poemas vida obra julian del casal

Poema El Sueño En El Desierto de Julian Del Casal



Cuando el hijo salvaje del desierto
Ata su blanca yegua enflaquecida
Al fuerte tronco de gigante palma.

Y tregua dando a su mortal fatiga,
Cae en el lecho de tostada arena
Donde la luz reverberar se mira;
Sueña en los verdes campos anchurosos
En que se eleva la gallarda espiga
Dorada por el sol resplandeciente;
En la plácida fuente cristalina
Que le apaga la sed abrasadora;

En la tribu que forma su familia;
En el lejano oasis misterioso
Cuya frescura a descansar convida;

Y en el harem, poblado de mujeres
Bellas como la luz del mediodía,
Que entre nubes de aromas enervantes,
Prodigan al sultán dulces caricias.

Pero al salir del sueño venturoso
Sólo ve, dilatadas las pupilas,
Desierto, el arenal ilimitado.



Poema Tristíssima Nox de Julian Del Casal



Noche de soledad. Rumor confuso
hacer el viento surgir de la arboleda,
donde su red de transparente seda
grisácea araña entre las hojas puso.

Del horizonte hasta el confín difuso
la onda marina sollozando rueda
y, con su forma insólita, remeda
tritón cansado ante el cerebro iluso.

Mientras del sueño baja el firme amparo
todo yace dormido en la penumbra,
sólo mi pensamiento vela en calma,

como la llama de escondido faro
que con sus rayos fúlgidos alumbra
el vacío profundo de mi alma.



Poema Paisaje Del Trópico de Julian Del Casal



Polvo y moscas. Atmósfera plomiza
donde retumba el tabletear del trueno
y, como cisnes entre inmundo cieno,
nubes blancas en cielo de ceniza.

El mar sus hondas glaucas paraliza,
y el relámpago, encima de su seno,
del horizonte en el confín sereno
traza su rauda exhalación rojiza.

El árbol soñoliento cabecea,
honda calma se cierne largo instante,
hienden el aire rápidas gaviotas,

el rayo en el espacio centellea,
y sobre el dorso de la tierra humeante
baja la lluvia en crepitantes gotas.



Poema Nostalgias de Julian Del Casal



I

Suspiro por las regiones
donde vuelan los alciones
sobre el mar,
y el soplo helado del viento
parece en su movimiento
sollozar;

donde la nieve que baja
del firmamento, amortaja
el verdor
de los campos olorosos
y de los ríos caudalosos
el rumor;

donde ostenta siempre el cielo,
color gris;
es más hermosa la luna
y cada estrella más que una
flor de lis

II

Otras veces sólo ansío
bogar en firme navío
a existir
en algún país remoto,
sin pensar en el ignoto
porvenir.

Ver otro cielo, otro monto,
otra playa, otro horizonte,
otro mar,
otros pueblos, otras gentes
de maneras diferentes
de pensar.

¡Ah!, si yo un día pudiera,
con qué júbilo partiera
para Argel,
donde tiene la hermosura
el color y la frescura
de un clavel.

Después fuera en caravana
por la llanura africana
bajo el sol
que, con sus vivos destellos,
pone un tinte a los camellos
tornasol.

Y cuando el día expirara
mi árabe tienda plantara
en mitad
de la llanura ardorosa
inundada de radiosa
claridad.

Cambiando de rumbo luego,
dejara el país del fuego
para ir
hasta el imperio florido
en que el opio da el olvido
del vivir.

Vegetara allí contento
de alto bambú corpulento
junto al pie,
o aspirando en rica estancia
la embriagadora fragancia
que da el té.

De la luna al claro brillo
iría al Río Amarillo
a esperar
la hora en que, el botón roto,
comienza la flor del loto
a brillar.

O mi vista deslumbrara
tanta maravilla rara
que el buril
de artista, ignorado y pobre
graba en sándalo o en cobre
o en marfil.

Cuando tornara el hastío
en el espíritu mío
a reinar,
cruzando el inmenso piélago
fuera a taitiano archipiélago
a encallar.

A aquél en mi vieja historia
asegura a mi memoria
que se ve,
el lago en que un hada peina
los cabellos de la reina
Pomaré.

Así errabundo viviera
sintiendo toda quimera
rauda huir,
y hasta olvidando la hora
incierta y aterradora
de morir.

III

Mas no parto. Si partiera,
al instante yo quisiera
regresar.

¡Ah! ¿Cuándo querrá el destino
que yo pueda en mi camino
reposar?



Poema Neurosis de Julian Del Casal



Noemí, la pálida pecadora
de los cabellos color de aurora
y las pupilas de verde mar,
entre cojines de raso lila,
con el espíritu de Dalila,
deshoja el cáliz de un azahar.

Arde a sus plantas la chimenea
donde la leña chisporrotea
lanzando en torno seco rumor
y alza tiene su tapa el piano
en que vagaba su blanca mano
cual mariposa de flor en flor.

Un biombo rojo de seda china
abra sus hojas en una esquina
con grullas de oro volando en cruz,
y en curva mesa de fina laca
ardiente lámpara se destaca
de la que surge rosada luz.

Blanco abanico y azul sombrilla,
con unos guantes del canapé,
mientras en taza de porcelana,
hecha con tintes de la mañana,
humea el alma verde del té.

¿Pero qué piensa la hermosa dama?
¿Es que su príncipe ya no la ama
como en los días de amor feliz,
o que en los cofres del gabinete,
ya no conserva ningún billete
de los que obtuvo por un desliz?



Poema Mis Amores de Julian Del Casal



Soneto Pompadour

Amo el bronce, el cristal, las porcelanas,
Las vidrieras de múltiples colores,
Los tapices pintados de oro y flores
Y las brillantes lunas venecianas.

Amo también las bellas castellanas,
La canción de los viejos trovadores,
Los árabes corceles voladores,
Las flébiles baladas alemanas,

El rico piano de marfil sonoro,
El sonido del cuerno en la espesura,
Del pebetero la fragante esencia,

Y el lecho de marfil, sándalo y oro,
En que deja la virgen hermosura
La ensangrentada flor de su inocencia.



Poema Introducción de Julian Del Casal



Árbol de mi pensamiento
Lanza tus hojas al viento
Del olvido,

Que, al volver las primaveras,
Harán en ti las quimeras
Nuevo nido;

Y saldrán de entre tus hojas,
En vez de amargas congojas,
Las canciones

Que en otro mayo tuvisteis,
Para consuelo de tristes
Corazones.



Poema En El Mar de Julian Del Casal



Soneto

Abierta al viento la turgente vela
Y las rojas banderas desplegadas,
Cruza el barco las ondas azuladas,
Dejando atrás fosforescente estela.

El sol, como lumínica rodela,
Aparece entre nubes nacaradas,
Y el pez, bajo las ondas sosegadas,
Como flecha de plata raudo vuela.

¿Volveré? ¡Quién lo sabe! Me acompaña
Por el largo sendero recorrido
La muda soledad del frío polo.

¿Qué me importa vivir en tierra extraña
O en la patria infeliz en que he nacido
Si en cualquier parte he de encontrarme solo?



Poema El Camino De Damasco de Julian Del Casal



Lejos brilla el Jordán de azules ondas
que esmalta el Sol de lentejuelas de oro,
atravesando las tupidas frondas,
pabellón verde del bronceado toro.

Del majestuoso Líbano en la cumbre
erige su ramaje el cedro altivo,
y del día estival bajo la lumbre
desmaya en los senderos el olivo.

Piafar se escuchan árabes caballos
que, a través de la cálida arboleda,
van levantando con su férreos callos,
en la ancha ruta, opaca polvareda.

Desde el confín de las lejanas costas,
sombreadas por los ásperos nopales,
enjambres purpurinos de langostas
vuelan a los ardientes arenales.

Ábrense en las llanuras las cavernas
pobladas de escorpiones encarnados,
y al borde de las límpidas cisternas
embalsaman el aire los granados.

En fogoso corcel de crines blancas,
lomo robusto, refulgente casco,
belfo espumante y sudorosas ancas,
marcha por el camino de Damasco.

Saulo, eleva su bruñida lanza
que, a los destellos de la luz febea,
mientras el bruto relinchando avanza,
entre nubes de polvo centellea.

Tras las hojas de oscuros olivares
mira de la ciudad los minaretes,
y encima de los negros almenares
ondear los azulados gallardetes.

Súbito, desde lóbrego celaje
que desgarró la luz de hórrido rayo,
oye la voz de célico mensaje,
cae transido de mortal desmayo,

bajo el corcel ensangrentado rueda,
su lanza estalla con vibrar sonoro
y, a los reflejos de la luz, remeda
sierpe de fuego con escamas de oro.



Poema El Arte de Julian Del Casal



Cuando la vida, como fardo inmenso,
Pesa sobre el espíritu cansado
Y ante el último Dios flota quemado
El postrer grano de fragante incienso;

Cuando probamos, con afán intenso,
De todo amargo fruto envenenado
Y el hastío, con rostro enmascarado,
Nos sale al paso en el camino extenso;

El alma grande, solitaria y pura
Que la mezquina realidad desdeña,
Halla en el Arte dichas ignoradas,

Como el alción, en fría noche obscura,
Asilo busca en la musgosa peña
Que inunda el mar azul de olas plateadas.



Página siguiente »


Políticas de Privacidad