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Poema Alguien Que No Soy Yo de María Sanz



Alguien que no soy yo lleva la cuenta
de las horas felices, de las tardes
en que tuvo al amor como aliado,
de las noches libradas cuerpo a cuerpo.

Alguien que no soy yo sale de casa
y rompe sus cadenas, como aquellos
que, tras cumplir con su dolor, un día
cualquiera se fugaron de la muerte.

Ese alguien eleva
su corazón al cielo;
abarca el horizonte
y elige su destino,
aunque al final se interne
dentro de mí y escriba.



Poema Alborada de María Sanz



Tristes mis ojos, triste la alborada,
triste porque mi cuerpo se despoja
del tuyo, despertar donde se aloja
toda la soledad inexplicada.

Muerte del corazón, luz agotada,
tu aliento entre mi pecho, y esa hoja
marchita en su dolor, porque se moja
con lágrimas de un todo en esta nada.

Horas lentas, hirientes del abrazo
llevando su transcurso hasta mi pena.
Tú junto a mí otra vez, mientras respiro

sin alma casi, sin romper el lazo
que nos anuda vena contra vena,
y calmo este morir con un suspiro.



Poema A Quien Sabrá Perderme Y Acabarme de María Sanz



Aunque siempre viviste
con préstamos de amor, por cuenta ajena,
tú también necesitas
mirar alguna vez la luna llena
a través de los árboles;
perder el poco tiempo que te queda
buscando esa palabra
que significa todas las respuestas.
Te hace falta un milagro,
pero ¿en brazos de quién, qué primavera
vestirá lo desnudo
de esas cuatro paredes que te encierran?
Tú también eres noche,
ardiente oscuridad. Un hombre llega
tan sólo para darte
esas buenas razones de su ausencia.
No hace falta que pidas
más préstamos de amor a quien se acerca
procurando, inmutable,
que no termines de pagar tu deuda.



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