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Poema La Flor De La Paz de María Cristina Azcona



Abre sus pétalos de terciopelo
Mientras la cubre gélido rocío,
Hecho de lágrimas que forman río,
De los que sufren sin tener consuelo.

Rosa el fulgor ya desvanece el frío
De su color bajo un celeste cielo.
Ya ni el dolor, el miedo o el flagelo
Sobreviven ante su aroma pío.

Quiere darnos paz bajo un sol dorado,
Esmeralda el cáliz, la faz sedosa…
Sentir que al fin el mundo está cambiado…

Flor que nos da su fruto, generosa…
¡Debería crecer sobre este prado!
¡En vez de muerte vil y guerra odiosa!



Poema La Hoyada de María Antonieta Flores



un lugar así no te detiene
temblando

pero ha venido esa excitación a tu carne
y la necesidad

de cerrar los ojos
para recordar

cerrarse
para no ver

los cuerpos que se abrazan en sus besos

sabes del ritmo de tu apetencia:
la dura contracción de tu vacío

pero tu instante es breve

pueden asaltarte
una voz se acerca con la mano extendida

la multitud no se apacigua por tu deseo

si tuvieras un rosario
pulirías una de sus cuentas

así lo llevas adentro

es blanco el tejido que te venden
de barato precio
y con prisa

en tus restos de aire
el plomo

insigne la violencia de los pájaros
y un golpe que a tu hombro recuerda

multitud de multitudes

sólo una gota cae
espesa

duelen las membranas

¿detenerte?
te preguntas

sólo buscas de llegar
pasar la llave
soltar los pesos de esta cárcel
desnuda
respirar una mínima seguridad de nada

con un sorbo de agua fría
recoges tus cabellos

atrás el bullicio y la rudeza

el silencio no te llega.



Poema Las Manos de Margarito Cuéllar



Una mano traza la palabra pájaro,
La otra escribe su jaula.
Juan Manuel Roca

Cinco lápices en cada una, para empezar. Vidente que lee sus resonancias y sus dobles anillos enmudece. No quieras transformarlos navajas o tijeras: piel o nostalgia, cuando mucho. Dije: dos puños, dos banderas, dos almas de alto joder. Digo: casas, vigías en la blandura de tu cuello, duendes en marcha sobre la superficie del amor. Leen el fuego las manos. Manos de hielo, manos de metal, manos que parecen pies. Hay manos que rubrican la noche con sus garfios. La palma de una mano es un libro dactilar: salterio el corazón, la llanura de Marte. Rimo: fortín del solo, hermanas y engranes. Dirimo: ramas sensoras, zonas diagramáticas, monte de la luna, libro de las respuestas.



Poema La Contemplación (iii) de Margarita Laso



la catedral de cal
desde los muros escupe el frío
y apaga el candelero

la organista mitiga las pasiones tubulares

en l tumbado frescos de tus buenos designios

contratalones la cicatriz de caudas y cráneos
que fueron arrastrados y rodaron

el portón y su chirrido de gallo degollado

largas la aldaba y la nostalgia
y el ahogo

un hongo en el atrio
la sombra que te nombra

la catedral contrita
resuella
como una flor de hollín
como sobre la arena
una ballena
entre caballos



Poema La Contemplación (ii) de Margarita Laso



tus besos
guatitambos de carne y jugo
el acento de la incertidumbre en cada movimiento
suave la nave de la lengua
las teclas de mader o de marfil
la exhalación del fuelle y sus columnas de aire
el órgano de la catedral
esófagos y pliegues lánguidos
como las algas del lago que se extinguen
los altares laterales
las alturas oscuras del coro
la cúpula húmeda de los besos
la cúpula de la hembra rezumante
la cúpula del hombre que rezuma
las válvulas de la vulva como un corno nocturno
la piedra estremecida con el intercambio de óleos



Poema La Contemplación (i) de Margarita Laso



y tus besos
como el órgano de la catedral
como sus tubos
largos
como el dejo de sus bajos

tus besos hondos
graves como la octava de pedales
cuyas lentas vibraciones son las últimas que escucha
el oído humano

fértiles como el teclado de tierra
y la resonancia de sus pesados temblores



Poema La Roca Viva de Margarita Carrera



Gracias, Amor, por esta dulce herida
y la blandura de mi sufrimiento.
Por la risa y el gozo y el lamento,
en tanta plenitud desconocida.

Bendito siempre, Amor, porque te siento
crecer en la ternura compartida
y por las aguas de tu mar sediento
que arrasa las orillas de mi vida.

Hoy sé que los rigores de tu fuego
consumió en llamaradas mi sosiego
y mi paz se hizo llanto y quemadura.

Ahora voy como barco a la deriva.
En los escollos de tu roca viva
rompió mi corazón su arboladura.



Poema Las Siete Virtudes Capitales de Márgara Russotto



He de alcanzar
Señor mío
prometo
la abnegación total
la obediencia irrestricta
la perfecta docilidad
la mortificación a toda costa
la castidad incorrupta
la soledad contenta
la paciencia con los locos
la pobreza entre los pobres
la perpetua clausura
el mayor desposeimiento
el olvido de la carne
y sobre todo
y para siempre
acallar
las injustificadas palabras

y así

el perfecto silencio.



Poema Lo Más Difícil De Contar de Marco Antonio Valencia Calle



No encuentro resignación en la fe, ni en la alegría de los alimentos litúrgicos.

Morirse es fácil y lamentar lo inevitable puede ser una banalidad para frívolos.

Las hazañas humanas tan raras como perdonar desaparecieron de mis límites, y ahora solo encuentro un montón de palabras secas regadas por pastorcitos en campos baldíos, o lo que es peor, en espíritus áridos y desplazados hacia la izquierda donde el sol se pinta de rojo y florecen las pasiones, los dolores, y claro, las dudas. Las dudas tuyas y las mías.



Poema Libres Hasta De Nosotros Mismos de Marco Antonio Valencia Calle



Te he dicho cosas horribles que te hieren toda, desde los huesos hasta la dignidad, y resistes sin morir porque eres joven y te faltan historias de amor por escuchar.

Mis argumentos son que todo pasa porque el destino tiene sus hilos y la silueta del barco sus rutas en el mar.

En la noche mientras duermes el mundo se convulsiona con la tragedia y el amor agrio.

Y cuando parece que ya nada tiene solución y la tristeza nos mata, del cielo llueven pedazos de hielo como lágrimas de Dios para animar.

Soy huraño porque no resisto el dolor de estar atrapado en las costumbres del amor, en la tibia tristeza cotidiana de unos besos, en la ruta que señalan los destinos bendecidos por los hombres, por gente que no sabe y no entiende que nada es para siempre, que siempre es bueno un pedazo de confusión para soñar.



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