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Poema La Guitarra de Max Jara



La guitarra tiene el alma de una niña de ojos claros.
En su caja guarda un nido tembloroso de gorjeos.
A jardín por primavera su cordaje yo comparo:
la tonada es una fuga de nostálgicos deseos
que susurran los ensueños de la niña de ojos claros.

Es un alma que ve rojo, sufre celos la guitarra,
cada cuerda, carne viva, se retuerce enronquecida
al contacto de la mano que se crispa como garra;
van temblores de beodo y estertores de suicida
en la queja desgarrante de la trágica guitarra.

La guitarra guarda un alma de mujer desengañada:
esas cuerdas son las canas de su testa fatigada;
hoy tan sólo queda el eco de su risa de coqueta,
y las notas son hermanas de la nieve esparramada
en la barba temblorosa de un romántico poeta.
La guitarra tiene un alma de mujer desengañada.

La guitarra sin cordaje es cual una sepultura,
en su puente se callaron los acordes de tristura
como mueren los sollozos en agónica garganta,
y su caja destrozada es retrato de la oscura
existencia en cuya sombra ningún trino se levanta
y no deja ni su nombre en la angosta sepultura.



Poema Lluvia de Matilde Alba Swann



Lluvia, hoy no te siento.
Hoy no eres nada
mas que agua vertical.
Apenas si te escucho
golpear el pavimento
y llamar con tu clave
sobre mi ventanal

Lluvia, hoy no eres nada
para mi desaliento
nocturno y abismal.

Cuando era niña hallaba
en tu cancion un cuento,
y ya en mi adolescencia
me diste un madrigal.
Ahora lluvia tengo
tanta tristeza adentro,
que no me dices nada
solo te oigo golpear.



Poema La Hermosa En La Orgía de Marwan Ben Abd Al-rahman* (prí



Su talle flexible era una rama que se balanceaba sobre el montón
de arena de su cadera y de la que cogía mi corazón frutos de fuego.
Los rubios cabellos que asomaban por sus sienes dibujaban un
lam en la blanca página de su mejilla, como oro que corre sobre la plata.
Estaba en el apogeo de su belleza, como la rama cuando se viste de hojas.
El vaso lleno de rojo néctar era, entre sus dedos blancos, como un
crepúsculo que amaneció encima de una aurora.
Salía el sol del vino, y era su boca el poniente, y el oriente la mano
del copero, que al escanciar pronunciaba fórmulas corteses.
Y, al ponerse en el delicioso ocaso de sus labios, dejaba el
crepúsculo en su mejilla.

*(Príncipe llamado Al-Taliq,



Poema Las Flores De Zapallo Corren Por El Aire… de Marosa Di Giorgio



Las flores de zapallo corren por el aire y por la tierra como una enredadera de bengalas; mi madre las siega, las pone en el cesto; de pronto, se estremece, queda inmóvil; pero, huye hacia la casa; y pronto, un aroma a óleo y a almuerzo recorre la casa. Estoy sentada en el comedor, trazo mis deberes,?tendré que cruzar el campo, que ir a la escuela? los platitos y las tacitas, en línea, como calaveras de nenas recién nacidas.
Surge un diablo; se para a mi lado. Mi madre ?desde allá? nota que hay algo extraño entre las paredes; acude; él se oculta; ella va hacia el jardín, dice algo por disimular; luego arriesga: ?? Creo que aquellos están otra vez; hoy vi uno en el zapallar?.
Yo nada digo; ella vuelve a su fuego y a sus flores. Él surge de nuevo, se para a mi lado ?es oscuro, hermoso, alto casi como un hombre?; me mira, me dice que me quiere, que va a ir conmigo por el campo.



Poema La Arboleda Luctuosa Giraba Como El Mar… de Marosa Di Giorgio



La arboleda luctuosa giraba como el mar. Cayó lluvia.
Sobre la calle quedaron unas piedras, chicas, y otras más grandes; eran
muchísimas; parecían pedazos de estrellas.
Brillaban con furia, con desesperación. Creía que se iban a ir como
liebres; y no se iban.
Entré corriendo; pero, todo era distinto. Los roperos abiertos. Los santos
¡sin marco y de pie!
Un pajarillo totalmente azul volaba, siempre, en el mismo lugar, al alcance
de mi mano: no lo pude espantar ni cazar.
Se me cayó la trenza, se me cayó el vestido, cayeron las azucenas y la taza.
Quedé prendida a no sé qué,
y a nada.



Poema La Tinta Del Blues de Marlon Meza Teni



Me basta acariciar la dentadura del piano para escuchar el grito de marfil que una manada de elefantes salvajes, acorralados en algún lugar de África, pudo refugiar de forma mítica entre el soplo de los ébanos del bosque?Lo sé, y cuando a mi vez escapo de mis sombras interiores, conjugo los silencios y los colores de la voz con una tristeza de lujo y charol, y me basta la noche y el humo de un whisky ajeno para poner falanges y metacarpos sobre la eufonía de la naturaleza? ?y quedar libre de calles?
y dormir con las manos manchadas de blues.

***

El ángel de la guarda del prostíbulo moría encerrado en la cómoda a la que acudíamos de niños para interrogarlo acerca del beso? Lo habían enviado como vigía de los tropiezos de una mujer que vendía primavera y estaciones como rutina laboral ; pero sin saber con quién, ella encontró un aleatorio viaje de ilusiones, para el cual su ángel no había recibido instrucciones.



Poema Los Días De La Inocencia de Marita Troiano



En el sesentidos éramos pocos en Chincha
La moral era clara
Nos conocíamos todos por nombres apellidos
Por signos
Por origenes
Algunos viejos rechazaban la costumbre de vivir
Y otros iban lento por las horas
Con sus libros cabalgando en los bolsillos
Con retazos de sol entre las manos
Hacia un pálido cielo Mudándose al silencio

Se andaba sin temor a la extinción
Entre plazuelas quietas con palmeras bordadas
Entre la luz polvosa
Sabiendo a las almohadas inocentes
El cuerpo cultivado en buena tierra
La sangre fresca

En el sesentidos hubo un verano largo y
muchas tardes lentas
Las sonrisas se cosieron a las sombras
y el alma se nutría a sol y caña dulce
Recostados en murallas de adobe
Retozando tibios entre milagros perezosos
con el metabolismo lento
Dibujando pisadas con zapatos de charol
Los trajes blancos y sombreros con gracia los domingos

Creyendo saber mucho del diluvio universal
De la uva negra
De los gallos haciéndonos nacer muy pronto
Del rumor del sol en la floresta
De las sábanas de hilo
Del mantel manchado en Navidad con vino tinto

En el sesentidos dormíamos temprano
(salvo en la Nochebuena y para la procesión del
Señor de los Milagros)
Los insomnios venían extranjeros
con las tierras de Arabia y lepra en technicolor
Los filisteos y Sansón entre pantanos
Y ese león de la Metro rugiendo en ecranes gastados

En aquel tiempo
todos pensábamos que el Papa era un santo
Kennedy un ángel de los cielos
Y rojo muy rojo todo el diablo
No nos herían el tiempo o los inviernos
Mariposas amarillas cubrían firmamentos
Y en noches de luna llena
Venían de visita los ancestros

En el sesentidos tuvimos dos eclipses
Un sol furioso al mediodía tres semanas
Y cincuentaycuatro tías montadas en tacones
Cansando letanías a quienes saludar por las mañanas
Aquel año sentí temor de Dios
Vergüenza de mentir y fueron mis pezones mas rosados
Me corrí del azufre como aroma del maligno
Y escuche dos maldiciones al vicario mayor
Por debajo de la luna que?
se tornó amarilla de repente

En el sesentidos estaba todo en orden
Mi cuello mi casa mi columna vertebral
y mi esperanza
Era tiempo de caricias
De cuentos de Calleja
De nueva historia universal
Éramos la gente de ese pueblo junto al mar
Que leía el periódico muy tarde en las mañanas
Éramos con la risa quebrando los temores
Alejadas las lágrimas
Jugando ?mundo?en la vereda con
cáscaras de plátano resecas
aliento a mantequilla
y a mermelada de ciruelas hecha en casa

En el sesentidos era feliz

Qué duda cabe!

Tenía apenas nueve años
Alejada la malicia de vivir
Iba sin soledades y mil sueños
corriendo por mi aldea consagrada

Fue un buen año aquel sesentidos
Muy buen año
De veras



Poema La Huésped Favorita De Mi Vida de Marita Troiano



Te amé desde el principio de tus días
cuando te cobijé en mi vientre
en ese fluído mágico
latiendo mis latidos
sudando mis sudores
esperando tu tiempo
No existía tu sombra
Eras una metáfora animada
germinando
materia de esperanza
(Cuando naciste
supe lo que era ser feliz
Esa palabra que creía solo una grafía escarlata)
Y pasaron los días de los años
y atravesamos por ellos de la mano
sumidas en la fábula
reconociendo el agua, la tierra y los colores de las cosas
robándonos un sol por las mañanas
constelaciones de plata
los luceros.
Eres una mujer chiquita
de cereal arcilla y coca cola
y cuanto más te conocía más te amaba
Golpe de suerte de mis entrañas veleidosas

El tiempo aquel se ha ido lejos
Hoy tienes diecisiete
y respetando el tiempo
se marcharon los tules, las hadas y los cuentos
los pétalos de azúcar
las sonrientes muñecas de polipropileno
el uniforme azul
tus pasos en silencio
Hoy siento que te escapas
hacia un jardín sin cercas.
(Estás abriendo puertas
temo cerrar ventanas
hoy que nuestras sombras se separan)
Se me vuela el alma
Estoy olvidando mi sonrisa
Conocerás la noche
Venus en ciernes
Verás que extraña y bella es su negrura
Caminaras sola
bajo los brazos transparentes de la luna
dueña de mil secretos
Empieza la aventura de vivir
ahora vuelas
expuesta al viento, a la lluvia, a las tormentas
Habrás de consentir a tus demonios,
Meterse fieros por entre tus costillas
Amar la soledad de cualquier día
Desear los días solos en silencio
y dar aliento a tus horas.
Conságrate a la vida sin temores
vive esa pirámide de fuego
que a tu edad se lleva dentro
Eres de las mujeres nuevas
de las que no se ciegan con relámpagos
de las que no se cansan en caminos con espinas
Mantén tu risa fresca su aroma de duraznos
Respeta al mar, sé amiga de mareas
del líquen, de la arena
Cumpliste diecisiete
ya eres una mujer hecha y derecha
Y aún sigo creyendo
que el amor y los milagros
no se dan todos los días
Para mí se hicieron ciertos cuando llegaste
aquella tarde rara en que le vi el perfil a Dios
Y hoy como al inicio de tu historia
sigues siendo la huésped favorita de mi vida.



Poema Los Sueños Escondidos de Marisa Trejo Sirvent



Yo quería hablar de ti
al recordarte de
un bosque o de una playa,
de la arena y el musgo rozando nuestra pie.

Me hubiera gustado decir
que hicimos sonar un caracol gigante
y que el sol caía sobre el mar
mientras hacías el amor.
Pero ni modos,
No se pudo.

Yo quería hablar de todas esas cosas
que nunca hicimos
pero no pude.
Recordé el Sambors de las Américas
y la avenida Alvaro Obregón
no recuerdo muy bien
donde nos acostábamos a bebernos
los sueños escondidos.

México D. F. 1980.



Poema La Palabra Palabra de Marisa Trejo Sirvent



Ya no podemos poetas
fingir demencia
inventar frases célebres,
tratar de ser auténticos,
taladrar las palabras
cada vez más vacías,
sin la fuerza que tiene
la palabra palabra.
Palabra que es inútil
terror, araña, bomba,
siglo veinte..

Tuxtla Gutiérrez, 1983.



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