poemas vida obra gustavo adolfo becquer

Poema Tu Pupila Es Azul Y Cuando Ríes de Gustavo Adolfo Bécquer



su claridad suave me recuerda
el trémulo fulgor de la mañana
que en el mar se refleja.

Tu pupila es azul y cuando lloras
las transparentes lágrimas en ella
se me figuran gotas de rocío
sobre una violeta.

Tu pupila es azul y si en su fondo
como un punto de luz radia una idea
me parece en el cielo de la tarde
una perdida estrella.



Poema Antes Que Tú Me Moriré de Gustavo Adolfo Bécquer



en las entrañas ya
el hierro llevo con que abrió tu mano
la ancha herida mortal.

Antes que tú me moriré: y mi espíritu,
en su empeño tenaz
se sentará a las puertas de la Muerte,
esperándote allá.

Con las horas los días, con los días
los años volarán,
y a aquella puerta llamarás al cabo…
¿Quién deja de llamar?

Entonces, que tu culpa y tus despojos
la tierra guardará,
lavándote en las ondas de la muerte
como en otro Jordán.

Allí, donde el murmullo de la vida
temblando a morir va,
como la ola que a la playa viene
silenciosa a expirar.

Allí donde el sepulcro que se cierra
abre una eternidad.
Todo cuanto los dos hemos callado
allí lo hemos de hablar.



Poema Besa El Aura Que Gime Blandamente de Gustavo Adolfo Bécquer



las leves ondas que jugando riza;
el sol besa a la nube en occidente
y de púrpura y oro la matiza;

la llama en derredor del tronco ardiente
por besar a otra llama se desliza
y hasta el sauce inclinándose a su peso
al río que le besa, vuelve un beso.



Poema Tú Eras El Huracán de Gustavo Adolfo Bécquer



torre que desafía su poder:
¡tenías que estrellarte o que abatirme!
¡No podía ser!

Tú eras el océano y yo la enhiesta
roca que firme aguarda su vaivén:
¡tenías que romperte o que arrancarme!
¡No podía ser!

Hermosa tú, yo altivo: acostumbrados
uno a arrollar, el otro a no ceder:
la senda estrecha, inevitable el choque…
¡No podía ser!



Poema Cuando Miro El Azul Horizonte de Gustavo Adolfo Bécquer



perderse a lo lejos,
al través de una gasa de polvo
dorado e inquieto,
me parece posible arrancarme
del mísero suelo
y flotar con la niebla dorada
¡en átomos leves
cual ella desecho!

Cuando miro de noche en el fondo
oscuro del cielo
las estrellas temblar como ardientes
pupilas de fuego,
me parece posible a dó brillan
subir en un vuelo,
y anegarme en su luz, y con ellas
en lumbre encendido
fundirme en un beso.

En el mar de la duda en que bogo
ni aún sé lo que creo;
sin embargo estas ansias me dicen
que yo llevo algo
divino aquí dentro.



Poema Las Ropas Desceñidas de Gustavo Adolfo Bécquer



desnudas las espadas,
en el dintel de oro de la puerta
dos ángeles velaban.

Me aproximé a los hierros
que defienden la entrada,
y de las dobles rejas en el fondo
la vi confusa y blanca.

La vi como la imagen
que en leve ensueño pasa,
como rayo de luz tenue y difuso
que entre tinieblas nada.

Me sentí de un ardiente
deseo llena el alma;
como atrae un abismo, aquel misterio
hacia sí me arrastraba.

Mas ¡ay! que de los ángeles
parecían decirme las miradas
-El umbral de esta puerta
sólo Dios lo traspasa.



Poema ¿será Verdad Que Cuando Toca El Sueño de Gustavo Adolfo Bécquer



con sus dedos de rosa nuestros ojos,
de la cárcel que habita huye el espíritu
en vuelo presuroso?

¿Será verdad que, huésped de las nieblas,
de la brisa nocturna al tenue soplo,
alado sube a la región vacía
a encontrarse con otros?

¿Y allí desnudo de la humana forma,
allí los lazos terrenales rotos,
breves horas habita de la idea
el mundo silencioso?

¿Y ríe y llora y aborrece y ama
y guarda un rastro del dolor y el gozo,
semejante al que deja cuando cruza
el cielo un meteoro?

Yo no sé si ese mundo de visiones
vive fuera o va dentro de nosotros:
Pero sé que conozco a muchas gentes
a quienes no conozco.



Poema Por Una Mirada, Un Mundo de Gustavo Adolfo Bécquer



por una sonrisa, un cielo,
por un beso… yo no sé
qué te diera por un beso.



Poema ¿qué Es Poesía? de Gustavo Adolfo Bécquer



en mi pupila tu pupila azul.
¡Qué es poesía!, ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía… eres tú.



Poema Hoy Como Ayer, Mañana Como Hoy de Gustavo Adolfo Bécquer



¡y siempre igual!
Un cielo gris, un horizonte eterno
y andar… andar.

Moviéndose a compás como una estúpida
máquina el corazón;
la torpe inteligencia del cerebro
dormida en un rincón.

El alma, que ambiciona un paraíso,
buscándole sin fe;
fatiga sin objeto, ola que rueda
ignorando por qué.

Voz que incesante con el mismo tono
canta el mismo cantar,
gota de agua monótona que cae
y cae sin cesar.

Así van deslizándose los días
uno de otros en pos,
hoy lo mismo que ayer… y todos ellos
sin gozo ni dolor.

¡Ay! ¡a veces me acuerdo suspirando
del antiguo sufrir!
¡Amargo es el dolor pero siquiera
padecer es vivir!



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