus fines infinita:

¡felice en el sujeto que escogiste,
dichoso en la ocasión que te dio el cielo
de dar a Virgen el virgíneo canto;

venturoso también porque heciste
que den las musas del hispano suelo
admiración al griego, al tusco espanto.



Poema Cuando Preciosa El Panderete Toca de Miguel De Cervantes Saavedra



Cuando Preciosa el panderete toca
y hiere el dulce son los aires vanos,
perlas son que derrama con las manos;
flores son que despide de la boca.

Suspensa el alma, y la cordura loca,
queda a los dulces actos sobrehumanos,
que, de limpios, de honestos y de sanos,
su fama al cielo levantado toca.

Colgadas del menor de sus cabellos
mil almas lleva, y a sus plantas tiene
Amor rendidas una y otra flecha.

Ciega y alumbra con sus soles bellos,
su imperio Amor por ellos le mantiene,
y aún más grandezas de su ser sospecha.



Poema Al Túmulo Del Rey Que Se Hizo En Sevilla de Miguel De Cervantes Saavedra



«¡Voto a Dios que me espanta esta grandeza
y que diera un doblón por describilla!;
porque, ¿a quién no suspende y maravilla
esta máquina insigne, esta braveza?

¡Por Jesucristo vivo, cada pieza
vale más que un millón, y que es mancilla
que esto no dure un siglo, ¡oh gran Sevilla,
Roma triunfante en ánimo y riqueza!

¡Apostaré que la ánima del muerto,
por gozar este sitio, hoy ha dejado
el cielo, de que goza eternamente!»
Esto oyó un valentón y dijo: «¡Es cierto

lo que dice voacé, seor soldado,
y quien dijere lo contrario miente!»
Y luego encontinente
caló el chapeo, requirió la espada,
miró al soslayo, fuese, y no hubo nada.



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