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Poema El Hijo Deseado de Juana Rosa Pita



Poco ha cambiado el mundo
mas crecimos nosotros entre sombras,
la fija luz mutando cada vida.

Quise rendirte un hijo: por entonces
fue preciso robarlo
a una muchacha ayuna a nuestros ojos.

Y hoy que quisiera dártelo, renuncio
y anulando los nombres
te lo entrego de ensueño
con sangre y seña nuestra
para borrarlo nunca.



Poema El Arca De Los Sueños (81) de Juana Rosa Pita



Mientras yo me perdono
una vez más la vida
y tú peinas tus rebeldes ideas
mientras ellos se llenan los bolsillos
o siembran puños
y líneas divisorias
la poesía se mira en el espejo
y se sonríe:
se vislumbra
con su madera de alas ya umbría
partida en dos y al borde
del abismo
inaccesible casi:
el arca ya vacía en la montaña



Poema El Arca De Los Sueños (65) de Juana Rosa Pita



Hoy se ha caído la que soy
de la que fui
como un jinete que falló la prueba
de obediencia
(Hasta los árboles lo notan
y ya no se descubren
cuando pasa mi sombra)

La que seré no tolera esos ritos
y ha echado a la que soy
(con la que fui
como una piedra al cuello)
en el fondo del mar:
fosa común del sueño

Pero la que seré no tiene carne
y se ha desvanecido con su afán
(No sé quien escribió el poema)



Poema El Arca De Los Sueños (43) de Juana Rosa Pita



ce reveur définitif
Andre Breton

El rostro verdadero de los hombres
se refleja en la espalda de la luna:
cargadores de sueños
bajo el bochorno tenso
de un viejo mediodía
que se estrenó en la medianoche
de otra esfera
y dura todavía:
cargadores de sueños
a pura voz y alma
sembrando de canciones de huesos
y de sangre
la límpida figura piramidal
del infinito



Poema El Arca De Los Sueños (39) de Juana Rosa Pita



Mi vida se reduce a un descamino:
sangre y voz en pos del sueño
que se escapa
de la punta de mi pluma
siguiendo el túnel de mi brazo
al corazón del silencio

Mi vida es un pez conmovido
torpemente
por la angustia de la arena:
a pura sangre y voz
mi vida es la palabra impronunciable
que se agita
en la punta del sueño



Poema El Arca De Los Sueños (28) de Juana Rosa Pita



El sueño es como el amor
un centro sin confines circulares
carente de hemisferios:
un pez inesperado en cuya boca
se esfuman las ideas:
un pez ensimismado en cuyos ojos
se resuelve el océano



Poema El Arca De Los Sueños (26) de Juana Rosa Pita



El amor de unos ojos se mide
en años luz
en universos
y sin embargo
quién puede sostener un loco abrazo
tan siquiera una vida

Fatalmente los brazos
caen del sueño
como pájaros de agua
y allí quedan los ojos
centinelas
cautivos
de ese hermoso durmiente de los siglos:
el corazón del mundo



Poema El Arca De Los Sueños (22) de Juana Rosa Pita



Pon tus grandes amores
(como Abraham a su hijo
aquella cabizbaja madrugada)
en el altar que te señale el sueño

Y si por un milagro sobreviven
será
transfigurados por el rito en fuerza germinal:
para lanzarse
a poblar el desierto



Poema El Arca De Los Sueños (13) de Juana Rosa Pita



No hay isla para mí
(hasta los ciegos pueden ver los signos
pintados en los muros de la vida)
no hay isla y eso es todo
ni aquélla
ni ninguna
ni aún la más querida
de ese vasto archipiélago
que verdece en los sueños

No hay isla para mí
porque no hay playa a toda vela
ni pétalo habitable por mi nombre
(pregúntale a algún Juan si tiene tierra)
si sólo amar
de mar a mar
los brazos extendidos
y el grito a flor de voz
ardiendo a plena ola
pero nunca la arena de la isla
para plantarse allí
sembrando azul a ras del sueño



Poema Doute de Juana Rosa Pita



Qué deberá asentarse de mi viaje:
¿la caricia en el aire y los olores
o la inclemencia de los tiempos?
¿el esplendor oriundo del paisaje
o la humana aflicción?
¿la dicha de vibrar en lar nativo
o la fugacidad de esa vivencia?
¿la acogida de mi país en ti
o el ulterior redoble del destierro?

Antes me reconocerían
en Siena, donde acaso nunca esté,
que en la ciudad donde cumplí los veinte
y hago mía por licencia de ensueño.

Celebran mi dicción: no reconocen
mi piel, ni la orfandad que me dio voz
ni el gran rechazo en que forjé mi vida
ni lo inmenso que entiendo por amar.
¿Podré llamar tu suelo mío al fin?

Fuera de la poesía sin confines
¿puedo quedarme, aunque pierda el aire
donde doy la batalla del poema?
Dime si voy a habanecer contigo
como si fuera la Isla todavía
más que quimera, mi país real.
O sólo alcanzo a pregonar su luz,
la vapuleada gracia con que asume
los delirios culpables de sus penas.

¿Habrá concordia entre dolor y gozo?
Si algo se asienta en mí será el deseo
de no tener ya nada que decir:
de ser como sería antes del cisma.
Fatum de soledad que yo no canto:
soledad de alumbrar donde no vivo
soledad de vivir donde no asombras
soledad de arder donde no cuenta.



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