poemas vida obra f

Poema Fruto De Amor de Juan Daniel Perrotta



Cada poema es un niño
con un pan bajo el brazo
tiene un don
en un verso
una palabra
Aparece un día en tu regazo
exige todo de tí
hasta la asfixia
Se lanza luego
de tu falda
al suelo
se yergue
comienza a caminar
corre lejos
te descarna
y llega el día que no vuelve
Anda por ese mundo de afuera
vagando
de mano en mano
amando
gozando
como cuando lo creaste

(Inédito)



Poema Fuera De Ti La Tierra No Es Distinta de Juan Carlos Suñén



pero bajo esta carpa nadie contrata al huésped, y ningún
hombre llega hasta su muerto
antes de estar vivido.

Y allí rendiré cuentas
a la que está diciendo en lo lejano
de mí, a la adelantada
de mí, lejos del duelo
y lejos de la altura
de las aves para que no pasan errantes.)

De «Por fortunas peores» 1991



Poema Flores Del Alma de Juan Arolas



Al buen entendedor salud.
Si en la margen de arroyo que camina.
Suspende bello pájaro sus vuelos,
cuando bebe una gota cristalina,
levanta el pico de ámbar a los Cielos.

Suenan en el festín del potentado
los brindis a la suerte veleidosa,
al ciego amor y al rostro delicado
de las bellas que ciñen fresca rosa;

y mientras que retumban los salones
con cánticos de faustos parabienes,
no suben a dorados artesones
las gracias al dador de tantos bienes.

De injusticia cruel en un tormento,
de súbito peligro en un espanto,
se marca en nuestro ser un movimiento,
que es levantar la vista al Cielo santo.

Si no hubiese metal de acero duro,
nunca la piedra imán lo buscaría
para: estrechar un lazo tan seguro
con fuerza, recóndita que envía:

Si después de la tumba misteriosa
entre reinos de luz, gloria y recreo,
no existiese otra vida venturosa,
nunca la invocaría mi deseo.

Bajo la planta rústica oprimida
rinde olor la violeta, y embalsama,
y es como la virtud, que perseguida,
como no tiene hiel, perdona y ama.

Dominarse a si mismo es noble empeño,
sufrir la ingratitud es trance amargo
la vida del placer huye cual sueño,
pero un día sin pan es el más largo.

En el fuego se prueba la fragancia
del incienso de Arabia delicioso,
y en las tribulaciones la constancia
del varón esforzado y animoso.

Más grande que los mares extendidos
es el alma del hombre en sus arcanos
y el polvo de sus restos consumidos
no llenaría el hueco de dos manos.

De los grandes caudillos vi los nombres
en ciudades, y villas y desiertos
escritos con la sangre de los hombres,
que la guerra es la fiesta de los muertos.

Y del cielo en los ámbitos dorados,
con buril de diamante y rayos vivos
de los sabios los nombres vi gravados,
que su vida es la fama de los vivos.

Al impulso del aura procelosa
se desprende la nuez del cocotero
de su palma elevada y orgullosa…
Dios le señalará su derrotero:

Cayó en la inmensidad del Oceano
y flota en los cristales errabunda;
la sublima y abate el mar insano,
la esconde entre sus senos y la inunda:

Tras agitadas noches con sus días
encalla en arena, en un paraje
do no hay vegetación ni sombras frías…
Dios señaló su término al viaje.

El sol la fecundó: ya va naciendo
la palmera feraz; crece y asombra,
y sus gigantes ramas extendiendo,
a mil renuevos suyos hace sombra.

El desierto es un carmen aromoso,
con toldos coronados de rocío,
y el ave tiene nido delicioso,
y el hombre tiene sombras en estío.

Así se desarrolla el germen puro
de civilización y de cultura,
que en el pueblo más bárbaro y más duro
pone esplendor, riquezas y ventura;

pues todo lo anivela y lo concilia,
y arrancando del mundo las murallas,
hará de todo el mundo una familia,
sin linderos, ni términos, ni vallas.

La virginal belleza candorosa
tiene la propiedad de sensitiva,
que si un dorado insecto en ella posa,
lo desdeña, y se cierra fugitiva.

Hay una Nación fuerte y aguerrida
y un sabio ha escrito en ella en dos renglones
que la pena de muerte irá abolida,
según el giro actual de las Naciones.



Poema Fuga De Centauros de Jose Maria De Heredia



Huyen, ebrios de asalto, matanza y rebelión
a su guarida, encima de la cúspide enhiesta;
tienen miedo a la muerte que implacable se apresta
y husmean en las sombras un olor a león.

Arrasando la hidra y el ágil estelión
cruzan valles, torrentes; y su marcha funesta
nada impide; pues saben que ya escalan la cuesta
del Ossa, del Olimpo y el lóbrego Pelión.

A veces un centauro brusco yérguese, y listo
al rebaño fraterno con presteza instantánea
vuelve de un salto, lleno de pavor, porque ha visto

a la luz de la luna, blanca y rútila gema,
prolongarse a sus ojos, con angustia suprema,
el horror gigantesco de la sombra herculánea.

Versión de Otto de Greiff



Poema Fin De Siglo de José Emilio Pacheco



«La sangre derramada clama venganza».
Y la venganza no puede engendrar
sino más sangre derramada
¿Quién soy:
el guarda de mi hermano o aquel
a quien adiestraron
para aceptar la muerte de los demás,
no la propia muerte?
¿A nombre de qué puedo condenar a muerte
a otros por lo que son o piensan?
Pero ¿cómo dejar impunes
la tortura o el genocidio o el matar de hambre?
No quiero nada para mí:
sólo anhelo
lo posible imposible:
un mundo sin víctimas.

Cómo lograrlo no está en mi poder;
escapa a mi pequeñez, a mi pobre intento
de vaciar el mar de sangre que es nuestro siglo

con el cuenco trémulo de la mano
Mientras escribo llega el crepúsculo
cerca de mí los gritos que no han cesado
no me dejan cerrar los ojos



Poema Fugas Iv de José Elgarresta



Todo momento no es
sino ocasión de otro momento.
Toda realidad no es
sino ocasión de otra realidad.
Por eso un ciego
comprende mejor las estrellas
que tú,
en quien sólo aprecio la sonrisa.
Cuanto se oculta
tras ella
es cuanto busco
en mí.
¡Maldita sea!
Esto decía mi amigo
perdido en la noche profunda de las copas
y todos asentíamos,
pues nos dábamos cuenta
de que la vida es un asesino insobornable.



Poema Febrero En La Azucena de José Coronel Urtecho



Ya está seco el camino del río al valle y secos los senderos.
Ya el río enseña el espinazo de piedra de su raudal como
un potrillo flaco la fila de sus vértebras
Ya un friso oscuro marca en los paredones de la orilla el
nivel que alcanzó la crecida en el invierno
Ya brilla el sol en los bancos de arena
Verano

Ahora es cuando salen a calentarse en los bancos
de arena los lagartos. Donde sale una
hembra salen pequeños machos. Sale uno
grande que los ahuyenta con ruidosos
colazos. Como un hombre pesado que intenta hacer la planca, torpemente se
levanta sobre sus cortas patas y avanza
hacia la hembra inconmovible, oscilando
el extremo de la cola. Con la palanca
de su larga trompa quiere volcarla. Varias veces la empuja bajo el codillo.
Por fin la vuelca y la tiene indefensa.
Ahora es cuando bajan las manadas de chanchos de
monte de las montañas a los llanos para
comer coquitos. Se oyen de lejos los
chasquidos de sus dientes. Las crías van
aparejadas a las madres rozándoles las
costillas. Los machos buscan las hembras
cuando sombrean y se bañan en los charcos.
Ahora es cuando los tigres siguiendo a las manadas
de los chanchos amenazan a los ganados
que también han bajado a los llanos. Los
leones pumas cazan terneros. El tigre
osado y el león ya cebado de la carne del
cerdo, roban chanchos caseros junto a los
mismos ranchos del caserío. Se oyen
las hembras bramar de noche y el ronco bramido
bajo los machos. Y el grito, el grito,
el grito insondable del oso caballo.
Ahora es cuando aparece una pareja solitaria
de pelícanos que llegan todos los años
desde el mar. Y las parejas de martimpeñas
bailan con lento paso militar durante días.
Ahora es cuando suben al río los róbalos de
mar para el deshove.
Ahora es cuando encuentran viscosos nudos de
víboras.

Celo
Es el tiempo en que abunda la caza en donde quiera.
Cususcos o armadillos cruzan por los senderos
meterse en sus hoyos. Los perros se fastidian de perseguir guatusas. En criques y quebradas se ven guardatinajas o tepescuintes.
Se hallan venados en los tacotales. Venados
de ramazón. Venados cabros. Es posible agarrar cachorrillos de tigre y manigordas
o tigrillos de piel de terciopelo. Dantitos pintos y
venaditas temblorosas. Y también nutrias o perros de agua de piel más suave que la gamuza.

Es el tiempo de las pavas, las perdices, las gongolonas, las
becadas o chochas que llaman chúes los niños y
sobre todo de las palomas. Paloma tora. Paloma
posolera. Paloma azul. Paloma patacona. Y la paloma
penadora que da un quejido breve, profundo y espaciado que no se sabe de dónde viene cambia de sitio y causa angustia.

Es el tiempo que dan los marañones en el marañonal de Larios
Es el tiempo de los nidos y de los huevos de colores.
Fecundidad
Han florecido todos los árboles. Los corteses
están tupidos de flores amarillas y alzan sus copas en
el sol haciendo alarde de su amarillo apasionado.
Brillan, refulgen a lo lejos como las legendarias cúpulas de oro de las siete ciudades. Los robles están
cuajados de crespas flores nacaradas. Laurel y sota caballo perfuman todo el aire con la fragancia de sus
blancos ramilletes. El capirote de flores de un blanco
de espuma. El almendro de monte, moradas,
el hombre grande, rojas. Y la coaba, lilas.
Han florecido los matorrales, las orillas de los caminos, las
cercas, la humilde escoba de sus florecitas amarillentas.
Cuando ha soplado el viento el río se cubre de
flores y hasta las criques arrastran pétalos.
Vuelan abejas y mariposas.
Han florecido las yedras y las enredaderas de la montaña.
Amapolas. Veraneras.
Han florecido las orquídeas.
Polen
Ya desde ahora anuncia el tiempo de Semana Santa, con
un silbido de penitencia, un pajarito pardo casi invisible.
El pajarito del Espíritu Santo
Misterio.

Verano en La Azucena.



Poema Filosofías de Jose Asuncion Silva



De placeres carnales el abuso,
de caricias y besos,
goza, y ama con toda tu alma, iluso;
agótate en excesos.

Y si de la avariosis te librara
la sabia profilaxia,
al llegar los cuarenta, irás sintiendo
un principio de ataxia.

De la copa que guarda los olvidos
bebe el néctar que agota:
perderás el magín y los sentidos
con la última gota.

Trabaja sin cesar, batalla, suda,
vende vida por oro:
conseguirás una dispepsia aguda
mucho antes que un tesoro.

Y tendrás ¡oh placer! de la pesada
digestión en el lance,
ante la vista ansiosa y fatigada
las cifras de un balance.

Al arte sacrifícate: ¡combina,
pule, esculpe, extrema!
¡Lucha, y en la labor que te asesina,
?lienzo, bronce o poema?

pon tu esencia, tus nervios, tu alma toda!
¡Terrible empresa vana!
pues que tu obra no estará a la moda
de pasado mañana.

No: sé creyente, fiel, toma otro giro
y la razón prosterna
a los pies del absurdo: ¡compra un giro
contra la vida eterna!

Págalo con tus goces; la fe aviva;
ora, metida, impetra;
y al morir pensarás: ¿Y si allá arriba
no me cubren la letra?

Mas si acaso el orgullo se resiste
a tanta abdicación,
si la fe ciega te parece triste,
confía en la razón.

Desprecia los placeres y, severo,
a la filosofía,
loco por encontrar lo verdadero,
consagra noche y día.

Compara religiones y sistemas
de la Biblia a Stuart Mill,
desde los escolásticos problemas
hasta lo más sutil.

De Spencer y de Wundt, y consagrado
a sondear ese abismo
lograrás este hermoso resultado:
no creer ni en ti mismo.

No pienses en la paz desconocida.
¡Mira! al fin, lo mejor
en el tumulto inmenso de la vida
es la faz interior.

Deja el estudio y los placeres; deja
la estéril lucha vana,
y, como Çakia-Muni lo aconseja
húndete en el Nirvana.

Excita del vivir los desengaños
y en soledad contigo
como un yogui senil pasa los años
mirándote el ombligo.

De la vida del siglo ponte aparte;
del placer y el amigo,
escoge para ti la mejor parte
y métete contigo.

Y cuando llegues en postrera hora
a la última morada,
sentirás una angustia matadora
de no haber hecho nada…



Poema Formó de Jose Angel Valente



FORMÓ
de tierra y de saliva un hueco, el único
que pudo al cabo contener la luz.

(Materia)



Poema Función De Medianoche de Jorge Ortega



Se abre el telón del sueño
y calla el día;
o bien, recoge al menos
su cauda de estrépito motor.

El portento de la luz desaparece
y aparece en la ventana
un redil de opacidad
preludiando teatro negro.

El apagón es foro.
El reposo la voz de la oscurana,
la ausencia de portento cenital
fundada en las ojeras
como un antifaz endrino.

¿Acaso la negrura desamparo?

A la sombra de ese eclipse
total que es medianoche
habla ahora el silencio:
cajón de ruidos tenues
y dudas de vigilia.

Dialogan los humores de las cosas
y la fauna prisionera
?en cocheras, traspatios, albitanas?
implanta en el corcho del ambiente
su dicción
sin perturbar el sueño.

Todo calla
y a un mismo tiempo
comulga por los hilos invisibles,
por los túneles secretos
que tienden los sonidos
de una banqueta a otra.



« Página anterior | Página siguiente »


Políticas de Privacidad