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Poema Los Niños Se Adormecen En Las Fuentes… de Juan Antonio Masoliver Ródenas



Los niños se adormecen en las fuentes
las madres se levantan y levantan
como ángeles que vuelan en la muerte
los sueños se despiertan y se espantan

ya llaman los relojes para el alba
la ropa está teñida en sus tendales
se levantan las faldas y la enagua
pasan los hombres por los ventanales

van las niñas desnudas con los cubos
a buscar agua al mar lloran y cantan
en sus sueños los dioses van desnudos
las niñas se levantan y levantan

en las torres del mar se oyen campanadas
en la orilla de sal duermen las algas
las niñas se abandonan en la cama
en los bosques del cielo están sus nalgas

en las casas oscuras duerme el agua
en los pubis de rizado encaje
los cuerpos se levantan y levantan
en sueños a merced del oleaje



Poema Lo Único Que Tenemos Es El Cuerpo… de Juan Antonio Masoliver Ródenas



Lo único que tenemos es el cuerpo
descendemos o caemos por los pozos del alma
y allí están las orillas y la arena, las
casas de madera abandonadas, el recuerdo
del aro y las canicas, la luz
en las paredes de las calles, allí
están los gemidos de los muertos
que estaban en el patio de la casa,
en el bar de los bailes y las mesas
de mármol. ¿Qué trenes oigo
entre el oleaje? Tropiezo con las puertas
y los árboles, llega la lejanía
de muy lejos, y el cristal de las fábricas,
los caminos se borran, encontramos
pájaros y alimañas y caballos,
bosques de telarañas
y ropa polvorienta. Las madres
del prostíbulo nos besaban
el vientre y allí nos levantamos
abrazados al cuerpo, abandonados,
en los soles del agua
la mano que nos lleva a la ceniza,
a la ciudad de calles circulares
borrada eternamente por la luz, oh
ciudad de los muertos y de iglesias,
de muchachas desnudas en la nieve,
de reyes y corceles y de cruces,
frágiles primaveras en los bosques,
me voy continuamente por el puente
a la isla más triste de las aguas,
gime tan lejos de cuclillas madre,
la hermana muerta araña los cristales,
meto en sacas el pan enmohecido,
busco y a abro puertas de la luz.
Qué suave y delicada es esta muerte,
era el amor, era el jardín aciago,
era el olvido que ahora ya no es nada.
Todo lo que tenemos es el cuerpo
y todo lo que tiene el cuerpo es la muerte.



Poema En Un Jardín De Estatuas Que No Existen de Juan Antonio Masoliver Ródenas



En un jardín de estatuas que no existen
donde juegan los niños al verano,
en un jardín donde transcurre el tiempo.
En las sillas de lona abandonadas
junto al mar de setiembre y limoneros
y ventanas azules con veleros.
¿Por qué tiene la torre de la iglesia
sus relojes parados a las doce
de la noche de otoño y por qué se oyen
los pasos de la muerte en los pasillos
de la casa del bosque y por qué el viento
enturbia el aire blanco de la tarde?
La arena y la mimosa, el humo inmóvil,
los caballos dormidos en las puertas,
las cruces carcomidas por la lluvia,
el vuelo sin sentido de los pájaros,
el olor del estiércol en las guaridas,
el agua entre las barcas de la bruma,
la luz en la llovizna de la niebla:
la casa de la puerta sin aldaba.





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