poemas vida obra h

Poema Huella Dejada de Renata Durán



Huella dejada
por el aire
en las arenas
de un planeta
que eché a rodar.
Trompo feliz.
Hoy se detuvo.



Poema Himno (i) (a La Luz) de Angel Crespo



Oh la hermosura de la luz,
que habla
sin palabras, y toca
sin llegarse, y nos sabe
aromar sin ser jara ni de rosa
forma o tinta mostrar. Oh la frescura
de la luz, río ancho,
lago profundo, alta
cascada, arroyo armónico
de sombra y de trinos
de hojas verdes
y alguna que se cae
marchita. Oh la ternura
de la luz que, pudiendo
cegarnos, sus profundos
ojos anida entre su propia alada
cabellera inmortal, que nuestro paso
aligera, pudiéndonos dejar
marchitos en el valle, que nos cura
los recuerdos más próximos
para que la podamos saludar
junto ala muro caído. Oh la cordura
de la luz, que nos deja desvariar
mientras ella sonríe
en el verde del junco, de la avena
en el ramo inclinado, y llora un poco
en la plata que arrastra
la brisa; que prefiere
repartirse en lo claro de lo oscuro
de la sazón. Oh la dulzura
de la luz que se aparta
al paso de la muerte
y, al punto, es más sustento
y más sabor ?abeja
intangible y discreta
que de sí hace su miel-. Oh la figura
invisible y cambiante
de la luz, vista siempre
hacerse más y más
hermosura, más luz entre su luz.



Poema Hambres (iii) (a La Luz) de Angel Crespo



Los inmortales toman su sustancia
de tus cavernas infinitas, de
tus abismos que se hunden
como sube la hiedra por el tronco,
por el aire
baja el relámpago, ilumina
y retorna a su flor;
como el día se extiende
en sus estancias sin puertas ni cúpulas
que cierran todas las salidas
y entrecruzan sus dobles linternas,
de ti la obtienen. Nada nuestra,
acaparadora de ortos
innombrables, que un día surgirán
sobre tus pies desnudos,
tendrán, para nosotros, senos tales
que muramos sin preguntar
en su redondez impoluta,
miradas que sostengan las nuestras
sin apartarse, largas comas
undosas, en que está todo color
como en la luz, que nos los muestra, todos;
y, voz unánimemente profética,
en nuestra propia nada
contemplarán la que comparten ellos,
hombres de hambre con sed.



Poema Herencia Del Fuego de Andrea Luca



Aprendo, desaprendo, me prendo
como la chispa sobre la paja.
Alumbro
y me extingo en la posibilidad de la vela.
Devoro y calcino
cuando el fuego es mi hambre,
también ilumino el íntimo rincón
de la alcoba. Soy llama
que a sí misma se nombra.
Llamada
y llamarada en un bosque bajo el trueno.
soy rayo que ilumina y serpentea
con eléctrica convulsión en la noche
de la sangre. Y humo que se alzará
de mi sombra como un volcán durmiente
donde bailan las pavesas.



Poema Hay Que Vivir La Vida Como Un Sueño… de Andrea Luca



Hay que vivir la vida como un sueño.
Respirar el fondo profundo de la pesadilla
sabiendo que hay un despertar.
Hay que vivir la vida como si tuyo
fuera el guión y otro el protagonista:
la calle en un día de lluvia
contemplada desde la ventana.
Vivir es el humo del cigarro
que se consume entre los dedos.
Sólo la ceniza perdura, Ave Fénix
en metamorfosis.

Vivir es una maravilla con Alicia
en el país del cuerpo, y un naipe
en la mano que se deshoja
igual que las margaritas.



Poema Homenaje Al Secreto de Andre Cruchaga



Traigo soledad. Creció conmigo.
Tú sabes que ha sido un deshilván
Que en ti ha desbocado
Como un secreto atajo.
Entre palabras y palabras
Hemos hecho ríos y tejidos.
Nadie sabe el sacrificio
De crecer callando y desangrar;
Nadie puede entender la tormenta
De rubores indecisos de sí mismos.
Umbrella del aliento
Y de este gozoso sacrificio.
Nada es si las caídas
Naufragan en silencio
Y quedan sólo sus espectros.



Poema Herido En La Memoria de Andre Cruchaga



Recuerdo las frondas del combate
Frente al tiempo que parecía
Estático, frente al campo abierto.
Pregunté por ti desde las ramas
Del sueño y su claroscuro:
Supe que podíamos tallar
Nuestras figuras y macerar
El alma con la corriente hipnótica
Del anhelo y del buen augurio.
No creo que olvides al brazo
Que espera abierto para recibirte;
Porque el olvido como la espera
Lucen como el llanto
Y el pecho ahógase en su respiro.



Poema Hay Una Larga Sequedad En La Esperanza… de Andre Cruchaga



Al poeta Rolando Elías, in memoriam.

Poeta 1
Hay una larga sequedad en la Esperanza.
Hay sombras de mármol en la conciencia.
Hay vanos ángeles en los sueños.
Hay tumbas en el orgasmo de los árboles:
Savia sacra de la materia entre losas.
Hay una luz que no duerme:
Carneros de una dulce ingenuidad.
Hay en las lágrimas un hilo apretado
De vagas noches sin raíces.
Hay frases de una densa impaciencia:
Mojado corazón de los labios.
Hay inmortalidad en las palabras
Del gusano que roe lentamente la carne.
Hay ocaso en el secreto alado de los nombres,
En la psique que sueña, en el delirio del alma.
Hay mordeduras en el silencio
Como libros gastados que cierran su ciclo.
Hay polvo picoteando los párpados;
Pero no polvo enamorado
Como dijera don Francisco de Quevedo,
Sino polvo deshaciendo la vida en vacíos inefables.

Poeta 2
La muerte es mágica:
Desangra los tiempos o los coagula.
Se habla de la vida que retorna desde los muertos,
Del alma, del espíritu y lo eterno.
De pronto me doy cuenta que la muerte es espectral:
En ella transitan paisajes alados
Como un río de pájaros entre las sombras
Que van soñando caminos
En las escaleras de las nubes.

Poeta 1
No muere sólo la carne que mantiene
Las estaciones de la vida,
Sino el hálito infinito de fe y Esperanza.
Por desgracia, hablo de una y otra muerte:
La que me envolverá un día con el musgo;
La otra, la que deshace el interior del alma.
Es un eco abriendo la memoria:
Vitral de bolsillos vacíos
O noche infinita de sollozos.
Hay cosas efímeras como la hoguera;
Se reza y los labios sangran ungidos de saetas.
Ya lo dijo Rubén: ?Agobiada conciencia
Mata el ideal de pronto?.
¡Ah, ?yo soy un esqueleto misterioso y escueto;
Guardián de mis abismos y mis sombras?!

Poeta 2
Se viene de un mar de símbolos viscerales.
Esa es la primera batalla que se libra;
Luego se inventan las parábolas y los sueños.
El milenario resplandor del orgasmo,
Los audífonos ancestrales de la cópula,
Los desnudos pétalos de la luz,
La bitácora sutil de las emociones:
El amor con sus eternos ausoles.
Después el pulso calla sus líquenes;
El ideal ?aquél ideal enhiesto? tórnase bruma
Y muere ante la prominente realidad
Que nos impone el mármol de las soledades.

Poeta 1
Bebo el humo de la noche
En el ciego invierno donde navegan mis sueños.
De madera ha sido hecha mi vestidura final
Y de oscuros infinitos mi futuro.
Hay cosas que quedan en el horizonte:
El río de la memoria
Que hace de las aguas
Una cárcel de apretados fantasmas.

Poeta 2
¡La vida, erosión de los vientos!
De todos los vientos que empujan a un barranco sin latidos.
De todos los sueños sin verdor ni raíces.
De toda la muerte convertida en tierra.
De toda la fe hecha herrumbre.

¡Ah, humano espejo de martirios!

Poeta 1
Resistiendo a la oscuridad que desciende
He sentido el llamado.
Dichosa tú, muerte, siempre lúcida;
Resplandeciente lluvia que quiebra en brevedad
La espiga temprana o adusta.
Tú, eterna y honda y diligente.
Siempre encarnada en los recintos de la carne.
Siempre en los carámbanos de la luz.
Siempre como arpón en la mesa de las ilusiones.
Siempre sombra súbita en la arenilla del amanecer.
Siempre sueño final sin la urgencia del reloj.
Siempre una piedra en la doctrina subterránea de la tierra.
Siempre eterna y honda. Siempre súbita e insólita.
Siempre desnuda y tenaz. Siempre gaviota o lágrima.
Siempre todas y la misma.
Siempre todas y la misma.
Siempre… y sin embargo, andando en la gracia de la vida.

Poeta 2
De qué vale matar los infortunios,
Si ellos por sí mismos son cadáveres:
Bestias del más grande dolor,
Llanto del vacío en la antorcha de la angustia.
La pudrición de las entrañas es genésica:
Un navío lentísimo como la noche.
Se nace, y ya, muerte, proclamas la victoria final.
Minuto a minuto la vida combustiona.
El cuerpo gime en el abanico de sus ríos
E incesante arde en los silbidos del fuego.
Así se va corroyendo el alma.
Así se va sollozante el pájaro de la vida
Por esos enlutados violines de los calendarios.

Sobre los cabellos del viento ?lucero galopante?
Va la vida, ternura deshecha en cenizas.



Poema Haberes de Andre Cruchaga



Es como si estuviera en medio de una niebla espesa?
José Saramago: Ensayo sobre la ceguera

Hay historias para no contarse nunca
Hay encuentros al final de un túnel
Miedos
Vacíos
Golpes
Papeles sonrisas obtusas
Hay lenguas reducidas a astillas
Días encapuchados
Hay días que pasan como trenes
Dejando sólo una estela
Humo
Amontonado sobre rieles
Hay tiempos en que el sueño
Sólo tiene lugar en las postales
En las caravanas
En las ofrendas patrióticas
En la bandera nacional
Hay asilos para cementerios
Y fotógrafos para la última hora
Hay ventanas lentas
Como moscas sorbiendo
El aire de los sueños
Hay paciencias con caries en la memoria
Ecos prehistóricos respirando
Silencios fatuos
Insectos de papel reptando en el sol
Hay sábanas como rejas
Vacíos que succionan la sangre
Hay manos en la plaza
Y ojos y sueños y esqueletos
Que el viento dispersa como polvo
Hay puertas sin destino y no llevan a ningun sitio
Hay vitrinas y vidrios y vidas
Sin idioma
Piedras silenciosas
Hay círculos donde se aprenden
Las partituras de medianoche
Y aguas tornando en ceniza los sueños
Hay noches sucesivas con ventanas ciegas
Flores oscuras
Esperando en el balcón de la Esperanza
Hay pájaros sin alas
Y sin embargo esperan que amanezca
Hay balcones y olvidos
Llaves enterradas
Cunas desvencijadas
Hay sombras en la puerta
Con un alud de mariposas muertas
Y una espesa niebla de espadas?



Poema Hubo Un Tiempo de Ana Rossetti



Hubo un tiempo en el que el amor era un
intruso temido y anhelado.
Un roce furtivo, premeditado, reelaborado durante
insoportables desvelos.
Una confesión perturbada y audaz, corregida mil
veces, que jamás llegaría a su destino.
Una incesante y tiránica inquietud.
Un galopar repentino del corazón ingobernable.
Un continuo batallar contra la despiadada infalibilidad
de los espejos.
Una íntima dificultad para distinguir la congoja del
júbilo.
Era un tiempo adolescente e impreciso, el tiempo del
amor sin nombre, hasta casi sin rostro, que merodeaba,
como un beso prometido, por el punto más umbrío de la
escalera.



« Página anterior | Página siguiente »


Políticas de Privacidad