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Poema Apuntes Para Un Reproche de Matilde Alba Swann



Te esperé hasta recién;
estás de fiesta.
Mi casi otoño
no me deja ambular
tu primavera.
Esperé tu regreso;
yo quería
escucharte contar, luz de alborozo
las campanas de amor
que resonaron
en tu trémulo espacio.
Te esperé hasta recién;
tú ni recuerdas
esta lámpara
lenta
que te aguarda.
Tu padre lee, él no sabe
de estas cosas
profundas
de mujeres. Tus hermanos,
florecidas cabezas
en la almohada
que parecen jugar
a estar durmiendo…

Tardas mucho; te esperé
hasta recién,
ya no te espero.
He de mirar tu lecho,
puro nardo,
el libro
que dejaste abierto,
tus todavía muñecos, las paredes,
y devuelta
de este inmóvil vagar
por un paisaje
de presencias sin nadie,
pensaré,
con la misma tristeza inevitable
de otras noches iguales,
que tal vez
no sé,
no fuera absurdo
que me hubieras llevado.

Tu padre lee; él no sabe, ni sufre.

Las mujeres
nos sentimos tan viejas
si quedamos.



Poema Tiemble Tu Corazón… de Matilde Alba Swann



Tiemble tu corazón antes de hacerlo.
Vas a juzgar.
No olvides, que hay un dolor de siglo
en cada hombre,
y una causa anterior , a lo querido.
Cuando pongas tu pesa en la balanza,
Suma en piedra
la parte que nos toca.
Suma orgullo y desprecio y abandono,
suma rosas y pan
incompartido.
Mira
que en cada una de tus sentencia pongas
tu señal de durar
a signo limpio.
Que tu sangre camine
gota a gota,
decantada,
traslúcida, sin prisa,
que las culpas ajenas necesitan
un reposado espacio
de medida.
Guarda
no olvidar a tu madre ni a tus hijos
cada vez que señales
un culpable,
ni olvidarte de Dios cuando castigas;
y perdona
si es que temes tener
que perdonarte.
Suelta al fondo de ti hasta la pura
contextura de sal que te contiene;
palpa
el rostro
rugoso de la culpa,
muerde amarga condena, sufre rejas
y retorna
cuando sientas crecer
árbol de cuna
y poblarte piedad desde tus hojas.
Funde razón a fuego
de conciencia
duele el hombre que llevas, y medita;
bajo la toga, hay un hueso
que cruje la partida
y una carne final
que ya deshace.
Vas a juzgar, detén….!
Y cuando sepas
Que la ley es aquello que tú lates
y que vas conformándote a minuto
propia génesis lenta de conducta,
y comprendas,
en el filo más fino de tu duda,
en la ultima hebra
de certeza
que tu estrado es banquillo
y que te juzgan,
alza recién
desde el barro
y, juzga…!



Poema Tan Humano de Matilde Alba Swann



Tienes algo de montaña…
A tu lado me he sentido leve y me he creído blanca.
Sin reparo te he mostrado mis llagas
y a tu cumbre nevada a veces traje barro,
y hecha pedazos mi alma.
Y he vuelto siempre limpia, y he vuelto siempre sana.

Tienes algo de planta..
es tan fresca tu sombra y es tan calma
la voz de tu follaje, y es tu raíz tan honda.
Al rumor de tu savia , descansé mi fatiga
y adormecí mis ansias…

Tienes algo de mar…
Toda la majestuosa distancia, del gigante de sal.
Espuma y linfa, por magia de tu espejo
mi cara entristecida, se ha visto cristalina.
Y cuando en hora perpleja llegué a tus orillas
tu verde voz me trajo de nuevo una olvidada
tibieza de regazo.
Eres tan humano que no pareces hombre

tan majestuoso y blanco, tan fresco y tan hondo
que pareces montaña, planta, mar…
y aunque te asombre tan humano eres
que no pareces hombre.



Poema Sueño Que Llueve de Matilde Alba Swann



Sueño que llueve y que me estás queriendo.
Cielo en congoja, mi corazón deshace,
y deshaces con él; lluvia tú mismo
me transcurres lento;
yo me dejo llevar por los canales
inundados de hojas
y de pasos
y un crujido me llora desde el hueso.
El mundo en selva
de colores
viene
a espejarme en nosotros, y a impregnarnos
de misterio, de aroma y de raíces.
A la vera de esta
irrealidad, palpita, un niño tibio
que indeciso arrima
con su barco de papel y quiere
navegar nuestra sangre.
Sueño que llueve; acaso estés soñando
a mi ritmo, y amándome,
y en tanto,
esta lluvia silente, tal vez sueñe
ser mujer, y sufrir.
Avido el suelo que la bebe sueña, quizás,
ser hombre y consumirla; ruedo
como una gota entre tus brazos, vuelco
sollozando tu nombre.
Tu deslizas, compactado llanto, por mi cielo
y rompes; un deshacer unidos,
ya no somos, y despierto.
Sin nosotros, y sin sí mismo, el sueño
se ha quedado soñando
ser la muerte.



Poema Salvados de Matilde Alba Swann



Necesito entonces,
adherirme a la tierra,
prematuramente, descalza por el campo,
sentándome en los troncos quebrados y caldos,
ya casi horizontales al sitio
de sembrarme.

Me duele esa piel ruda, vegetal, mal herida,
y deslizo despacio por ella
hasta la hierba.

Mojo mis pies calientes en el polvo
cansado,
inevitablemente, me espero y me reclamo.

Desmenuzo los fríos terrones
que me aguardan, los quiebro, los deshago
con fuerza,
con lujuria, tal vez, hasta con saña;
seremos una misma sustancia,
antes lo fuimos.

Siento a veces que llego
ya a ser la anticipada molécula, y el barro
latido que respira, me impulsa y me apresura;
me entrego y me apodero del frío,
y del silencio;
ya somos una sola vital e inerte estancia.

Sucede que ahora llueve,
y el agua golpetea la cúpula del mundo,
me amparo y me descubro creyendo
estar a salvo, y estoy a salvo.

Al cabo
de siglos, me descifro:
mi suelo conmovido, presiente una angustiada
semilla
hacia un estío de nadas, germinando.



Poema Ofrenda de Matilde Alba Swann



Te ofrezco la serena
languidez de mi pena,
la tristeza que acaso
no di a nadie a mi paso.
El supremo pecado
En virtud sublimado.
Agua clara en el jarro
que es mi cuerpo de barro
un ciclón hecho brisa
por tu sola sonrisa.

(Canción y grito, 1955)



Poema Mañana Es Siempre de Matilde Alba Swann



Cómo quisiera despertar cantando.
Pero amanezco, en cambio,
dolorida
de no haberme quedado en ese espacio,
en ese tiempo de morir prestada.
Una isla no inscripta en ningún mapa,
una célula enferma de ignorancia,
un asfixiado mundo en miniatura,
una avanzada humanidad triunfante,
en clarines y hogueras
homicidas.
Tabla sola, sin náufrago siquiera,
y luchando,
relincho hacia la costa,
y animada nomás por el recuerdo
de un aliento mordido a sus astillas.
Cómo quisiera despertar cantando,
y me muero de sed y hambre
de canto
mientras desborda la preñada aurora
en promisorio bermellón de vinos,
y expandida,
hoguera en panes, horneándose a lo alto.
Yo estoy abajo,
debajo de la historia,
sepultada en antorchas apagadas
y estandartes marchitos.
Sumergida en humores subterráneos
y en cenizas de huesos
de bandido,
Soy el ser que no fue, lo que no pudo,
la olvidada, desdeñada semilla,
pero existo.
Dentro
tengo un sauce inclinado que me llora.
Un niño triste me llama, sin nombrarme.
Me doy cuenta,
me doy cuenta, yo existo.
Mañana espero despertar, cantando.



Poema Lluvia de Matilde Alba Swann



Lluvia, hoy no te siento.
Hoy no eres nada
mas que agua vertical.
Apenas si te escucho
golpear el pavimento
y llamar con tu clave
sobre mi ventanal

Lluvia, hoy no eres nada
para mi desaliento
nocturno y abismal.

Cuando era niña hallaba
en tu cancion un cuento,
y ya en mi adolescencia
me diste un madrigal.
Ahora lluvia tengo
tanta tristeza adentro,
que no me dices nada
solo te oigo golpear.



Poema He De Irme… de Matilde Alba Swann



He de irme, dejando,
mi ruego de piedad por los rincones,
con mi pobre voz quebrándose y con mi cansancio,
en alguna noche
en que la luna llena se vuelque por mi cuarto.
Silenciosamente
y con la brisa última que aliente de mis labios,
apagaré mi lumbre
y saldré despacio, dispersando en el aire
los besos que me queden
para tanta criatura que no ha besado nadie.
Saldré sin despedirme, acariciando…
He de rogarle al viento que me preste su mano
y rozaré los árboles dormidos a mi paso.
Partiré con un cielo tan azul y tan diáfano
que parezca increíble.
Y cantaré al espacio con la voz imposible
de mis venas sin sangre,
para todos los niños que se duermen sin madre.
Por encima del árbol, más allá de los pájaros,
al borde de las nubes se extenderá mi abrazo.
Desvanecida en luna penetraré en el rayo
que ilumine la almohada de los que quiero tanto.
Y volveré en la lágrima de los niños que sufren,
y volveré en un beso sobre su pie descalzo.
He de irme dejando
mi ruego de piedad por los rincones
en la hora increíble,
acariciando…



Poema Grillo Y Cuna de Matilde Alba Swann



De un bosque donde crecen
nomás
cunas, mi madre
cortó un columpio dulce,
maduro para el tiempo primero
de mi infancia.

Juntó flores de luna dormidas
en el agua, mi madre
y me las trajo,
con un azul silencio
robado de algún sueño de río
a ser mi canto.

El viento entonces iba
silbando
como un hombre
que vuelve del trabajo,
mi padre, como un ala de viento
sacudía
las ramas a su paso,
y a veces su latido temprano,
más temprano
que el bronce aún, despertaba
tañendo
campanarios.

El sol
como un abuelo de incendio
nos decía
su cuento cada día , de luz,
en la ventana,
y el techo, y las paredes, y el huerto
y la paloma y el patio,
y la mañana,cabrían en el puño dorado
de un durazno.

Mi padre
sembró grillos
de suerte en los rincones,
más pobres de la casa.

De noche nos cantaban
perdón
por todo el hambre del día
y prometían
espigas y racimos
que acaso maduraron después,
cuando fue tarde.

Así crecí, los seres
de lluvia me llevaron consigo
a todas partes
Fui lagrima en el llanto del sauce,
fui diamante
quebrado en las raíces frustradas
de algun barco.

De tarde descifraba señales en el cielo
mi madre,
por las noches,
mi padre me alcanzaba la voz
de mis abuelos, en una
remembranza ternura
con los ojos
callados,
y las manos dormidas
junto al fuego;
así crecí.



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