poemas vida obra f

Poema Fábula De La Sirena Y Los Borrachos de Pablo Neruda



Todos estos señores estaban dentro
cuando ella entró completamente desnuda
ellos habían bebido y comenzaron a escupirla
ella no entendía nada recién salía del rio
era una sirena que se había extraviado
los insultos corrían sobre su carne lisa
la inmundicia cubrió sus pechos de oro
ella no sabía llorar por eso no lloraba
no sabía vestirse por eso no se vestía
la tatuaron con cigarrillos y con corchos quemados
y reían hasta caer al suelo de la taberna
ella no hablaba porque no sabía hablar
sus ojos eran color de amor distante
sus brazos construídos de topacios gemelos
sus labios se cortaron en la luz del coral
y de pronto salió por esa puerta
apenas entro al rio quedó limpia
relució como una piedra blanca en la lluvia
y sin mirar atrás nadó de nuevo
nadó hacia nunca más hacia morir.



Poema Ferai Un Vers De Dreit Nien de Alfredo Lavergne



Oh agua.
Mientras por ella avanzo
A ella alabo.



Poema Folk de Leonard Cohen



Flores para hitler bostezaba el verano
flores que recubran toda mi recién nacida hierba
y aquí hay una pequeña villa
están pintándola para una fiesta
aquí hay una pequeña iglesia
aquí hay un colegio
aquí hay unos perrillos haciendo el amor
las banderas resplandecen como coladas
flores para hitler bostezaba el verano.

* *



Poema Fronteras Inútiles de Alejandra Pizarnik



un lugar
no digo un espacio
hablo de
qué

hablo de lo que no es
hablo de lo que conozco

no el tiempo
sólo todos los instantes
no el amor
no

no

un lugar de ausencia
un hilo de miserable unión.



Poema Fiesta En El Vacío de Alejandra Pizarnik



Como el viento sin alas encerrado en mis ojos
es la llamada de la muerte.
Sólo un ángel me enlazará al sol.
Dónde el ángel,
dónde su palabra.

Oh perforar con vino la suave necesidad de ser.



Poema Fémina de Alberto Angel Montoya



Con una ambigüedad de ave y de fiera,
leopardesa y paloma en tu destino,
al selvático ardor juntas un fino
tacto de arrullo en virginal espera.

Mas, ay, que tras la plácida quimera,
vuelven a ser por dualidad del sino,
garra la mano al ímpetu felino
y anca de leona la gentil cadera.

Con cuánta candidez de virgen muda
por la sorpresa, en tu callar se advierte
frágil pudor que la inocencia escuda,

sabiendo que otra vez, lúbrica y fuerte,
volverás a gemir toda desnuda
aún en los brazos del Ángel de la muerte.



Poema Fe de Alan Mills



A LAUREN MENDINUETA

Algunos vieron el fin
creyendo encontrar el principio.
Pero creyeron.
Así se han hecho las cosas siempre.
Y los cuerpos quieren creer
como saben hacerlo las almas
o escarbar la ausencia
hasta ver un estallido en el aire.
Un hombre desea tocar a una mujer.
Ansía arrebatarle otra labor al agua.
(Cuenta los días con rayones en los muros).
Está el cuerpo que grita
los jirones de luz abundando el olvido
la memoria de una vida futura
que existe porque ya era pensada.
Este hombre codicia esa mujer.
Su «vago ser» no acepta la pérdida.
Quiere hincarle palabras como dientes
verle la carne arrancándole sombras
sudar con ella igual a las bestias
que nada esperan y todo lo advierten.
Nadie está condenado a creer.
Pero creyendo nace un alivio
un respirar que se suaviza
y hace volver los ojos a ese soplo
que está en todas partes y espera.



Poema Fata Morgana de Alan Mills



Un hombre vio en el desierto
lampos de luz sobre las rocas
anuncios de la oscuridad que espera.
(las rocas son lágrimas secas
vestigios de alguna memoria
deseosa de asirse a la tierra).

Un hombre vio en la distancia
sorbos de luz separando cielos y arenas
y mares que transpiran ausencia.

Un hombre mira al mundo alejarse
cual espejismo o suave marea.



Poema Fresco de César Vallejo



Llegué a confundirme con ella,
tanto…! Por sus recodos
espirituales, yo me iba
jugando entre tiernos fresales,
entre sus griegas manos matinales.
Ella me acomodaba después os lazos negros
y bohemios de la corbata. y yo
volvía a ver la piedra
absorta, desairados los bancos, y el reloj
que nos iba envolviendo en su carrete,
al dar su inacabable milinete.
Buenas noches aquellas,
que hoy la dan por reír
de mi extraño morir,
de mi modo de andar meditabundo.
Alfeñiques de oro,
joyas de azúcar
que al fin se quiebran en
el mortero de losa de este mundo.
Pero para las lágrimas de amor,
los luceros son lindos pañuelitos
lilas,
naranjos,
verdes,
que empapa el corazón.
Y si hay ya mucha hiel en esas sedas,
hay un cariño que no nace nunca,
que nunca muere,
vuela otro gran pañuelo apocalíptico,
la mano azul, inédita de Dios!



Poema Frente Al Mar de Alfonsina Storni



Oh mar, enorme mar, corazón fiero
De ritmo desigual, corazón malo,
Yo soy más blanda que ese pobre palo
Que se pudre en tus ondas prisionero.
Oh mar, dame tu cólera tremenda,
Yo me pasé la vida perdonando,
Porque entendía, mar, yo me fui dando:
«Piedad, piedad para el que más ofenda».
Vulgaridad, vulgaridad me acosa.
Ah, me han comprado la ciudad y el hombre.
Hazme tener tu cólera sin nombre:
Ya me fatiga esta misión de rosa.
¿Ves al vulgar? Ese vulgar me apena,
Me falta el aire y donde falta quedo,
Quisiera no entender, pero no puedo:
Es la vulgaridad que me envenena.
Me empobrecí porque entender abruma,
Me empobrecí porque entender sofoca,
¡Bendecida la fuerza de la roca!
Yo tengo el corazón como la espuma.
Mar, yo soñaba ser como tú eres,
Allá en las tardes que la vida mía
Bajo las horas cálidas se abría…
Ah, yo soñaba ser como tú eres.
Mírame aquí, pequeña, miserable,
Todo dolor me vence, todo sueño;
Mar, dame, dame el inefable empeño
De tornarme soberbia, inalcanzable.
Dame tu sal, tu yodo, tu fiereza.
¡Aire de mar!… ¡Oh, tempestad! ¡Oh enojo!
Desdichada de mí, soy un abrojo,
Y muero, mar, sucumbo en mi pobreza.
Y el alma mía es como el mar, es eso,
Ah, la ciudad la pudre y la equivoca;
Pequeña vida que dolor provoca,
¡Que pueda libertarme de su peso!
Vuele mi empeño, mi esperanza vuele…
La vida mía debió ser horrible,
Debió ser una arteria incontenible
Y apenas es cicatriz que siempre duele.



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