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Poema Tres Poemas Ágiles (i) de Isabel De Los Ángeles Ruano



La casa no tiene ni paredes ni puertas
pero es mi casa,
como mi caballo sin cascos,
mi caballo sin silla,
como mis sueños duros,
como esta palabra dura,
como esta garganta dura,
mi garganta.

Me monto sobre el alba
y descuartizo las rosas de la primavera.
Mi rosa no tiene pétalos,
sólo espinas,
pero es mi rosa.
Mi palabra es áspera
y montaraz
yo no tengo requiebros para nada,
pero descuartizo a las rosas,

monto mis sueños y mi caballo,
vivo en mi casa
y hablo con mi palabra.



Poema Poema De La Sangre de Isabel De Los Ángeles Ruano



Aquel que yo parí
remonta mi sangre a todas las generaciones
hasta Adán.

Trae la voz encontrada de la raíz

en que germiné

y quizás perpetúe mi estirpe
hasta cuando el mundo termine.

El que parí
es resultado de violencias inexplicables.

Está tatuado
para siempre tatuado
de las llamas que me han florecido.

Tiene designios en el caos
o turbulencias sin nombre
heredadas del día en que conocí la luz,
del instante en que me mostró la faz de Dios
o del enigma en donde las tinieblas
han incinerado la razón.



Poema Onán de Isabel De Los Ángeles Ruano



Con horas viejas colocadas en desvanes y
perspectivas deshabitadas
con silencio de lluvia y azucenas que se tiñen con
la tarde
las manos acarician la soledad, penetran sus
vertientes
y producen el vértigo mientras un rayo se
desprende.
(Afuera los jardinillos tiemblan, demudados).

Estremecimiento de armazones de hojarasca,
sin ningún galope, y con una suave, dulce
violencia
delineando la alcoba.

No hay ira, sólo la ternura pequeña, íntima,
del instante desflorado sin entrar ni a la luz ni
a la sombra.

De esta manera las manos se desciñen de sí mismas
y se sienten de barro, y así puras,
han sido desfloradas de su ruta
y se muestran como dos clowns grotescos
danzando sobre la nieve.

En el misterio, junto al vagido muerto,
en el calor perdido de una chimenea apagada
por miles de milenios de rostros convulsos
pudo entonces, Onán, encender una hoguera.



Poema Muerte En El Tiempo de Isabel De Los Ángeles Ruano



Telarañas oscuras,
cárcel amarga,
sombras luctuosas,
arena,
tumba que adviene
en cada escalón
sin sentido
bajado
a escondidas,
ocultando el rostro
para negar
un nuevo amanecer.



Poema Mis Manos de Isabel De Los Ángeles Ruano



Estas manos mías conocen la ascención suprema
y la más burda ignominia.

Son como dos relámpagos audaces
o como dos humildes golondrinas cautivas.

Se entrecruzan en una plegaria o aman
con santidad o con delirio
y se asustan del fuego
y chocan contra un rostro.

Estas manos mías saben mentir
y son urgentes. Me han dado la pasión sublime
y la ternura de un ángel de luz.

Tienen reminiscencias de ala desteñida
y saben de los surcos del vuelo
Conocen todas las fiebres.



Poema Los Farsantes de Isabel De Los Ángeles Ruano



Para ir decapitando monumentos
hace falta el silencio,
los santones hicieron sus columnas
pero no tienen estandartes.

Qué lugar daremos a cada quién
en nuestra historia?
Ya ni siquiera importa,
los héroes están muertos
y cada quien fabrica sus hazañas.

El tiempo es un invento malévolo,
nunca aprendió a creer
en la verdad
porque nació desnudo como los hombres,
y, además, es que existe la verdad?



Poema Los Desterrados de Isabel De Los Ángeles Ruano



Hoy he visto un cementerio vacío,
solo un niño
correteaba sobre las tinieblas,
corría huyendo de los asesinos
y quería atrapar una mariposa.

Entonces me dolió tener la voz
de los desterrados,
me dolió que no me dejaran gritar,
me dolieron las víctimas, la carne torturada,
me dolió la miseria.

Lloré sobre las flores, entre los muertos,
bajo la luz del cielo, entre geranios tristes,
lloré con el gemido de las cocinas deshabitadas,
con el coraje de los desempleados, con la
apagada
linterna de las barriadas escondidas.

Lloré por mis anhelos asesinados,
por esta sorda metralla que ciega,
por no tener donde decir, por no poder hacer,
por el dolor de los que estamos desterrados,
amargamente desterrados, escabulléndonos,
morosos de las tumbas, inquilinos de las criptas
que esperan.



Poema Los Del Viento de Isabel De Los Ángeles Ruano



Nosotros, los del viento,
los que llevamos versos incrustados
al centro del timón de nuestra sangre.

Nosotros, los portadores de enredaderas turbias
nacida en lo incierto de la raza.

Sí, los que llevamos el destino broquelado
más allá del color de nuestro sexo,
más allá de las voces de la herencia,
más allá del dolor de nuestro grito.

Sí, iremos cantando, cantando,
como si germinaran las palabras
y no fuera prestado nuestro aliento;
como si en verdad la luz nos recubriera
y no tocara la muerte a nuestra puerta.

Desde el corazón al alma
nos vemos royendo nuestras propias ansias,
nosotros, los seres de la tarde aniquilada,
los del perdido otoño, los del viento,
los que llevamos nuestra vida
más atada a los cielos que a la tierra
y que vamos cantando, desde siempre, cantando.



Poema La Noche de Isabel De Los Ángeles Ruano



Qué edad, qué frío, qué tormenta

puede ser más terrible

que una noche

a solas,

una noche sin nada, una caverna

olvidada, un pasaje secreto,

de hielo.

Y digo una noche a solas

una noche de tiempo.

Y no hablo de sexo

ni del calor de un cuerpo,

no hablo de alguien, de algo,

hablo de una noche a solas

frente al universo,

en el infinito,

a solas con el cosmos chispeante,

con preguntas fósiles,

con nosotros mismos,

con todo.



Poema Hora Sin Soporte de Isabel De Los Ángeles Ruano



Hoy pierdes un objeto, mañana otro,
como si te arrancaran a pedazos la vida;
te mutilan la voz, te quedas sin lágrimas
te cuentan del suicidio de un amigo.

Mueres a pausas tu también.
de ayer a hoy
cada dolor es una nueva llaga,
en cada instante hay una herida

El mundo de las cosas, caprichoso,
no responde a tus ideas, se te escapan los
objetos
como pequeños tiranos, se te esconden,
y te hacen girar y girar, golpearte la cabeza,
o mascar trozos de papel con ira desbordada.

Pierdes todo lo que has amado,
te hundes sin retorno en cada pliegue del
pasado

Y de súbito un caos interior,
la tempestad, la locura, toda la rebeldía,
lo indescriptible se te mete dentro,
tensos los nervios, los dientes encorajinados…
… y el tedio invencible de las horas vacias…



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