Poema Alianza De Orgullo de José Miguel Ullán
No hay más cera que la que arde; ni poema encendido en la victoria.
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No hay más cera que la que arde; ni poema encendido en la victoria.
peligro con el deseo, con el exceso.
Doblez bisexual:
Por dentro, lancinante procesión; antruejo pajarero a flor de trono.
Innecesario, otro estilo.
No te imagino heroica
tampoco en vano
Déjame al ir
Velarte
Sin dar tu nombre
Virtud de no estar nunca
Lo suficiente
En cualquier parte
Si la mano va y pierde la cabeza y, en un doble ademán de supresión, rompe la flecha y borra el blanco, ciérrase luego sobre el gran reloj, sangra y se ofrece al vilipendio abyecto, nada esperes que iguale esta pasión, Teoría.
A todo lo demás diles que bueno.
El sordo dios: la carcajada inmóvil.
Murmullo de otra luz será tu fe. Aléjate de la expresión forzada o del silencio amilanado. Oye tan sólo la armonía neutra de lo indeciso e indomable. Deja abierta la puerta más sumisa.
Esa ignorancia zumbará en tu oreja. Fraternalmente.
Persistente, la rosa. Esclavos somos de raíz. Rosa hedionda, zozobra y estupor de la mordaz melancolía.
A la fosa nasal llama la Historia con sus inciensos categóricos. Corre el verso al runrrún del sacrificio, de mar a mar y seductor.
¡Musa servil! Sobre tu altar, un huracán de esperma.
Llora, porque toda mirada entraña error.
Mas los andrajos, horca, palio y cruz no morirán por este llanto. Mejor, fulgir a solas y rezar en balde. ¿Cómo el topo? Así; dueño de la penumbra y de su asfixia.
Hablando por hablar. A ciegas. Ojo del corazón, quema el paisaje.
En la noche risueña del destierro, libre ya de la ley y del instinto, un charco de agua clara me detuvo. Moja el dedo cordial trazando un círculo y su humedad al paladar le encasca.
Boca del lobo: donde renace el sinsabor, la palabra acecha. Acre es la música cibal del signo.
Yo le saco la lengua, alargo el paso.