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Poema Leche De La Cabra Negra de Luis Llorens Torres



Como medialuna blanca
en la medianoche negra,
tu blanca piel es la lumbre
que aluza mi hosca tristeza.

Tu piel le reza de noche
a la noche de la sierra
la letanía de la espuma
del salto de agua en las piedras.

Y a los luceros les trova
la más blanca cantarela:
la de la leche de ensueño
de la errante azul camella
panda en la travesía
entre la luna y la tierra.

Es la carne de tu cuerpo
carne de nuez cocotera,
cuajo de recién cuajado
queso de hoja de Isabela,
nieve de Blanca de Nieve,
y blanco vellón de oveja.
Alas de garzota blanca
son tus brazos y tus piernas.

Y eres toda ensueño blanco:
leche de la azul camella.

Luna y blanca, blanca
y luna novia en traje do azucena:
novia desnuda en la noche:
blanca la carne de soda,
blanca la cola de espuma
y blanco el velo de niebla.
Flor rociada de rocío
y llena de luna llena.
Flor que se desnuda
para que la gocen las estrellas.

Blanca sal. Azúcar blanca.
Cal. Cal viva en la cantera.
Polvo de almidón de yuca.
Polvo de arroz de Valencia.
Caracol de limpio nácar.
Vaso de horchata de almendra.
Huevo del cisne del cielo.

Leche do la cabra negra:
de la cabra de la noche
que en la inmensidad berrea,
paciendo sobre los astros,
y Dios lo sopla las tetas
quo se hinchan de infinito
y en vialácteas se deslechan.

Toda eres claro do luna:
la luna en tu carne riela.
Y toda, blanca vialáctea:
leche do la cabra negra.



Poema La Negra de Luis Llorens Torres



(A Félix Matos Bernier)

Bajo el manto de sombras de la primera noche,
la mano de Elohím, ahíta en el derroche
de la bíblica luz del fiat omnifulgente,
te amasó con la piel hosca de La serpiente.

Puso en tu tez la tinta del cuero del moroco
y en tus dientes la espuma de la leche del coco.
Dio a tu seno prestigios de montañesa fuente
y a tus muslos textura de caoba incrujiente.

Virgen, cuando la carne te tiembla en la cadera,
remedas la potranca que piafa en la pradera.
Madre, el divino chorro que tu pecho desgarra,

rueda como un guarismo de luz en la pizarra.
Oh, tú, digna de aquel ebrio de inspiración
cántico de los cánticos del rey Salomón.



Poema La Luna Durmió Conmigo de Luis Llorens Torres



Esta noche la luna no quiere que yo duerma.
Esta noche la luna saltó por la ventana.
Y, novia que se quita su ropa de azahares,
toda ella desnuda, se ha metido en mi cama.

Viene de lejos, viene de detrás de las nubes,
oreada de sol y plateada de agua.
Viene que huele a besos: quizá, esta misma noche,
la enamoró el lucero galán de la mañana.

Viene que sabe a selva: tal vez, en el camino,
la curva de su cola rozó con la montaña.
Viene recién bañada: acaso, bajo el bosque,
al vadear el arroyo, se bañó en la cascada.

Viene a dormir conmigo, a que la goce y bese,
y a cantar la mentira de que a mi solo me ama.
Y como yo, al oírla, por vengarme, le digo
«mi amor es como el tuyo», ella se ha puesto pálida.

Ella se ha puesto pálida, y al besarme la boca,
me ilumina las sienes el temblor de sus lágrimas.
Ahora ya sé que ella, la que en suntuosas noches
da su cuerpo desnudo, a mi me ha dado el alma.



Poema La Cuesta Del Asomante de Luis Llorens Torres



Deja, jibarita blanca,
deja que el jíbaro cante
y que a medianoche suba
la Cuesta del Asomante.

Deja que el jíbaro cante,
que le cante a otro querer,
y que subiendo la cuesta,
lo coja el amanecer.

Pa ca tas, pa ca tas, pa ca tas
pa ca tas, pa ca tas, pa ca tas

Arriba, caballo, ml caballo blanco,
arriba, caballo, ml caballo prieto;
mi caballo blanco,
mi caballo prieto;

que arriba está el pasto, la verde sabana,
y arriba está el agua, el blanco arroyuelo;
la verde sabana,
el blanco arroyuelo.

Deja que el jíbaro cante
y que a medianoche suba
la Cuesta del Asomante.

Pa ca tas, pa ca tas, pa ca tas,
pa ca tas, pa ca tas, pa ca tas

Y al fin mi caballo blanco,
y al fin mi caballo prieto,
la Cuesta del Asomante
al galope van subiendo.

– Pa ca tas, pa ca tas, pa ca tas
mis caballos de la noche,
pa ca tas, pa ca tas, pa ca tas…-
mis caballos estrelleros.

-Pa ca tas, pa ca tas, pa ca tas-
que agua y pasto de Dios tienen
-las flores de los senderos
y las aguas de los ríos
en que se caen los luceros-
y así se comen las flores
y así se beben los luceros.

Deja, mi jíbara blanca,
que le cante a otro querer,
y que subiendo la cuesta,
-pa ca tas, pa ca tas, pa ca tas-
me coja el amanecer.



Poema Hambre Azul de Luis Llorens Torres



Ensueño que estoy cenando
y que tu espalda es mi mesa,
acostada su blancura,
como en la playa te viera
nadando sobre la ola
o echada sobre la arena.

Mesa desnuda, sin nada
de mantel ni servilletas;
azucarada, olorosa,
pintada de miel de abeja
libada en los azahares
de la luna y las estrellas.

Mesa que en silencio siente,
y en silencio canta y reza,
y no dice una palabra,
y dice toda la ciencia;
abeja que pica el cielo;
luna que escarba la tierra.

Ave que raya el enigma
y con las alas abiertas,
por los siglos de los siglos,
de la nada al todo vuela,
y nada sabe de nada,
y todo lo sacramenta
con el óleo de los huevos
que en sus curvas cacarea
en las ondas de los nidos.

Mesa doctora en belleza,
en la ciencia de la gracia
y en la gracia de la ciencia;
y mesa, en fin, que en sus vuelos
sabe repechar la cuesta
que va de Newton al Dante,
del número a la quimera,
el infinito camino que hay
entre el cielo y la tierra.

Chorro de café que hirviendo
brinca de la cafetera,
se ve caer el rizado
chorro negro de tu trenza
sobre la espumosa leche
de la taza que se vuelca
y se derrama en tu nuca
y por tus hombros se riega.

¿Que la plata de tus nalgas
me brindará en sus bandejas?
En una, que rumbe y raje
el ronco ron de la tierra;
mientras la otra se me finge
digna de ser la bandeja
de la petenera copa
de Jerez de la Frontera.

Y en la planicie del talle,
que es el centro de la mesa,
el pan de Dios se me ofrece
al hambre azul que me incendia.
Al comerlo, así le grito
a la multitud de afuera:

No soy yo quien mata el hambre
esta noche en esta mesa;
no, hermanos; es nuestra especie
la que se cena esta cena;
toda nuestra especie humana
en su hambre de ser eterna.



Poema Germinal de Luis Llorens Torres



¿Qué me dicen desplegadas las nubes,
esas nubes de tus tristes ojeras?
¿Qué me dicen tus mejillas tan pálidas,
esas curvas de tus nobles caderas?

¿Qué me dicen tus mejillas tan pálidas,
tus dos cisnes ahuecando su encaje,
tus nostalgias, tus volubles anhelos
y el descuido maternal de tu traje?…

¡Oh!, yo escucho, cuando tocas a risa,
un allegro que del cielo me avisa,
y vislumbro, cuando el llanto te anega

en los lagos de tus ojos en calma,
las estelas de la nao de mi alma
que en el cosmos de tu sangre navega.



Poema El Negro de Luis Llorens Torres



Niño, de noche lanzábame a la selva,
acompañado del negro viejo de la hacienda,
y cruzábamos juntos la manigua espesa.
Yo sentía el silencioso pisar de las fieras

y el aliento tibio de sus bocas abiertas.
Pero el negro a mi lado era una fuerza
que con sus brazos desgajaba las ceibas
y con sus ojos se tragaba las tinieblas.

Ya hombre, también a la selva del mundo fui
y entre hombres y mujeres de todas las razas viví.
Y también su pisar silencioso sentí.

Y tuve miedo, como de niño… pero no huí…
porque en mi propia sombra siempre vi
al negro viejo siempre cerca de mí.



Poema El Drama Del Olvido de Luis Llorens Torres



El- La historia de nuestro amor,
que aún sahúma tu memoria,
fue breve como la historia
de la abeja con la flor.

Prisionera de la flor,
la abeja sabe libar
en su cárcel de azahar.

Y cuando liba la esencia,
recobra su independencia
y se vuelve al colmenar.

Ella- Te di el libro de mi vida,
para que tú lo leyeras,
y en sus páginas primeras
te deslumbraste en seguida.

Tu curiosidad herida
quiso el final conocer.

Y hoy lo cierras sin saber
que entre sus hojas extremas
hay los más bellos poemas
que dejaste sin leer.



Poema Carnaval de Luis Llorens Torres



Bella ficción de reinas y de reyes…
Oh, carnaval, alegre carnaval,
que unces tus yuntas de mejores bueyes
y aras la carne en el vaivén del vals.

Arado quo revuelcas corazones,
en surcos de dolor y de placer,
y arrancas las raíces y tocones,
que dejaron las siembras del ayer.

Queda, desnuda, la cachonda era,
apta para la nueva primavera,
que vaticina el grito del amor.

Grito y clarín de la fecunda guerra
en que hasta las lombrices de la tierra
sueñan el sueño de la flor.



Poema Bendito Sea El Diablo de Luis Llorens Torres



Bendito sea el Diablo, que me amarra
al rojo de su capa y de su pluma,
y mis sentidos en amor sahúma,
y en fuego de dolor los achicharra.

Brinda una flor en su espumosa jarra
y una mujer surgiendo de la espuma,
que urden el iris de belleza suma
en que se enciende el arco de su garra.

No importa si la flor es venenosa
o es el infierno la mujer hermosa
en cuya tentación he de caer.

Bendito sea el Diablo que me tienta,
si siempre ante mis ojos se presenta
con una flor y en forma de mujer.



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