poemas vida obra j

Poema Jorge Nunes de María Cristina Orantes



Desde el paisaje huraño y desvelado
que acogió entre la niebla mi figura,
rescata mi memoria la más pura
imagen que guardara del amado.

Revivo silencios del pasado
en el beso amarrado a mi cintura,
y descubro una llama que perdura
en el minuto ayer eternizado.

Entre la brisa fresca del verano,
brotando desde el cuenco de su mano
la nota del laúd llegó a mi oído.

Me cubre nuevamente su fragancia
y a golpe de encenderse en la distancia
treinta años retoñaron del olvido.



Poema Jamás de Manuel Magallanes Moure



Ante nosotros las olas
corren, corren sin cesar,
como si algo persiguieran
sin alcanzarlo jamás.

Dice la esposa: ¿No es cierto
que nunca habrás de tornar
junto a esa mujer lejana?
Y yo contesto: ¡Jamás!

Ella pregunta: ¿No es cierto
que ya nunca volverás
a celebrar su hermosura?
Y yo contesto: ¡Jamás!

Ella interroga: ¿No es cierto
que nunca habrás de soñar
con sus fatales caricias?
Y yo respondo: ¡Jamás!

Las olas, mientras hablamos,
corren, corren sin cesar,
como si algo persiguieran
sin alcanzarlo jamás.

Dice la esposa: ¿No es cierto
que nunca me has de olvidar
para pensar sólo en ella?
Y yo le digo: ¡Jamás!

Ella pregunta: ¿No es cierto
que ya nunca la amarás
como la amaste hasta ahora?
Y yo contesto: ¡Jamás!

Ella interroga: ¿No es cierto
que su imagen borrarás
de tu mente y de tu alma?
Y yo murmuro: ¡Jamás…!

Los dos callamos. Las olas
corren, corren sin cesar,
como si algo persiguieran
sin alcanzarlo jamás.



Poema Jerusalén, Una Copa De Vértigo de Luisa Futoransky



Las rosas de Jerusalén son complicadas
Los peregrinos desesperan
El camino de las rosas de la verdad
es absoluto.

Y me duele/s tanto.



Poema Júbilo Y Caída de Luis Benítez



Armonía primera allí te vi, no era necesario
mirar las partes de tu reino entero pero allí te vi
y no quise detenerme en tu orilla, tu orilla
que está en las simples cosas llenas de tu ondulante sombra.
Qué delicadamente, luz en la luz, centro del día,
te corporizas o elijes una sencilla forma cuando nos prestas tus ojos
y cómo un eterno amor nos lleva de la mano
a tus criaturas, allí donde eres sí,
en lo animado, la infinita danza,
la queja misma de cuanto existe.
Alta serenidad todo es tu vaso y cada uno
declara tuyo un color nuevo. Es abril
de un año que para ti no cuenta y sin embargo
un dulce calor te trajo aquí a mi lado. Era yo apenas
una certeza esta mañana y la espuma del sueño
y los lados del día se apagaban en mí.
Bastó pedir, correr a tu contagio,
para que un soplo sobre las cenizas que empolvaban las cosas
encendiera de nuevo el mundo de carbunclos,
las amatistas del aire… ¿las múltiples facetas
de tus brillantes vidrieras, de dónde vienen,
de qué sima profunda o de qué cima pública y expuesta,
de qué otro tiempo apenas visitado,
apenas entrevisto en el fuego del fuego?

Peor ayuno no hay, que el que hay de ti.



Poema John Keats de Luis Benítez



Caen sobre él los actos inútiles del día.
John Keats recuerda y es también de otros el recuerdo:
humillaciones, rostros y palabras
hacen de un pozo la noche repetida.
?Fanny Brawne me has alejado,
tú me has acercado a Keats y era lo mismo?.
Suena tan distante el Mar del Norte
para ser cada segundo todos los mares,
pero si lo que fue y será mañana brilla
en su oscura hora presente, ese hombre pequeño,
inclinado sobre el verso, lo adivina.
Presiente que será uno y va a ser todos
cuando es tan caro el precio de eso múltiple:
ya no lo amparará el primer fervor por las palabras,
no aliviará sus horas la furia, perdida, de estar vivo
ni lo protegerá la noche pedida de ningún olvido;
nada lo salvará de tanto
que es, en su medida, tan un poco.
John Keats será John Keats, será nosotros.



Poema Jade Y Perla de Leticia Luna



Pronto será un texto vivo
se alza y ya es una palabra
La letra balbucea y se convierte en música

La mujer se llena de gozo
El hombre da a luz una Letra
La mujer lame
El hombre ronronea
La mujer lo atrapa en el pulgar del Cielo
El hombre resbala por el índice del Tiempo
La mujer siempre ha estado ahí
El hombre va a un mitin
La mujer es una guitarra azul
El hombre tiene un girasol en la mirada
A la mujer le han crecido dos ramas
El hombre va a la playa y regresa
La mujer aúlla sin convertirse en lobo
El hombre trae a casa un oso y un delfín
para ver morir la luna
La mujer abre la ventana para verlos volar
El hombre canta mariposas
La mujer se las come hambrienta
El hombre llora una lluvia de estrellas sobre el frutero
La mujer le da una cerveza por el tallo
El hombre cree que es una flor y se marchita
La mujer se apresura a componerlo
El hombre pone cara de reloj descompuesto
La mujer intenta conciliar el sueño
El hombre dice el tiempo se ha apagado



Poema Julio de Julio Herrera Y Reissig



¡Frío, frío, frío!
Pieles, nostalgias y dolores mudos.
Flotan sobre el esplín de la campaña
una jaqueca sudorosa y fría,
y las ranas celebran en la umbría
una función de ventriloquía extraña.

La Neurastenia gris de la montaña
piensa, por singular telepatía,
con la adusta y claustral monomanía
del convento senil de la Bretaña.

Resolviendo una suma de ilusiones,
como un Jordán de cándidos vellones
La majada eucarística se integra;

y a lo lejos el cuervo pensativo
sueña acaso en un Cosmos abstractivo
como una luna pavorosa y negra.



Poema Jabón De Sosa de Juana Castro



Hervía en la caldera de bronce sobre el fuego.
La sosa devoraba el saín de la vida
y ella sola sabía la entraña del milagro.
Inmensa, se enfriaba la tarta
del color de los ríos,
para luego cortarla
en cuadrados pedazos aromados de limpio.

Hoy que ella se muere como se ha muerto el rito,
una niña recoge del cauce de un arroyo
el fruto de una piedra: arena y tosca y ocre,
cómo sabe su frío a la orfandad del labio.



Poema Juego de Juan Ramon Jimenez



(EL DÍA Y ROBERT BROWNING)

El chamariz en el chopo
?¿Y qué más?
El chopo en el cielo azul
?¿Y qué más?
?El cielo azul en el agua
?¿Y qué más?
?El agua en la hojita nueva
?¿Y qué más?
?La hojita nueva en la rosa
?¿Y qué más?
La rosa en mi corazón
?¿Y qué más?
¡Mi corazón en el tuyo!



Poema Juguetes de Juan Gelman



hoy compré una escopeta para mi hijo
hace ya tiempo que me la venía pidiendo
y comprendiendo mi hijo que no hay plata que alcance
pero pidiéndola proponiendo los sitios de la cocina de la pieza
donde recién traída la escopeta esperaba
que él saliera del sueño donde estaba esperándola
para verla tocarla convertirla despuués en otro sueño
no para matar bichos o pájaros o arruinar las paredes las plantitas
o bajar a la luna de su sitio lunar
no para esas pequeñas cosas molestas mi hijo quería su escopeta
y esta noche la traigo
y escribo para alertar al vecindario al mundo en general
porque que haría la inocencia ahora que está armada
sino causar graves desórdenes como espantar la muerte
sino matar sombras matar
a enemigos a cínicos amigos
defender la justicia
hacer la Revolución
y además compré una camita pa!ra mi hija
donde acostará a su muñeca cubriéndola con el trapo amarillo
como esa noche que yo estaba por escribir un poema
intentando apresar los rostros últimos del bello amor humano
imperfecto perfecto como una madre oscura
acercándome a ellos casi rodeando su aire
cálido como un fuego cara a cara a su fuego
oyéndolos temblar inasibles
y mi hija me tomó de la mano para mostrarme la muñeca
que ella había abrigado es su cuna
tapándole los ojos pintados con un pedazo de papel para que pueda
dormir
y le besó la frente
le dijo que descanse
y yo volví a la mesa y en silencio guardé mis papeles vacíos



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