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Poema A Madame Sand de Gérard De Nerval



«Esa roca ahuecada por el arte, obra maestra
de otra edad, esa roca de Tarascon antaño
albergaba gigantes venidos de las cumbres,
y cuyos huesos rinden seguro testimonio».

Oh señor Du Bartas. yo soy de tu linaje,
yo que sueldo mi verso a tu verso de antaño:
mas los fríos descendientes de los condes de Foix
necesitan testigos para hablar actualmente.

Yo pasé por Salzburgo bajo trémulas rocas;
la cigüeña de Austria nutre allí a los milanos.
Barbarroja y Ricardo aquel refugio honraron.

La nieve reina en lo alto de sus picachos vírgenes,
y me han dicho que son las osamentas blancas
de los antiguos montes roídos por el diluvio.

Versión de Aníbal Núñez



Poema A Madame Ida Dumas de Gérard De Nerval



Yo cantaba sentado a los pies de Miguel;
Mitra sobre nosotros su tienda habia cerrado;
dormía el Rey de reyes en su lecho radiante,
y los dos entre sueños por Israel llorábamos

cuando en la nube ardiente se levantó Tippoo…
Venganza habían gritado tres veces junto al cielo;
él llamó desde arriba a mi hermano Gabriel,
y volvió hacia Miguel su pupila sangrante:

«Mirad venir el lobo, el tigre y el león…
Uno Ibrahim se llama, Napoleón el otro
y el otro Abd-el-Kader que en la pólvora ruge;

La espada de Alarico, de Atila el sable tienen…
Mi lanza y mi mandoble están allí también;
pero el César romano el rayo no ha robado».

Versión de Aníbal Núñez



Poema A Madame Aguado de Gérard De Nerval



¡Columna de zafiro, bordada de arabescos,
reaparece! Se vuelan los remeros del nido;
de tu frente ceñida de azur hasta tu planta
de granito la púrpura de Judea se despliega.

Si ves a Benarés acodada en su río,
desata con tu arco de oro bruñido el torso
pues soy el buitre que vuela sobre Patani,
y el mar está inundado de mariposas blancas.

¡Lanasá! ¡haz que flote en las aguas tu velo!
Da las flores de púrpura al curso del arroyo.
La nieve del Catay ya cae sobre el Atlántico.

Mientras, la del bermejo rostro sacerdotisa
bajo el arco del sol todavía duerme,
y nada ha molestado al pórtico severo.

Versión de Aníbal Núñez



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