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Poema Mcmlxxxiii/5 de José Antonio Cedrón



En esta casa alguien vivió antes, y antes.
Dejó clavos de punta en las paredes
la forma de sus manos en un viejo jabón
olores a tabaco, en el lavadero sucio.
Huellas poco confiables.
Vivió esperando un ruido que lo llame
desde el amanecer?
Lo imaginó esperando?
Lloró también de frente, aquí,
contra estas puertas?
Qué lloró como qué hizo
cuando el sol se le secó en el horizonte?
Qué sintió de esta lluvia debajo del papel?
humedeció sus miedos el cielo de este techo?
Dudó del calendario con las manos cerradas?
Del amor?
Compró pan en el barrio y fue observado?
Vio sonrisas por él y no hacia él?
Nombró con el silencio?
De qué cielo llegaba?
Escribió cartas?
En qué idioma dijo, señor no puedo más?
Era extranjero acaso?



Poema Materia de Jose Angel Valente



Convertir la palabra en la materia
donde lo que quisiéramos decir no pueda
penetrar más allá
de lo que la materia nos diría
si a ella, como un vientre,
delicado aplicásemos,
desnudo, blanco vientre,
delicado el oído para oír
el mar, el indistinto
rumor del mar, que más allá de ti,
el no nombrado amor, te engendra siempre.



Poema Mi Abuelo Murió Cuando Yo Nací de José Acosta



Mi abuelo murió cuando yo nací, alguna pared
divide su tiempo del mío. Cuando cerró los ojos
yo los abría al mundo. Mientras él se marchaba
mirando atrás las huellas de su vida, yo llegaba
iniciando sin él la continuación del camino.
Pero hay una región donde estamos juntos, un
territorio limpio donde jugamos con la misma
edad, cómplices de sonrisas, en la nube de sol
de un corazón de mujer.
De allí él jamás partirá, de allí no me
marcharé.



Poema Madre, Si Te Dijera Que Estoy Cansado… de José Acosta



1.4 Madre, si te dijera que estoy cansado de vivir no me lo creerías. Yo no sé cómo te está yendo allá, adonde te fuiste aquel día, dejándonos a todos llorando. Aquí, lo mismo, y eso es lo triste. La casa que habitaste la está destruyendo el tiempo, y en el jardín, tus rosas se secaron para irse contigo. Ya nadie nos conoce en el barrio; la vecina murió, y el gato, y aquel señor que un día te amó y que fue en la tierra nuestro padre. No sé, madre, si llegan a ti mis oraciones y si algún día volveré a verte para contarte más sobre este mundo. Sólo espero que estés bien y que no sufras.

1.5 No temas cuando al ver tu brazo extendido junto a tu cuerpo no lo sientas ni lo reconozcas. Es que la vida se ha ido de allí, se ha alejado dedo a dedo como si apagaran las luces de sus sentidos. Entonces verás la oscuridad verdadera, la eternidad materializada en la insensible lejanía de tu mano muerta, en la fragmentada rosa de tus dedos. Querrás llamar lo que ahora roza la palma helada de tu mano, ese aceite que de otro modo lo hubieras percibido tibio y distante como la dubitativa presencia del amanecer. Querrás peregrinar en el espacio vacío donde crece la rudeza de un puño, o la caricia que rueda por la arena como un ahogado. Pero es tarde y ya todo comienza, la vida tiembla a la orilla de tu muerte, llena de lamentos infinitos, de ruidos que se gastan, de aromas que persisten más allá del susurro. Pero es tarde y ya en ti campea, perdurable, el abandono.

1.6 Fracasaremos, y hay pavor en decirlo abiertamente, porque en el fondo, aun en el último segundo de la vida, no lo creemos a ciencia cierta. Pero es inútil no admitirlo, gritarlo a viva voz: ¡fracasaremos! Hacia cualquier lugar de la dicha que vayamos, en el refugio del triunfo, donde nos coronan, detrás de los laureles, fracasaremos. Y no hay un arco azul que nos redima, una mano propicia al borde del abismo, o una simple oración llena de culpa. Incluso al final de la carrera, al romper la cinta de la meta, en la eternidad que cruza ante nosotros dejándonos pasar, fracasaremos, y esa es la verdad.



Poema Muerte Natural de Jorge Pimentel



Me estoy muriendo mordí el anzuelo, caí en las trampas
estúpidamente, y ahora me contradigo con facilidad,
me extravío, me pierdo, y con la luz de un lamparín
cruzo puentes rústicos donde nadie me espersa,
donde no hay lugar preciso para mi cara que ya dejó
de ser columpio o lecho de fresas.
Me estoy muriendo, mordí el anzuelo, caí en las trampas
al tratar de entender lo que pasaba
al tratar de medir el alcance del engaño, la crueldad servida,
masivamente, matanzas que desbordaron los océanos
en montañas de cuerdos ofrendado como un sacrificio, como un rito
del que nunca participé, cuando nuestra inquietud
era otra o consistía en entender, si esas sombras dispuestas
al alba, eran para ser besadas, o simplemente para
observar su evolución en la forma cimbreante y espectacular
del relámpago.
Y todas fueron trampas a la larga mortales para nosotros,
sobre todo al tratar de explciarnos las siglas
que se multiplicaban como abanicos, como colas de pavo real.



Poema Muerte De Unos Zapatos de Jorge Guillen



¡Se me mueren! Han vivido
con fidelidad: cristianos
servidores que se honran
y disfrutan ayudando,
complaciendo a su señor,
un caminante cansado,
a punto de preferir
la quietud de pies y ánimo.
Saben estas suelas. Saben
de andaduras palmo a palmo,
de intemperies descarriadas
entre barros y guijarros…
Languidece en este cuero
triste su matiz, antaño
con sencillez el primor
de algún día engalanado
Todo me anuncia una ruina
que se me escapa. Quebranto
mortal corroe el decoro.
Huyen. ¡Espectros-zapatos!



Poema Muerte A Lo Lejos de Jorge Guillen



Alguna vez me angustia una certeza,
y ante mí se estremece mi futuro.
Acechándolo está de pronto un muro
del arrabal final en que tropieza

La luz del campo. ¿Mas habrá tristeza
si la desnuda el sol?. No, no hay apuro
todavía. Lo urgente es el maduro
fruto. La mano ya lo descorteza.

… Y un día entre los días el más triste
será. Tenderse deberá la mano
sin afán. Y acatando el inminente

poder diré sin lágrimas: embiste,
justa fatalidad. El muro cano
va a imponerme su ley, no su accidente.



Poema Mis Manos Y Mis Labios Y Mis Ojos de Jorge Guillen



Mis manos y mis labios y mis ojos
rehacen
con creciente embeleso
próximo al éxtasis,
activo sin embargo,
un incesante viaje
de reconocimiento que a la vez descubre
tanta comarca donde nunca es tarde:
Aurora permanente
sobre cimas y valles.

Entre las combas y las sombras
de tu hermosura no me pierdo,
y tu nombre claro proyecta
luz muy personal sobre tu cuerpo,
que está en mi amor y fuera de
su mágico radio secreto.
Y a esa tu vida, más allá,
bajo sol y luna me entrego,
toda tú estás conmigo,
nuestro doble futuro yo lo quiero.



Poema Melenas de Jorge Guillen



¡Oh melenas, ondeadas
a lo príncipe en la augusta
vida triunfante: nos gusta
ver amanecer -¡doradas
surgen!- estas alboradas
de virginidad que apenas
tú, Profusión, desordenas
para que todo a la vez
privilegie la esbeltez
más juvenil, oh melenas!



Poema Más Verdad de Jorge Guillen



Sí, más verdad,
Objeto de mi gana.

Jamás, jamás engaños escogidos.

¿Yo escojo? Yo recojo
La verdad impaciente,
Esa verdad que espera a mi palabra.

¿Cumbre? Sí, cumbre
Dulcemente continua hasta los valles:
Un rugoso relieve entre relieves.
Todo me asombra junto.

Y la verdad
Hacia mí se abalanza, me atropella.

Más sol,
Venga ese mundo soleado,
Superior al deseo
Del fuerte,
Venga más sol feroz.

¡Más, más verdad!



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