poemas vida obra i

Poema Insecticida de Héctor Rosales



Ocurrimos cuando vencía el dilema,
el acoso del desorden, las malas noticias.

Nos bautizaron
con un signo de interrogación
en la frente baldía.

En algunos casos
amor encendió los signos
por unos u otros extremos
y el humo que se formó en el espiral
ahuyentó por un tiempo
a los insectos.



Poema Isla Matutina de Guillermo Pilía



Nacías de continuo, isla matutina,
aún no arraigada al fondo de este río,
para acrecentar el verano y nuestros mitos,
entre vuelos de aves que emprendían
sus tempranas migraciones, en las noches
de serenas aguas aluvionales.

Día a día celebrábamos tu nacimiento, la botadura
de las naves recién calafateadas,
los viajes a las provincias extranjeras;
la fundación de un templo, de un gobierno; la luz
de un nuevo astro descubierto por los astrónomos;



Poema Isla En El Pensamiento de Guillermo Pilía



Noche junto al río. Serena emerge
esta isla en el pensamiento,
en el recuerdo de los días infinitos:
grandes vigas de madera que se elevan
desde el agua, gigantescas agujas
de relojes lunares, o tal vez plegarias
por los muertos insepultos. Maderas
de pie como cimientos
de antiguos palafitos,
despojadas de vida, olorosas a peces,
negras por el alquitrán
de los buques petroleros.

Retorno del canto: amarran en las vigas
los barcos de huesos que arriban
desde el fondo del río;
y grandes hortensias
llevan a sus tumbas subfluviales.



Poema Instante de Guadalupe Grande



Caminar no es suficiente
el polvo del camino no hace vida
La mirada se aleja
Agua sobre el papel
y espuma sobre la palabra

Eres una grieta en el tiempo, Padre:
nada en ti dura y todo permanece.

Pronunciar la primera palabra
y acudir el desastre fue todo uno,
en aquel instante en que te dibujamos
el rostro de los días.

No pudo ser,
nunca pudo ser,
nunca habría podido ser,
y sin embargo, tenaces son las sombras
en su vocación de carne,
obstinado su aliento
y terca su palabra.

Vivir no tiene nombre.



Poema I- (de Urca*) de Graciela Cros



El desterrado sin ayer sabe
que la memoria es el espacio donde ocurren las cosas
por la segunda vez
Sabe
que memoria es verdad
que verdad no es olvido
y espera
-grito atado con trapos-
aprende
a esperar

desnudo, sin edad,
recorre el camino hacia atrás
para reunir bajo la luz de los Jardines de Urca
las claves de su NIÑO

Y por último el mar

que NO responde

Barrio de Río de Janeiro, Brasil



Poema Instantánea de Gonzalo Rojas



El dragón es un animal quimérico, yo soy un dragón
y te amo,
es decir amo tu nariz, la sorpresa
del zafiro de tus ojos,
lo que más amo es el zafiro de tus ojos;

pero lo que con evidencia me muslifica son tus muslos
longilíneos cuyo formato me vuela
sexo y cisne a la vez aclarándome lo perverso
que puede ser la rosa, si hay rosa
en la palpación, seda, olfato

o, más que olfato y seda, traslación
de un sentido a otro, dado lo inabarcable
de la pintura entiéndase
por lo veloz de la tersura
gloriosa y gozosa que hay en ti, de la mariposa,

así pasen los años como sonaba bajo el humo el célebre
piano de marfil en la película; ¿qué fue
de Humphrey Bogart y aquella alta copa nórdica
cuya esbeltez era como una trizadura: qué fue
del vestido blanco?

Décadas de piel. De repente el hombre es décadas de piel, urna
de frenesí y
perdición, y la aorta
de vivir es tristeza,
de repente yo mismo soy tristeza;

entonces es cuando hablo con tus rodillas y me encomiendo
a un vellocino así más durable
que el amaranto, y ahondo en tu amapola con
liturgia y desenfreno,
entonces es cuando ahondo en tu amapola,

y entro en la epifanía de la inmediatez
ventilada por la lozanía, y soy tacto
de ojo, apresúrate, y escribo fósforo si
veo simultáneamente de la nuca al pie
equa y alquimia.



Poema Ironía de Gonzalo Osses A Vilches



A ti te gustaba el hecho
que yo dijera ser poeta

Pensabas que así me tendrías
y yo -baboso- te escribiría
largos y encendidos versos.

Versos que exaltaran tu belleza
que hablaran al lector de tus virtudes
para que no existieran dudas
sobre la grandeza de tu alma
y la firmeza de tus besos.

Y así, con tu cara de portada de revistas,
querías ser Gala, ser Matilde,
para elevar tu feo nombre
a la categoría de musa,
inspiradora de artistas

¿no es irónico, entonces
que el primer poema que te escribo sea éste;
escrito en estos días,
al cumplirse tres meses de la noche en que te fuiste?



Poema Inventario de Gonzalo Osses A Vilches



Esta ciudad sin Dios, este amorío,
estos versos inspirados por el alcohol,
el día que llegué y tu te habías ido,
tus compactos y los libros,
que dejaste en el cajón.

El cruel naufragio de todas mis creencias,
los pecados que nunca voy a contar,
la redención que entre tus piernas buscaba,
mi felicidad truncada,
cuando te hiciste a la mar.

Las cosas que me dices cuando te callas,
esas palabras mudas que no entendí,
los besos que se pudren en nuestros labios,
tus consejos más que sabios
que nunca quise seguir.

Mi constante batalla entre los dos sexos,
los mundos que me invento para escribir
mi terco deseo de nunca llegar a viejo
el poema de Vallejo
que leías para mí.

Mi colección de discos de Calamaro,
la guitarra que nunca aprendí a tocar
toda mi esperanza rota entre los cristales,
esa foto de mis padres
que siempre me hizo llorar.

Mi primer libro de cuentos que fue censurado,
una mala obra de teatro que no estrené,
la insólita sensación de sentirse amado,
mi título de Abogado
y el master que nunca fue.

Las cincuenta veces que me preguntaste ¿me amas?
Y las cincuenta veces que te mentí,
el denso olor a semen que ahora me asalta,
el amigo que me falta
y los besos que no di.

Un rock and roll amargo de Joaquín Sabina,
los güisquis que me tomaba antes de almorzar,
cuatro cajas vacías de anfetaminas,
dos gramos de cocaína
y mi dosis de Prozac.

Las lunas que he besado yo en otros ojos,
las soledades negras de mi depresión,
del resto de mi vida, sólo despojos,
mis berrinches, mis enojos,
mi cojera al caminar.

Todo el verde que perdí y encontré en tus ojos
el negro que me quedó al volverlo a perder,
el humo de este, mi último cigarrillo,
con el dedo en el gatillo
y la pistola en la sien…

Este es el recuento oscuro de lo que tengo,
un inventario gris de mis secretos,
un epitafio siniestro, una letanía al viento,
en el peor de los casos, mi testamento,
y ?por supuesto? el último de los versos que te escribo.



Poema Introducción de Gonzalo Osses A Vilches



El verde ha sido verde desde mucho antes que tú y yo fuésemos nosotros
y de mucho antes que ambos volviésemos a ser extraños.

Cuando vivíamos en rojo y soñábamos en azul, ya lo echábamos de menos,
cuando me hundí en el negro y te fuiste tras el blanco supimos que nos era ajeno.

Pero cuando lo tuvimos fuimos felices.

Por eso amor, ahora que el silencio se ha instalado entre nuestras miradas,
ahora que el olvido ha vestido nuevas ropas, que el perdón se ha tapado la boca;
el hastío me ha vuelto daltoniano y mi vida se ha quedado sin color.

Por eso amor, me cuesta tanto olvidar esos días,
y por eso, de todos los verdes que he perdido ?y los he perdido todos?
ha sido el de tus ojos, lejos, el que más ha dolido.



Poema Isla Ignorada de Gloria Fuertes



Soy como esa isla que ignorada,
late acunada por árboles jugosos,
en el centro de un mar
que no me entiende,
rodeada de nada,
?sola sólo?.
Hay aves en mi isla relucientes,
y pintadas por ángeles pintores,
hay fieras que me miran dulcemente,
y venenosas flores.
Hay arroyos poetas
y voces interiores
de volcanes dormidos.
Quizá haya algún tesoro
muy dentro de mi entraña.
¡Quién sabe si yo tengo
diamante en mi montaña,
o tan sólo un pequeño
pedazo de carbón!
Los árboles del bosque de mi isla,
sois vosotros mis versos.
¡Qué bien sonáis a veces
si el gran músico viento
os toca cuando viene el mar que me rodea!
A esta isla que soy, si alguien llega,
que se encuentre con algo es mi deseo;
?manantiales de versos encendidos
y cascadas de paz es lo que tengo?.
Un nombre que me sube por el alma
y no quiere que llore mis secretos;
y soy tierra feliz ?que tengo el arte
de ser dichosa y pobre al mismo tiempo?.
Para mí es un placer ser ignorada,
isla ignorada del océano eterno.
En el centro del mundo sin un libro
sé todo, porque vino un mensajero
y me dejó una cruz para la vida
?para la muerte me dejó un misterio.



« Página anterior | Página siguiente »


Políticas de Privacidad