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Poema Epitafio de Javier De Bengoechea



Dos perfiles, son dos, en el inerte
yacer del afilado caballero,
pero un solo perfil, el verdadero,
haciendo la moneda de su muerte.

Moneda del vivir -azar y suerte-
ya jugó su caer triste y austero,
y ahí está el amante más sincero
esperando un amor que lo despierte.

Ya en línea y trazos fieles se resume
su enérgico morir tan delicado,
de amante que en olvidos se consume.

Qué fragancia de besos que no ha dado.
Oh valeroso y único perfume.
Oh, el morir en olor de enamorado.



Poema El Soneto De La Voz Más Suave de Javier De Bengoechea



( Madrigal decadente )

Esa garganta en que su voz habita,
adelgazada, amor en lo que cabe,
ni es comparable a nada ni se sabe
con qué vecinos pájaros limita.

Y si, a tal perfección, trino imita,
podría tutearse con el ave
este soneto de la voz más suave.
si su más suave voz me lo recita.

Su voz tan suave apenas si se siente.
Como suelen soñar los aburridos,
sueño un morir poético y consciente.

Primero han de morir otros sentidos.
Yo bien lo sé: definitivamente
la muerte me arrastrará por sus oídos.



Poema Beso de Javier De Bengoechea



Aquel clavel que abrió tu llamarada…
Aquella inolvidable quemadura…
Aquella doble y única locura,
¡ay!, maravilla fue, mas será nada.

Recordaré el clamor de tu mirada.
Recordará tu voz mi mordedura,
mas se deshojará mi dentadura
sobre el otoño de mi boca helada.

Ese beso me pesa gravemente.
Ha de caer a tierra por mi peso,
pero puedo y te amo todavía.

Y en los alrededores de mi frente
tendrá la maravilla de aquel beso
su consulado de melancolía.



Poema Ahora, Sí de Javier De Bengoechea



Ejercicios de amor, los que ahora hago,
y los que hacen conmigo. Sacrificios
sin duda, y de dudosos beneficios.
Hoy, mérito es amar. Ayer, halago.

Antes, cuando los cisnes sobre el lago,
amante era el mejor de los oficios.
La humanidad, delicias y delicios
pagándose con besos. No era pago.

Dichosa aquella edad, pero se acaba,
y el aquel -nunca más– de todo ello…
Se amaba, ¿de verdad?, pero se amaba.

Porque el labio era rojo y era bello,
deseaba, buscaba, y lo besaba.
¡Y amor, Dios mío, amor llamaba a aquello…!



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