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Poema Garcilaso, Que Al Bien Siempre Aspiraste de Juan Boscan



GarciIaso, que al bien siempre aspiraste,
y siempre con tal fuerza le seguiste,
que a pocos pasos que tras él corriste,
en todo enteramente le alcanzaste;

dime: ¿Por qué tras ti no me llevaste,
cuando desta mortal tierra partiste?
¿Por qué al subir a lo alto que subiste,
acá en esta bajeza me dejaste?

Bien pienso yo que si poder tuvieras
de mudar algo lo que está ordenado,
en tal caso de mí no te olvidaras.

Que, o quisieras honrarme con tu lado,
o, a lo menos, de mí te despidieras,
o si esto no, después por mí tornaras.



Poema Guerras En Mi País de José María Cuéllar



En mi país hubo guerras donde parieron los fusiles
Su huevo de sombra
Y los aviones de mil novecientos cuarenta
Pasaron secando la leche de las cabras
Todo fue mayúsculo y los pequeños gestos se volvieron
Dorados
En mi país hubo una guerra
Con generales y campos de batalla
Con héroes y antihéroes
Con sangre
Y despedidas llorosas a la puerta de las habitaciones
Con asalto a bayoneta calada
Y ametrallamiento de niños y mujeres
En mi país hubo muchas guerras
(y las balas eran ríos aéreos)
En mi país hubo muchas guerras
Pero ésta si la vieron mis ojos
Y la sintieron mis nervios
Y la palparon mis sentidos
En mi país hubo la guerra de independencia
Y la guerra de Anastasio Aquino
Y la guerra de los confederados
Y la guerra de los idealistas
Y la guerra de las cien horas
Y la guerra de los guerreros
Y nunca hubo vencedores ni vencidos
Sólo mujeres sin seno
Hombres sin testículos
Niños con la lengua de fuera
Ovillados junto al terror
Como una estatua antigua
Como un terreno baldío
Como el paisaje más triste de la segunda guerra.



Poema Género Profesor de José Luis Piquero



Ser necio y tener trabajo:
eso es la felicidad.
Gottfried Benn

Nos enseñaba a odiar la poesía,
y estas fueron sus víctimas: tantísimos
tontos de facultad, muy licenciados
en cháchara semiótica.
Los logros
conseguidos (menos lectores, menos
competencia) aseguran el relevo
en la especie académica (o el pincho
de las 12 entre clase y seminario).

Suya no fue la culpa si le hicieron,
en un rapto de olvido, indispensable.



Poema Gramática De Papá de José Kozer



Había que ver a este emigrante balbucir verbos de yiddish a español,
había que verlo entre esquelas y planas y bolcheviques historias
naufragar frente a sus hijos,
su bochorno en la calle se parapetaba tras el dialecto de los gallegos,
la mercancía de los catalanes,
se desplomaba contundente entre los andrajos de sus dislocadas,
conjugaciones,
decía va por voy, ponga por pongo, se zumbaba las preposiciones,
y pronunciaba foi, joives decía y la calle resbalaba,
suerte funesta déspota la burla se despilfarra por las esquinas,
y era que el emigrante se enredaba con los verbos,
descargaba furibunda acumulación de escollos en la penuria de
trabalenguas,
hijos poetas producía arrinconado en los entrepaños del número y
desencanto de negociaciones,
y ahora sus hijos lo dejaban como un miércoles muerto de ceniza,
sus hijos se marchaban hilvanando castellanos,
ligerísimo sus hijos redactando una sintaxis purísima,
padres a hijos dilatando la suprema exaltación de las palabras,
húmedo el emigrante se encogía entre los últimos desperfectos de
su vocabulario rojo,
último padecía para siempre impedido entre las lágrimas del Niemen,
fin de Polonia.



Poema Gramática De Mamá de José Kozer



En mayo, qué ave era
la que amó mamá. o hablo de las mimosas.
Dice que no recuerda el nombre de los ríos que circunscribían su
pueblo natal: aunque
siempre se ahogaban
un varón y una hembra en verano un varón y una hembra en verano.
Menciona
una conversación
crucial con sus hermanas: son como amigas entrelazadas por el
meñique, se irán. Cuánto desánimo, aunque
en los camarotes
haya un centro de mesa con frutas tropicales, sobre cubierta hermosas
meretrices que hablan un idioma gutural, no les asombra
la aviación
ni el cable trasatlántico (letras) que atizan los gorriones boquiabiertos
o despiden
mariposas de luz. Llegarán
entre muchachos entalcados y con guedejas aromáticas que irán
diseminándose por Apodaca Teniente Rey Acosta, acabarán
por adquirir
un chiforrobe de caoba con unas iniciales tibias en la ropa interior
y que sirva
a la vez de caja fuerte. Se habrán establecido, pronto irán a tutearse en
los seminarios de sionismo, mamá
en un esmerado castellano.



Poema Gota De Lluvia de José Emilio Pacheco



Una gota de lluvia temblaba en la enredadera.

Toda la noche estaba en esa humedad sombría

que de repente

iluminó la luna.



Poema ¡guerra! de Jose De Espronceda



¿Oís?, es el cañón. Mi pecho hirviendo
el cántico de guerra entonará,
y al eco ronco del cañón venciendo,
la lira del poeta sonará.

El pueblo ved que la orgullosa frente
levanta ya del polvo en que yacía,
arrogante en valor, omnipotente,
terror de la insolente tiranía.
Rumor de voces siento,
y al aire miro deslumbrar espadas,
y desplegar banderas;
y retumban al son las escarpadas
rocas del Pirineo;
y retiemblan los muros
de la opulenta Cádiz, y el deseo
crece en los pechos de vencer lidiando;
brilla en los rostros* el marcial contento,
y dondequiera generoso acento
se alza de PATRIA y LIBERTAD tronando.

Al grito de la patria
volemos, compañeros,
blandamos los aceros
que intrépida nos da.
A par en nuestros brazos
ufanos la ensalcemos
y al mundo proclamemos:
«España es libre ya».
¡Mirad, mirad en sangre,
y lágrimas teñidos
reír los forajidos,
gozar en su dolor!
¡Oh!, fin tan sólo ponga
su muerte a la contienda,
y cada golpe encienda
aún más nuestro rencor.
¡Oh siempre dulce patria
al alma generosa!
¡Oh siempre portentosa
magia de libertad!
Tus ínclitos pendones
que el español tremola,
un rayo tornasola
del iris de la paz.
En medio del estruendo
del bronce pavoroso,
tu grito prodigioso
se escucha resonar.
Tu grito que las almas
inunda de alegría,
tu nombre que a esa impía
caterva hace temblar.
¿Quién hay ¡oh compañeros!,
que al bélico redoble
no sienta el pecho noble
con júbilo latir?
Mirad centelleantes
cual nuncios ya de gloria,
reflejos de victoria
las armas despedir.

¡Al arma!, ¡al arma!, ¡mueran los carlistas!
Y al mar se lancen con bramido horrendo
de la infiel sangre caudalosos ríos,
y atónito contemple el océano
sus olas combatidas
con la traidora sangre enrojecidas.

Truene el cañón: el cántico de guerra,
pueblos ya libres, con placer alzad:
ved, ya desciende a la oprimida tierra,
los hierros a romper, la libertad.



Poema Gracias A Dios de Jorge Robledo Ortiz



Te recuerdo, pequeña, con un amor tan puro
Tan simple, tan sencillo, tan cerca al corazón,
Que estando en esa espina clavado mi futuro
¡Le doy gracias a Dios!

No he podido olvidarte. 0 tal vez, no he querido
¿Para qué iba a olvidarte si tú fuiste el amor?
No me culpes, pequeña, por el no hallar el olvido
¡Le doy gracias a Dios!

Tu recuerdo me duele. Pero es casi alegría
Cuando sangra en el tallo de mi vieja canción
Y por esta nostalgia que es tan bella y tan mía
¡Le doy gracias a Dios!

No me quejo de nada. No reprocho al destino
Que me hubiera quitado mi rayito de sol
Si a pesar de quererte seguí solo el camino
¡Le doy gracias a Dios!



Poema Genitales Bajo El Vino de Jorge Eduardo Eielson



Óyeme tierra, así, escribiendo así,
En la espesura de pámpanos dormido:
Mi pecho frío junto a mis intestinos
Se ha cuajado. Mis dedos alhajados
Buscan el Árbol de la Noche, clavan
Sus uñas de imprenta en los racimos
De la Vida y de la Muerte. Óyeme tierra
De grandes frutos áureos y serpientes,
Luciérnaga entre muros de papiro,
Negro universo del quinqué y el sexo,
Justicia del gusano, mal Paraíso.
Mírame tierra, así escribiendo, así
Desnudo, Adán poeta, quieto y triste,
En esqueleto, sierpe y uva convertido.

De «Reinos» Lima, 1945



Poema Golondrinas de Jorge Carrera Andrade



Que me busquen mañana.
Hoy tengo cita con las golondrinas.
En las plumas mojadas por la primera lluvia
llega el mensaje fresco de los nidos celestes.
La luz anda buscando un escondite.
Las ventanas voltean páginas fulgurantes
que se apagan de pronto en vagas profecías.
Mi conciencia fue ayer un país fértil.
Hoyes campo de rocas.
Me resigno al silencio
pero comprendo el grito de los pájaros
el grito gris de angustia
ante la luz ahogada por la primera lluvia.



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