poemas vida obra f

Poema Flechazo Místico De Colt de Aníbal Núñez



Felicidades ante todo te
elijo a ti la de la fila
tercera casi al centro
un poco a la derecha
desde el espectador
cabello rubio ni
largo ni corto no
es buena pista claro ni asimismo
la de los dientes de conejo todas
las yankis los tenéis no te lo tomes
a mal la de los ojos
la de los ojos tiernos
de carnero miopes que yo ayer
en el segundo banco a tu derecha
con gabardina clara
y cara de zapatos
nuevos qué más te da:
tú estarías a lo tuyo
siguiéndole las yemas a miss eva…-
que yo ayer y tu boca
quisiera haber tenido
para no mancillar.
Sí, tú, la misma
que vestía como todas
pero de otra manera blusa blanca
y falda hasta los pies
Nobody knows ni tú que te miraba

yo -el de la voz tomada el descreído
el sádico el mordaz el asesino-
con miradas furtivas sin embargo
cuajadas casi sólidos
vistazos que yo quise
fueran bolas de nieve
almohadones de plumas como esas de vosotras
cuarenta y siete ángeles de carne
y hueso como todos los que han sido.
Gracias por vuestras voces por tu voz
unida entrelazada
en la polifonía el oleaje
que en la concha rompía del ábside románico.
Gracias por ese amén
que despertó mis hematíes
estancados y gracias
por ese aire que ahuyentó el incienso
los rastreros madores
de la pobre parroquia:
las matabais cantando
como quien lava albas
con alegría manípulos
amitos corporales
sobrepellices sucios de santidad de mira
me y no me toques Áuf!
acallando los quiries gorigoris
de feligreses cluecas con incluso
el miserere que cerró la parte
primera y me dejó tan boquiabierto.
El miserere más alegre
que jamás escuché pues te miraba
y no queria perderme (por nada de este mundo)
tu tan ingenuo júbilo escolar
con el que me engañaste que aún me dura
tu sonrisa canora y me contagia.
Marzo, 1973



Poema Fugaz Retorno de Jesús Munárriz



Volver a la ciudad lejana de la infancia,
par entre pares otra vez,
recobrar aquel puesto hace tiempo perdido,
ámbito acogedor en días fríos,
tejido de costumbres y de complicidades.
Rememorar rincones olvidados,
rostros desdibujados, calles, nombres,
maneras y expresiones.
Borrar tanta distancia en unas horas
de feliz reencuentro.
Pasear por aceras familiares
y jardines que siguen
alzando aquellos árboles
que la memoria guarda en dulces entresijos.
Ser otra vez aquel que fue, que fuiste,
página ya pasada de una historia
que te trajo hasta aquí,
hasta este día,
niño por unas horas
en tu vieja ciudad,
en el fondo la misma, pero tan diferente,
y partir, partir pronto,
recobrar los quehaceres de otro mundo
lejos de estos paisajes que evidencian
con su presencia brusca
su diario desgaste, el paso de los años,
al tiempo que tu propio deterioro.

«Esos tus ojos» 1981



Poema Fragmento De «balada Del Amor Primero» de Rafael Montesinos



Desde la calle de Rioja al Puente
de Triana, mi amor en ti renuevo.
Con el dolor de lo imposible llevo
tu nombre al corazón desde la frente.

¡La plaza de las citas, de repente!
-vieja es la historia, y el acento, nuevo-.
Al mismo cielo azul el alma elevo
y es la misma canción la de la fuente.

La calle estrecha donde aparecías
cada mañana, amor, frente a mi espera,
siente el temblor de las pisadas mías.

En este muro gris tu sombra ha sido.
junto a mi sombra, cuando yo no era
cauce doliente de tu injusto olvido.



Poema Fábula Del Limonero de Rafael Montesinos



Debajo del limonero,
la niña a mí me decía:
-Te quiero.

Y yo me puse a pensar
que era mejor la corteza.
Tiré las migas de pan.

Debajo del limonero
la niña me dio su beso
primero.

Y juntos vimos caer
los limones por el suelo,
cerca del amanecer.

Debajo del limonero,
la niña me dijo un día:
-Me muero.

Y ya no sé adónde ir ,
que el limonar me recuerda
la gracia de su perfil.



Poema Felicidad Lograda de Eugenio Montale



Felicidad lograda, caminamos
por ti sobre un filo de espada.
Para los ojos eres resplandor que vacila;
para el pie, tenso hierro que se raja;
que no te toque, pues, quien más te ama.

Si llegas a las almas invadidas
de tristeza, iluminándolas, tu mañana
es dulce y turbadora como nidos en las molduras.
Mas nada paga el llanto de ese niño
cuyo globo se escapa entre las casas.



Poema Fragmento De Una Col de Vicente Molina Foix



¿Eres col o
me escuchas,
oreja de los campos
que el genio de la tierra
más profunda
ha tenido el capricho
de moldear así,
como espiral de carne
que respira?

Ya no puedo comerte,
por respeto.
Lo más probable es
que tengas vida,
blanca col,
col acaracolada,
y si muerdo los nervios
de ese cuerno
de tu abundancia
oiga al fondo
la queja de las manos
de los hombres
que han tardado
un año
y algunos siglos más
de raciocinio
en darte forma.



Poema Feliz Es Inglaterra de John Keats



¡FELIZ es Inglaterra! Ya me contentaría
no viendo más verdores que los suyos,
no sintiendo más brisas que las que soplan entre
sus frondas confundidas con las leyendas grandes;
pero nostalgia siento, a veces; languidezco
por los cielos de Italia; íntimamente gimo
por no hallarme en el trono de los Alpes sentado,
para olvidar un poco lo mundano y el mundo.
Feliz es Ingtaterra y dulces son sus hijas,
sin artificio: bástame su encanto tan sencillo,
sus blanquísimos brazos, que ciñen en silencio;
pero en deseos ardo, a menudo, de ver
bellezas de mirada más honda, y de sus cantos,
y de vagar con ellas por aguas del estío.

Versión de Màrie Montand



Poema Freud, Sigmund de Luis Hernández



Durante 10 años
Estuve solo
Ahora una enredadera
De lirios
Dormita junto a Sigmund

(Historia del médico judío», M:70)

Sigmund Freud
O aquel muchacho
Que dejó
En Viena
Lirios en los trenes.
Y luego, en Londres,
Su corazón,
También
Una hermosa flor.

Siempre admiré/ A cuatro judíos/ Sigmund, Einstein/ Marx y el/
Pastor innombrable/ Que llevan/ Algunos en el cuello… (M: 429)



Poema Fragmento de Luis Hernández



Yo conozco
De ti
Lo mejor
Tú conoces
De mí
He aquí que te he amado
A través
Del bello tiempo.
Y a través
Del peor.
Y jamás
Con el sueño
Sino con el amor

De «La imagen»



Poema Freihafen de Enrique Gracia Trinidad



(Puerto libre)

En la tarima va creciendo un musgo
insoportable,
hiede a promesas rotas, a muertos prematuros,
hiede la muerte del cobarde
y la del héroe,
la muerte de los pobres
y los ricos,
del intruso,
la muerte del que habla de victoria
y del que piensa que ya está todo hecho.

Resulta insoportable el olor de los poetas
cuando mueren.

Nos mata el compromiso y la abstinencia,
también nos mata el cálculo y la bruma,
a veces las promesas.

Ni me encierro, ni cumplo, ni aseguro, voy con mi voz
rompiendo y desatando,
no me olvido
ni hago juramentos.
Subo al amor, desciendo, camino por la lágrima del mundo
y no busco refugio.

Haced brotar del corazón la sangre de la duda
y besaré vuestro labio, seré vuestro.
No me busquéis en el ruido ni en las armas, no me llaméis
al número ni al odio,
buscadme en las oscuras pendientes del silencio,
entre los largos colmillos de la sombra.

No tengo más ardor que esta fuerza que sube a la garganta.
Escucho vuestro canto,
lo aprendo,
lo multiplico,
lo hago girar,
coloco estrellas grises en vuestros melodiosos instrumentos.

Yo canto a vuestro lado y más
cuando estoy solo.
Se me olvida reír
pero lloro como una plañidera y como un loco,
lloro por la justicia muerta en los estantes,
lloro por la miseria
y doy mis manos,
llevaos el corazón también, y la cabeza,
llevaos unos versos o el presupuesto del mes para la pena.

En la tarima vamos trabajando infatigables,
cada cual es un cosmos para empezar la lucha
por la vida,
para dejar que el viento lleve el hedor a las estrellas,
-limpios así de la carroña
y altos de penumbra-

Somos un infinito alarido por la espera.

De «Encuentros» 1972
(Accésit del Premio Adonais, 1972)



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