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Poema Me Contaron de Ernesto Cardenal



Me contaron que estabas enamorada de otro
y entonces me fui a mi cuarto
y escribí este artículo contra el Gobierno
por el que estoy preso.



Poema Miami Flamingo de Enzia Verduchi



El sol que baña la costa Florida
no es el mismo que engarza en el sueño del niño.
Flamingo de yeso y plástico, flamígera Habana Chica.
¿Se puede ser hipócrita a los seis años?
La ilusión va en portalápices,
en la bolsa sin fondo de mi madre,
en las cachuchas beisboleras de los viejos
Y en las chancletas de pasos perfumados.
Welcome Miami, agridulce naranja
en el más prefabricado de los rosas
de las plumas del ave flama.



Poema Maldición de Enrique Viloria Vera



Soñarás siempre
con campos devastados
el invierno
teñirá tus pupilas de tristeza
Pasarás efímero
confuso
por el mundo
como huella
que también
pertenece a otro
De la belleza
no tendrás noticia
anidarán en ti
las ruinas de un amor
destruido por el olvido
De tu infancia
conocerás sólo
una heráldica de ausencias
que te convertirá
en fugitivo y perseguidor
de un recuerdo inaccesible
que yace protegido
en la memoria de tus muertos



Poema Mensaje Secreto de Enrique Molina



Hacia abajo en la oscura humedad de los helechos que tal vez
sean yo mismo o divinidades monótonas
desciendo
al antro de mi sexo
con la investidura de un cuerpo torturado por poderes frenéti-
cos presa de esas imágenes soñadas de mulatas de dientes
crueles con las franjas fosforescentes de sus
vientres y de sus espaldas
las tiernas estranguladoras inclinadas sobre sus
amantes para dejarles en la boca la fragancia de menta y de
sal que emana de sus pechos en el oleaje

He ahí la misteriosa serpiente con la aureola de sus labios y su
canto de profanación infinita el foco ávido donde flotan re-
giones de una blancura de relámpago

La serpiente de mirada de catástrofe la papisa del sol en su ar-
chipiélago de espejismos donde crea fantasmas carnales y
suntuosos que se retuercen con caderas llenas de savia muje-
res palpables y rápidas
cabelleras desplegadas para el lujo de un loco

Y mi sangre de príncipe animal heredero de una raza de paro-
xismo
Se filtra por esas grietas de abismo que reconocen la especie se
irisa cuando ese indolente demonio despliega sus alas
y con un acto mágico con una brasa de ceremonia de la noche
de las cavernas con una sílaba de raíz arrancada y de fronte-
ras que se desvanecen toca a mi corazón para decirme que la
tierra es errónea



Poema Mi Esperanza de Enrique Hoyos



En una frágil barquilla,
Vacilante mi esperanza,
No ve propicia mudanza,
Ni mira remota orilla,
Roto el mástil y la quilla
Sin remo y vela
Triste recela,
Que a cada paso
Halla un abismo;
Y a un tiempo mismo
Teme y sospecha, y sin consuelo va
Pues un desastre cruel presiente ya.

Desamparada y sin remo
Entre peligros se lanza,
Donde la vista no alcanza
Playa amiga, amigo extremo.
Vagando sin rumbo, temo
Que airado el cielo
Mi pena y duelo
Haga mayor,
Sin que mi amor
Vea propicio;
Y el sacrificio
Que a mi amada yo hiciera sin tardanza
¡Desaparezca también con mi esperanza!



Poema Mar Del Amanecer (i) (los Cuatro Mares) de Enrique González Rojo



Alegre, tranquilo,
acaricias la nave.
Tan sereno como el monte,
tu guardián eterno.

La leve música del agua
se confunde con el silencio.
Claro murmullo,
como el lento
pasar de pájaros
en vuelo.

La espuma de tus ondas
baña la luz y el fuego
del sol, que las adorna
con los colores del espectro.

Una banda de peces voladores,
como una procesión de puntos negros,
te arroja su mancha de tinta…
Al golpe, repentinamente ciego
chocas contra los flancos de la nave,
que regocijas con tu juego.

¡Mar del amanecer, mar que eres niño,
rosado por la aurora, movido por el viento,
cantado por los hombres
y acariciado por el pensamiento!…



Poema Mar De Mediodía (ii) (los Cuatro Mares) de Enrique González Rojo



El sol tocó las aguas y acrecentó su canto.
Esta ola viajera
desparramó su música
sobre la arena.

La brisa y el calor mueven las hojas
de la palmera.
Los pájaros marinos
callan, abochornados, sus confidencias.

Una familia de tortugas
sale a tomar el fresco a la ribera.
Y tú, delfín que asomas
entre la espuma la cabeza,
¿escuchas el rumor de los mares
o aspiras el olor de la floresta?



Poema Mar De La Tarde (iii) (los Cuatro Mares) de Enrique González Rojo



Lo que antes era fino concierto,
hoy es una sinfonía:
cobre de los intrumentos
en las cuerdas de oro del día.

La marcha heroica de la tarde
los sones del mar armonizan;
mas la batuta del sol desaparece
y la confución se inicia
los sonidos falsos de rocas-oboes
y apresuramiento en las olas flautistas.

Bajo el incendio de las nubes
el desorden se precipita,
y la vanguardia de las sombras
calla los cantos y rompe la lira.



Poema Mar Bajo La Luna (iv) (los Cuatro Mares) de Enrique González Rojo



Bajo la noche, de la nave
han salido las mismas preguntas:
-¿Acaso sabemos hacia dónde vamos?
-¿Nos habremos equivocado de ruta?

Hace tiempo que dejamos la tierra,
y por el mar de la aventura
arribaremos esta noche
a la capital de la luna…



Poema Mi Tristeza Es Como Un Rosal Florido de Enrique Gonzalez Martinez



Mi tristeza es como un rosal florido.
Si helado cierzo o ráfaga ardorosa
lo sacuden, el pétalo caído
se trueca en savia y se convierte en rosa…
Mi tristeza es como un rosal florido.

En mi dulce penumbra sin ruido,
la propia vida con mi llanto riego,
y las horas dolientes que he vivido
impregnan de perfumes mi sosiego…
Mi tristeza es como un rosal florido.

Tú que colgaste en mi dolor tu nido,
sabes que a cada mal brota una yema
y revienta un botón a cada olvido.
¡Perenne floración y eterno emblema!…
Mi tristeza es como un rosal florido.



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