poemas vida obra fernando rendon

Poema Sequía (canción En Los Campos De Marte) de Fernando Rendón



Hasta que el amor de todos
descendió
a su más bajo nivel
de embalse

-Nuestra represa se seca-

Y hay angustia
y grave racionamiento de luz

Y entonces -por fin-
multitudes hacen grandes filas
para escuchar poesía



Poema Pesca (canción En Los Campos De Marte) de Fernando Rendón



Vi sobre la playa de oro
un delfín blanco resoplar
mientras lloraba como un niño

A pocos metros los pescadores
entre redes calculaban su peso
para llevarlo al mercado de carnes

Pensé que el amor era el mar
y nosotros el delfín
que no sabía o no podía regresa



Poema Guerra (canción En Los Campos De Marte) de Fernando Rendón



Siempre tendrás razones

Tú vas a sacar la espada
como un ángel

Y cuando la has desenvainado
ya eres un demonio

*

Escrito en piedra
Sin descanso
el río talla el canto
donde deposita su memoria
huella jeroglífica
del instante que mana

Y lees otro signo
anunciando que vendrá
el océano



Poema Creencia (canción En Los Campos De Marte) de Fernando Rendón



La mariposa atrapada
entre la telaraña y el vidrio
creyó que mi mano que le daba la libertad
era su muerte

Su sorprendido aleteo hacia el cielo



Poema Convergencia de Fernando Rendón



Tirados como leños, la roja corteza arrugada, somos búfalos que se pudren derritiéndose sobre la pradera verde.

Pero también, debido a algo inexplicado, a un inigualable acto de azar, tirados como setas en la hierba, exploramos todos los milenios, huimos de bestias prehistóricas, peleamos todas las guerras, somos millones estirándonos bajo el arco iris de la eternidad, mientras combaten dragón y anhelo en las nubes.

El sol nos llama y titubear es morir. Vuela, vuelo bello cisne del deseo, todo se puede lograr.

Caminando sobre el blanco rocío, descálzate. La edad del hombre es la de su mirada sobre el bosque legendario.



Poema Bifurcación (canción En Los Campos De Marte) de Fernando Rendón



No puede ser. Veíamos través de
densas capas de materia
escuchábamos voces en la noche sorda

Bebíamos la realidad que estaba
y no estaba, porque fluía en el arroyo
de la percepción

Así nos amábamos y no nos amábamos,
nos dábamos el sol y la muerte
en los labios húmedos





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