poemas vida obra jean arp

Poema Y Golpea Y Golpea Y Golpea de Jean Arp



GOLPEA

y sigue golpeando y otra vez
y así a continuación
y una vez dos veces tres veces hasta mil
y vuelve a empezar con más fuerza
y golpea la gran tabla de multiplicar y la pequeña tabla
de multiplicar
y golpea y golpea y golpea
página 222 página 223 página 224 y así a continuación hasta la página 299
pasa la página 300 y continúa por la página 301 hasta la página 400
y golpea ésta una vez hacia delante dos veces hacia atrás tres veces
hacia arriba y cuatro veces hacia abajo
y golpea los doce meses
y las cuatro estaciones
y los siete días de la semana
y los siete tonos de la escala
y los seis pies de los yambos
y los números pares de las casas
y golpea
y golpéalo todo junto
y la cuenta está hecha
y da uno.

De ?Días deshojados?

Versión de Jesús Munárriz



Poema Sofía 2 de Jean Arp



¿Cuál era tu sueño
cuando dejaste esta orilla?
¿Soñabas con una balsa de estrellas a la deriva,
soñabas con abismos de candor?

Separaste las esferas intransigentes
para tomar una flor.
Eras el eco de un mundo de luz.

Las mariposas representan una escena de tu vida
que muestra el despertar de la aurora en tus labios.
Una estrella se forma siguiendo tu diseño.

La cortina del día cae para ocultar los sueños.
Eres una estrella que se transforma en flor
La luz se desliza bajo tus pies
y alas radiantes te rodean como un cerco.

La flor se balancea en sus alas.
Ostenta una joya de rocío.
Sueña con una lágrima de sutileza.
Sus besos son perlas.

Ella desaparece, desaparece
en su propia luz.
Ella desaparece, desaparece
en su pureza, en su dulzura.

Soñaste sobre el índice del cielo
entre los últimos copos de la noche.
La tierra se cubrió de lágrimas de gozo.
El día se despertó en una mano de cristal.

De «On my way»

Versión de Aldo Pellegrini



Poema Manchas En El Vacío de Jean Arp



(fragmento)

la edad vive de cabello en cabello
a través del aire que ha quedado huérfano
vive como un huevo
que empolla frutas
sobre una cuerda tendida entre dos alas
el aire tiene la edad de las alas
las frutas nacen de las alas
las hojas de las alas sangran
sobre las colas del aire

*

cabezas de muertos
que brillan como soles
ruedan sedientas hacia la fuente del vacío
desdeñadas por los patos avaros
los mamones glotones
y los y etcétera

*

las paredes son de carne humana
los hongos tienen voz de trueno
y enarbolan espadas enormes
contra los ratones ancestrales
que tienen dientes de elefantes

*

las tetas de porcelana se balancean
sobre algunos trapecios
entre ramas de corbatas
mientras las estrellas cuchichean
y vuelan de fruta en fruta

*

el fin del aire
y el fin del mundo
son redondos como globos
pero mientras el fin del mundo
está sentado en su silla plegadiza
el fin del aire salta
desde un árbol de torneos
hasta una jaula vacía
que revolotea en lo blanco

De «Taches dans le vide»

Versión de Aldo Pellegrini



Poema El Padre, La Madre, El Hijo, La Hija de Jean Arp



El padre se ha colgado
en el lugar del péndulo.
La madre está muda.
La hija está muda.
El hijo está mudo.
Los tres siguen
el tic tac del padre.

La madre es aire.
El padre vuela a través de la madre.
El hijo es uno de los cuervos
de la plaza San Marcos de Venecia.
La hija es una paloma mensajera.

La hija es dulce.
El padre come a la hija.
La madre corta al padre en dos
come una mitad
y ofrece la otra a su hijo.

El hijo es una coma.
La hija no tiene cola ni cabeza.
La madre es un huevo espoleado.
De la boca del padre
penden colas de palabras.

El hijo es una pala rota.
Por eso el padre se ve obligado
a trabajar la tierra
con la lengua.
La madre sigue el ejemplo de Cristóbal Colón.
Camina sobre sus manos desnudas
y atrapa con sus pies desnudos
un huevo de aire tras otro.
La hija repara el desgaste de un eco.

La madre es un cielo gris
y abajo muy abajo se arrastra
un padre de papel secante
cubierto de manchas de tinta,
El hijo es una nube.
Cuando llora llueve.
La hija es una lágrima imberbe.

De «Le Voilier dans la forét»

Versión de Aldo Pellegrini



Poema De Carne Y Hueso de Jean Arp



Un péndulo de carne y hueso
toca el abecedario.
Las nubes respiran en los cajones.
Una escalera de mano sube por una escalera
de mano y lleva a la espalda
a la mujer escalera.

El espacio está sobre aviso.
Ya no duerme como la leche.
Se columpia en la lengua
de un recuerdo piadoso.
El espacio está bien lavado.
La desnudez de una cruz
la descripción de una lágrima
la descripción de una gota de sangre
en una gruta de carne y hueso.

En el plano ruidoso de nuestro siglo
un cordelito perdido
se pone a contarnos
que sirvió para hacer bailar
pirámides de carne y hueso
sobre sus vértices
como peonzas.

Dame de tus montes,
tienes más de mil.
Yo te daré a cambio
viento y porcelana de viento.
Te daré árboles mutilados
con manos de puntillas.

Te daré una corona de carne y hueso
y un gran sombrero lleno de miel.
Te daré además
uno de mis jardineros
que me riega de día y de noche.

De «Días Deshojados»

Versión de Jesús Munárriz





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