poemas vida obra miguel angel gomez

Poema Vienes A Mí Como Un Silencio Blanco de Miguel Ángel Gómez



Cuando estoy solo en mi cuarto, de noche,
mirando las paredes verdes de pradera,
tú vienes a mí como un silencio blanco,
subes por la almohada, asciendes por mi cuello
y te metes en mi cuerpo como un viento.

No deberías venirme cuando duermo,
pues no te siento y te extraño.
Entonces creo yo que nunca más podría,
volver a ser dos o algún nosotros,
sino siempre uno solo.
Un solitario lleno de sonidos negros.



Poema Vengo Desde Un Pueblo Anónimo de Miguel Ángel Gómez



Vengo desde un pueblo casi anónimo
olvidado del tiempo y del espacio.
Y viniendo dejo a los otros,
añejos silencios, oscuras impresiones.
No reniego de mi origen ni de mi historia.
Acaso los cisnes lloran cuando parten ?
Se que me han robado el pan y la sangre.
Quizas también he perdido las horas, la distancia
y los besos húmedos del viento, de la lluvia,
del invierno.

Vengo desde un pueblo casi anónimo
cansado de sentir los días y las noches.
No han matado ni mi sed ni mis hambres
apenas si he dejado ancianas sombras,
amigos olvidados, recuerdos diluídos.

Presiento que vengo desde lejos
-anciano de lo eterno, niño del pasado-
transpirando gotas de azufre y de mercurio,
asentándome en la tierra, lanzándome a los aires,
llevando entre mis venas luciérnagas despiertas
que iluminan mi carne.

Pues vámonos ya ! Vejado en la tristeza,
parido en la alegría.
A poner mi nombre inscripto en la esencia de la vida.



Poema País Del Llano de Miguel Ángel Gómez



a Adelina del Carril de Güiraldes

Siento la pampa sola,
sus ojos más lejanos vencidos por el viento,
cuando el cereal se hunde como lunas
pujantes de belleza.

La pampa es diferente a todo otro planeta.

Mirad sus aguas. Caen calladamente,
su verde espacio inundan, solitarias, con lagunas de sueño.

Dejadme ver su aliento sumiéndose en los pechos,
sus colores de amante,
su lejano suspiro,
su deseo:
ese fulgor caído en su grandeza.

Quiero su luz para cavar guitarras,
sus potros desbordados como llamas quiero
y el árbol donde busca su lamento.



Poema Escucha Que Es La Niebla de Miguel Ángel Gómez



Escucha, escucha ahora que es la niebla;
su ademán invencible, su desdén por las cosas.
Escucha como rompe el corazón caído,
llegando en telarañas a los ojos.

Como árbol enterrado al pie de grandes ríos
deja rostros, otoños,
corolas donde duerme una lanza inmortal
y nos desgasta ahora
el modo de mirar,
la débil ilusión de seguir alentando encima de la muerte.

Escucha en sus espumas de color venenoso,
sonidos de marismas repentinas.
Alguien desaparece
-quizás tú, quizás yo podamos serlo-
descarnado de pronto por crueles minerales.

Escucha sus aullidos entre la blanda niebla.

Sufre. Somos nosotros.

¿Oyes tu corazón que la jauría acosa?

Nosotros vamos solos, pronto a exterminarnos,
envueltos por la niebla;
más detrás de grisáceos follajes mortecinos,
a través de su piel secular,
en las agrias vertientes que por ella circulan,
recobramos un perfil indolente,
signo de un leve paso por la tierra,
señal de persistentes nostalgias vagabundas.



Poema Cantar De Amor (7) de Miguel Ángel Gómez



A Olga Orozco

Los salmos del amor se yerguen de la tierra,
sus torrentes a veces las almas aniquilan.

Nosotros los cantamos dispuestos a perdernos
porque perderse es esto:
sumirnos en la vida,
hundirnos en sus aguas sin miedo a enloquecer,
desventurados, ávidos, sobre lo temporal,
persiguiendo incansables un fulgor de lo eterno.



Poema Cantar De Amor (3) de Miguel Ángel Gómez



A Olga Orozco

Los salmos del amor se yerguen de la tierra,
sus torrentes a veces las almas aniquilan.

Nosotros los cantamos dispuestos a perdernos
porque perderse es esto:
sumirnos en la vida,
hundirnos en sus aguas sin miedo a enloquecer,
desventurados, ávidos, sobre lo temporal,
persiguiendo incansables un fulgor de lo eterno.





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