poemas vida obra m

Poema Madre de Miguel Florian



Abrí los párpados en medio de la noche
y tú estabas allí, insomne, aguardando
la lenta aparición, la inminente presencia
de la luz, del alba que no llega (del fuego
que regresa de una estación desierta)
y tú estabas allí, profunda y blanca,
tendida sobre la multitud de los instantes,
apartando la turbiedad confusa de mi sueño,
labrando el tiempo firme, inmóvil, de la muerte
(la edad remota de insectos transparentes
y arroyos escondidos) con su amargura
de mano inalcanzable, de boca detenida
sobre la frente nueva, de beso que separa
el porvenir, y lo devuelve al seno de la tierra,
al estallido ciego de otra edad. Abrí los ojos
y tú estabas allí, mirándome, en medio de la muerte.



Poema Mírame de Miguel D´ors



Desde ese tiempo diferente al mío
en que de una mirada ven Tus ojos
la semilla la rosa y los despojos
nacercorrerdesembocar al río

mira esta pobre vida desgarrada
entre el ayer el hoy y mil quién sabe
de los que sólo Tú tienes la llave
mírame en esta hora desolada

a tientas sin saber equivocándo-
me en todos los recodos del camino
confundiendo el veneno con el vino

mira qué Noche oscura qué sangrando
mira cómo hacia Ti se elevan juntas
desde mi herida todas las preguntas



Poema Muchacha Campesina de Miguel Antonio Jiménez



?Cuando tus senos alcen
apenas la camisa
te harán madre aunque sigas
siendo niña en el fondo
?.
A. Zitarrosa

Muchacha en el arroyo de los malos presagios
muchacha con el amor dormido en una hamaca
sacando de los sueños tu alegría
tu epidermis de sueño
tu mundial nacimiento
tu piel con el jabón de olor de un día de Reyes
llevas una provincia de gestos en tu estampa
en tu asombro goteado de dramas y canciones
donde juegan desnudas las caricias del viento
y el monte citadino que se amplía con tu blusa
y esa canela que regalas cada vez que miras
y esa infancia rosada bajándote las medias
donde las plantas del deseo bordan tu aire
la gracia de los niños jugando con la hierba
y esa batalla de pinchos reposando en tu pelo
donde buscándote se vuelve la migaja del mundo
todo el hechizo que ignoran tus miradas

¿Sabes?

Me preocupa tu silencio virgen
y el comercio que llevan tus pisadas
y este cielo nublado sangrando contrabando
y el campo con la sequedad de un golpe de tambor
hurgando en la aridez que profana tu llanto
exilada en el número que distrae tu bondad
envuelta en aire desde la leche que te niega la vida
la tierra poseída como despojo o burla
los domingos que nunca recitaron
los sudores de todos los domingos
y el raso que en tu ambiente
los galones lo ascienden al delirio
y el hambre como un gotero marcando el meridiano
en fin me preocupa
todo lo que de tráfico llevan tus traficantes
y ese verano ingenuo que nutre tus ojitos,
trato de convencerte para que no te traten
que el alcohol no marchite tu universal sonrisa
ese rojo de bija que pones cuando ríes
ese ruido surcando madrugadas
un jengibre tu voz como un aplauso
como el lenguaje que llevan en las manos
bastante gratitud para no defenderte
niña/ casi muchacha
niña/ casi cosecha de robos con machetes
niña/ preocupación como las de tus ojos
la que espero pintar para otra primavera.



Poema Meciéndose En El Agua de Miguel Antonio Jiménez



A mi madre Juanita Alcántara

Meciéndose en agua su mirada
roba una estrella carne de su luz
y el corazón desnudo en la palabra
al imán de la forma define su pureza
cuajando en la raíz del mediodía
su llama de costumbre en los demás
curva el sol sobre el tiempo sus labores
circula en el olvido la memoria del alma
toda la sombra es mundo y el mundo su mirada
y una forma sin mundo es la inocencia
derramado en latidos el viento de tu agua
derritiéndose en vida se desvanece el aire
en el pulso de luz de tu ternura.



Poema Mía De Nadie de Mía Gallegos



Mía gallegos.
Mía de nadie. Mía de mí.
Sin una biografía.
Tierna. Casi ácida.
Con un destino trazado
en una cruz.

Mía Gallegos. Mía de nadie,
de nadie, nadie, nadie, nadie.
Aferrada a la ternura
como único pan que no consuela.

Mía de nadie. Mía de mí.
Sin aire. Umbría.
Deja que el tiempo pase.
Deja que la vida pase.
Deja que el amor pase.
Deja que la muerte pase.

Mía sin biografía y sin abuelo.
Sin un sitio.
Ni siquiera santa.
Ni siquiera puta.
Mía de mí.



Poema Mi Rebelión de Mía Gallegos



Un día partí lejos.
Cuando mi padre se olvidó
que yo tenía senos.
Callé de golpe y dije adiós.
– Decir adiós es tener
pájaros feroces en las manos -.

Me fui hacia allá
donde todo es azul
y es torrencial y fresco:
la montaña.

Iba con mi arado silencioso
y un alto sueño de tambores
en las manos.

Inmensa,
conjugada con el viento,
recorriendo la cordillera
de mi vientre,
fresca como la santalucía
que nace libre
en los parajes.

Después ya nadie
me pronuncio en las clases,
ni en mi barrio
ni en mi casa.
Solo la leyenda
de mi valija al hombro,
con mi mochila de luz
creciendo arriba
de mi espalda.

Después,
ya nunca pregunto mi padre
si yo tenía lápida,
cruz
o alguna azucena dormida
entre los dedos.



Poema Mediodía Perfecto de Mercedes Escolano



Mediodía perfecto en Egipto. Antínoo duerme.
Diríase barbilampiño, algo rubio de sienes,
hábilmente depiladas sus piernas para hacer
más lenta y reiterada la caricia de Adriano.
Su cuerpo, apenas un botón de miel salvaje,
un cervatillo de oro bajo la faz del sol.
Entre los cuernos de Isis observó Ra
su belleza. Viera tan sereno y soberbio
adversario dulcemente dormido a la sombra,
que su celo desgarró la lona del toldo,
la cúpula sofocante del aire, quemando
con un rayo el ánade tibio de su pecho.
Quedaron a un costado, mudos, desencajados,
los ojos de Adriano, tristes como yeguas
que ahuyentar quisieran la muerte del amigo.



Poema Mundo Vegetal de Mercedes Durand



Yo conocí la edad de la palmera
Y el verbo de los blancos arrozales.
El mundo de los seres vegetales
Me dio la anunciación de Primavera.

Las rosas visitaban a la higuera,
El bálsamo curaba a los maizales,
El pino repartía madrigales,
La pascua su encarnada cabellera.

Hermano era el abeto de las tunas,
Amigo era el maguey de la gladiola,
Y novios tulipanes y aceitunas.

¡Amor, se respiraba verdemente!
¡Amor, gritaba al viento la corola!
¡Amor fue la canción de la simiente!



Poema Mundo Mineral de Mercedes Durand



La tierra se vistió de profetisa
Y alzando al infinito la mirada,
Cavó en su corazón la codiciada
Criatura mineral de pétrea risa.

En cobre condensó la luz rojiza
Que nace jugueteando en la alborada;
En hierro la pupila fatigada
Del día que entre lluvias agoniza.

Del sol canicular cortó un retazo
Cubriendo la desnuda piel del oro
Y dando eterna luz a su regazo.

¡El verbo mineral lanzó a los vientos
La fe del inorgánico tesoro
En dioses de telúricos acentos!



Poema Mariposas De Hielo Volaban… de Mercedes Durand



?Si el fuego que ahora abanican las mujeres se apagara de pronto, seríamos incapaces de encerdelo nuevamente, por la sola diligencia de nuestras manos?.
Alejo Carpentier.

Mariposas de hielo volaban sobre el río.
Frías estalactitas colgaban sus arañas
En las cuevas oscuras?
El mar se desbordaba
Y caracoles negros de miradas gigantes
Horadaban las playas?
Huracanes terribles arrancaban raíces
De abedules hermosos
Y elevados pinares?
Osamentas deformes de omóplatos torcidos
Y fémures calcáreos
Escribían sus huellas junto a los esqueletos
De enormes dinosaurios?
Las finas cornamentas de los alces perdidos
Colgaban de los troncos podridos de las aguas?
(Eran tiempos sombríos
de pájaros siniestros y de inviernos morados)
Lianas entumecidas por la manos del cierzo
Semillas congeladas y bellotas vacías
Felinos enterrados en dédalos de hielo
Mujeres anegadas en túnicas de limo
Pedernales de hombres
Hombres de pedernales?
El frío perforaba los párpados del sueño?
Fue entonces que en la noche de vientos acerados
El hombre de las cuevas
Aterido e insomne
Frotó medrosamente dos fragmentos de cuarzo
Y una chispa sublime le iluminó los ojos
Y esa noche hizo fuego
Por obra de sus manos?

En las profundidades verdosas de los bosques
Transitaban las piaras de antílopes y renos
Y en las vastas estepas de iluminados rumbos
Pastaban las manadas de caballos salvajes.
De pronto
En el silencio
Un zumbido imperioso distraía al rebaño
?rombo de hueso en vueltas de chasquidos extraños?
O la música nueva de una flauta de caña
Atraía a los renos
Y demoraba el paso
De los largos antílopes y los negros caballos?
El arco se extendía
Las flechas despuntaban
Y los dardos de hueso y las piedras agudas
Desangraban la estepa
Y el cazador volvía con el reno a la espalda.
Y en la noche preñada de insectos y conjuros
Los tendones resecos de los renos exangües
Vibraban al contacto de las manos golpeantes?
Y los magos bebían la sangre serenada
Y los hombres hundían sus cuchillos labrados
En las blandas entrañas de remos y bisontes?
Y las mujeres recias
De senos abundantes
Y pródigas caderas
Velaban junto al fuego
Y cuidaban que el viento
No apagara su llama?
De hierba humedecida formaron sus cabellos.
De obsidiana y turquesa
De jade y amaranto
Los ojos y los labios.
De carozos henchidos los senos opulentos.
De frutales manojos el sexo y las entrañas.
De troncos y de orquídeas las piernas y las manos?
Eva fue hacia la algaba y dobló sus rodillas
Ante el hisopo en rama
Y enredó sus cabellos en delgados carámbanos
Y juntó en su regazo los conos de los pinos
Las brasas de enebro
Las hebradas de ocote
Y los restos yacentes de las maderas muertas
Y después fue a la gleba
Y removió la tierra
Y arrancó la cizaña
Y sembró la semilla
Y luego sudorosa se llegó hasta la cueva
Con el rostro encendido
Y el cabello mojado
Y sumisa y alegre
Veló junto a la hoguera
Y segó las espigas
Por tiempos milenarios?
Y Adán fue el vigilante
El hombre que se hundía la cintura en las aguas
Y arponeaba a los peces
Y cazaba venados
Y ululaba en el cuerno de las noches de luna
Y atraía las huellas de los osos polares
Y de los ocelotes
Y los menudos cascos de las gacelas ágiles.
Adán atalayaba la pezuña y el rastro
La marea y la ovada
Y a las primeras luces
Descubría los cantos de pájaros extraños..

¡Adán era vigía?!
¡Eva la vigilaba!



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