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Poema Memoria De Holanda de Harold Alvarado Tenorio



Recuerdo una mañana
cuando después del goce de soltero
caminaba en el campo
recorriendo tu cuerpo
Aquella noche,
apagada
la sed,
bebimos
vino
dulce.



Poema Museo De Historia Natural de Guillermo Carnero



Encerrados en un espacio distante
perfeccionan allí la estabilidad de no ser
más que inmovilidad de animales simbólicos
la escorzada pantera, el mono encadenado
y la fidelidad que representa el perro
echado ante los pies de la estatua yacente;
adquieren aridez en la luz incisiva
bajo las losas de cristal del domo,
traslúcido animal que no perece.
La boa suspendida
por cuatro alambres tensos sobre cartón pintado
no es más que el concepto de boa.
Agavillados
bajo un domo distante, la memoria
les redondea el gesto, los induce
a la circunferencia imaginaria
en la que inscriben dentro de su urna
la suspensión del gesto, salto rígido
igual que las mandíbulas abiertas
gritan terror de estopa, agonía en cartón, violencia plana.
Agazapados tras una puerta distante,
cuando la empuja el simulacro vuelve
a componer su coreografía;
y un día han de invadir los bulevares
de la ciudad desierta, amenazando
la arquitectura fácil del triunfo
y el gesto de la mano que acaricia
la mansedumbre impávida de animales pacíficos.



Poema Mirada Retrospectiva de Guillermo Blest Gana



Al llegar a la página postrera
de la tragicomedia de mi vida,
vuelvo la vista al punto de partida
con el dolor de quien ya nada espera.

¡Cuánta noble ambición que fué quimera!
¡Cuánta bella ilusión desvanecida!
¡Sembrada está la senda recorrida
con las flores de aquella primavera!

Pero en esta hora lúgubre, sombría,
de severa verdad y desencanto,
de supremo dolor y de agonía,

es mi mayor pesar, en mi quebranto,
no haber amado más, yo que creía,
¡yo que pensaba haber amado tanto!



Poema Meditación de Guadalupe Grande



Aturdidos de tanto saber
y de no entender nada
las cenizas de la memoria
se esparcen en el aire

Una cucharada más de polvo,
tan sólo otra cucharada de nostalgia.
Abre la boca, niña, come y calla.
Cruel alimento es la nostalgia,
naufragio desolado de la vida,
espejo injusto e insaciable.

Otro bocado más, niña, mastica y traga.



Poema Miradme Aquí de Gloria Fuertes



Miradme aquí,
clavada en una silla,
escribiendo una carta a las palomas.
Miradme aquí,
s que ahora podéis mirarme.
Clarividencias me rodean
y sapos hurgan en los rincones,
los amigos huyen porque yo no hago ruido
y saben que en mi piel hay un fantasma.
Me alimento de cosas que no como,
echo al correo cartas que no escribo
y dispongo de siglos venideros.
Es sobrenatural que ame las rosas.
Es peligroso el mar si no sé nada,
peligroso el amor si no sé nada.
Me preguntan los hombres con sus ojos,
las madres me preguntan con sus hijos,
los árboles me insisten con sus hojas
y el grito es torrencial
y el trueno es hilo de voz
y me coso las carnes con mi hilo de voz:
¡Si no sé nada!



Poema Misión Diplomática de Gladys Carmagnola



De chica, yo quería
pertenecer al cuerpo diplomático.

Apenas pude, redacté una larga
solicitud de empleo.
La guardé bien doblada
en un sobre oficio americano
y anduve por ahí
buscando a quien pudiera dársela,
a quien pudiese ofrecerme, oficialmente,
un cargo autorizado,
permanente,
de embajadora.

El sobre se me ajó
y la solicitud envejeció inevitablemente.

Y ya no preparé solicitudes
porque entendí hace tiempo
que no hay empleador
para quien quiere ser embajadora del viento,
de la lluvia,
de los pájaros,
de las cosas que son o que no han sido,
del tiempo
que se aferra en seguir
mientras nosotros vamos y venimos;
mientras nosotros
venimos
y nos vamos.

Ya no presentaré solicitud para un empleo
que ejerzo
sin autorizaciones ni decretos
ignoro desde cuándo.

Si defrauda mi voz
la representación que usurpo
y me cancelo la licencia
o me jubilo por invalidez,
siempre seré, a escondidas,
embajadora de mi vocación y de mí misma.

Por entenderlo, gracias.
Por disculparme, gracias.



Poema Mediodía de Giovanni Quessep



Pájaros. Araucarias. No hay esencia
sin claridad en este mediodía.
Toma la fantasía
que me da la divina indiferencia.

Profundo en la memoria
va el girasol que la mirada advierte.
No pasa el cielo de cristal. Oh muerte,
el polvo cesa de mover tu noria:

Músicas y alta rama
del tiempo en la delicia del que espera.
¿Quién viene? ¿Quién me llama?
Otra forma se inicia en la pradera.



Poema Medianoche de Giovanni Quessep



Medianoche, no encuentro
los caminos que dan al patio,
ni al pozo de agua viva
donde bajan las nubes y el pasado.
Digo canciones a una sombra
para volver siquiera soñando,
pues sólo en sueños la muerte
nos deja entrar en su barco
sin dar al polvo lo que es del polvo
ni a la mar los remos blancos.
Pierdo la casa (prodigios
de encantadores) y no me hallo
sino en el patio que daba al cielo
y en el agua del pozo y el naranjo.



Poema Madrigal De La Muerte de Giovanni Quessep



Muy cerca está tu corazón
De encontrar las hojas de otoño
Quizá un tiempo dorado reine
Por los abismos

Tal vez el olvido mortal
Sea el más puro encantamiento
Y aun la rosa impronunciable
Llegue volando

Muy cerca tienes la mirada
Del desvelado para siempre
¿Quién podría cerrar los ojos
En ese cielo?

Tal vez el polvo te transforme
En la luna desconocida
Y alguien se pierda y no regrese
Bajo esa luna



Poema Miércoles De Ceniza de Giovanna Pollarolo



No quisiste humillar tu cabeza
ni mostrar tus lágrimas,
tampoco cambiar de vestido
cubrir tu cuerpo de cenizas
llevar un cilicio cuarenta días
en la cintura
para pagar tu culpa en pública penitencia.
Por todo ello, ¡he aquí!, me ha dicho Isaías
que te diga de parte de Dios:
no he oído tu oración ni he visto tus lágrimas
no te libraré de tus enemigos
tampoco te protegeré.
Temerás espantos nocturnos
los asaltos de las tinieblas en pleno día.
No mandaré ?dice Jeremías que Él ha dicho-
mis ángeles cerca de ti
para que te guarden en todos tus caminos.
No te llevarán en sus manos
tu pie
-y he temblado por ti al escucharlo-
tropezará en cada piedra.



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