poemas vida obra f

Poema Foto En La Universidad De Columbia de Hilario Barrero



Un rayo destruyó

la esfera en que te apoyas,

sólo queda la base

por donde juegan niños que no te conocieron

y meditan lagartos prisioneros de plomo.

El campus, a finales de curso,

es un río de cuerpos

que con el torso herido

estudian en el césped luminoso.

Pasan cometas tristes suspendidas de lluvia

y pájaros alegres aprobados de viento.

La luz moja tu cara en luna llena,

pelo liso con un brillo cansado,

tus manos enlazadas reposando en tus muslos,

pantalones bombachos

y dos escarabajos en tus ojos

mirando la retina de la tarde.

Sonríe, Federico, no te muevas.

Aunque se queda inmóvil,

la imagen sale turbia.

Se distingue una mano clarísima y helada

que se posa con fuerza en otra mano en fuego.

La lente invierte la foto de Manhattan

y Harlem se amotina

en la cámara oscura de la noche.



Poema Fue A Levantar El Martillo de Héctor Urruspuru



fue a levantar el martillo
y no pudo levantar el martillo
fue a clavar el clavo en la pared
y no pudo
no pudo con la ventana
por la que veía al mundo
abrirla

llévenle un té
a este dios de la ubicuidad
ahora
es un ángel oscuro que cae
– un reducido lugar –

alcáncenle los lentes
que lea las noticias
denle la sopa
el pan
el control remoto el sillón marrón

los años
tienen piedad para con los excesos
nos devuelven a la plaza pública
– el pensamiento simple –
– el maíz / la paloma –
……………………………………………….
el ex-dictador
hamaca a un niño
es un abuelo de mirada dulce
camina lento

Dios
y la vida tonta
como que perdonan

nosotros no.



Poema Flor Azteca de Graciela Cros



Amigas mías
Hay una especie de hombre que no les recomiendo.
Es el hombre que ama a una cabeza
y las propiedades que la caracterizan.
Hay uno
que sólo quiere oirme hablar verme mirar
escuchar cómo escucho
comprobar cómo pienso
mientras mi cabeza completa
con rulos cerebelo y pestañas
con ideas deseos y orejas
luce como un adorno encima de la mesa.

Mirándome a los ojos con ternura
repite día a día
que le hace tanto bien charlar conmigo.

En vano mis tobillos le hacen señas
mientras mis manos intentan algún pequeño roce
o algo nerviosas gesticulan un rápido lenguaje de emergencia
en el que trato de explicarle que estos son otros tiempos
que el antiguo combate entre cuerpos y almas no existe
y no me agrada el rol del Bautista
decapitado en la bandeja:
que debajo de la mesa una segura y cálida prolongación de mi cabeza
es
a la vez
una segura y cálida promesa de bienestar a su cabeza.

Él
Para hacer igualitaria la cosa y porque es considerado
digamos
una persona noble
sólo se permite responder con su cabeza completa
en la que descuento conviven labios neuronas y anhelos
ojos sienes recuerdos y conceptos.

Su voz
acostumbrada a las bellas palabras
me explica que no puede con las culpas
y declara su amor a mi cabeza
pero esconde
celosísima
las líneas de su cuerpo
a los temblores animales del mío
fatalmente impaciente debajo de la mesa.
Como soy obstinada
(mi cabeza lo es)
intento atacarlo por sorpresa
pero es irreductible
su moral es de hierro
entonces pienso
en la seda caliente de mis suaves rincones
y lo odio.
Así ocurre
finalmente
que para darle el gusto y porque me conmueve
su actitud de niño dibujando una casa
yo
me quedo
muy quieta
y cuando ya se ha ido
suelo sacar la lengua.
No puedo ocultarles que planeo venganzas.
Deberán ser acordes a una flor azteca.
Por ejemplo
que un día
cuando él crezca y me busque completa

no encuentre nada debajo de la mesa.



Poema F- (de Urca*) de Graciela Cros



Ruega por cardamomo, por benjuí, por canela;
en aguardiente de jengibre empapa
su pobreza de padres
Ruega en quejumbrosa instancia:
confuso monje, corazón descalzo
sitiado por los días, reminiscente, obtuso

Ruega el extranjero, niño eslabón que fuera
oscilante fantasma elusivo

Que el Can de la Piedad
al fatigado niño lo proteja

Al que se suelta de la mano
y a gritos llama a los amigos
lo proteja

Al que huye de la muerte

MADRE MUDA

lo proteja

Barrio de Río de Janeiro, Brasil



Poema Fragmento Del Planto De Las Virtudes de Gómez Manrique



Que la boca mencionada
d’este valle temeroso
prestamente fue juntada
con la ribera nombrada
del río tenebregoso.
no sin duda mayor pena
el que tragó la ballena
creo sintiese que yo
en me ver adonde no
fallaba salida buena.

E como toro judío
busca por donde fuir,
andaba del todo frío
desde las cuestas al río
catando por do salir:
mas a la fin no fallaba
en esta ribera brava
ningund seguro pasaje
pues la cumbre del boscaje
con las nubes comarcaba.



Poema Fragmento De Ventana (fragmentos) de Gloria Gervitz



Ahora estoy en un paisaje de zenzontles
Cada vez estoy más cerca
Cuando posea esa inmensidad
apenas tendré fuerza para despertar en la brevedad
de la muerte
La luz golpea el aire. Estamos donde los colores
se abren
Son días largos y apretados como la migraña
Y todo se repite
Los árboles desamarrados
La noche se deshace
¿Y después?
Lo único verdadero es el reflejo del sueño que trato
de fracturar
pero que ni siquiera me atrevo a soñar
continuo plagio de mí misma
Y el lugar del encuentro es sólo tiempo. Todo no es
sino tiempo
Allá donde unas cuantas buganvilias en un vaso
de agua
bastan para hacernos un jardín
Porque morimos solos. Y la muerte es apenas
el despertar
de este sueño primero de vivir y dijo mi abuela
a la salida del cine
Sueña que es hermoso el sueño ce la vida, muchacha
Se oxida la lumbre de las veladoras y yo, ¿dónde estoy?
Soy la que fui siempre. Lo inesperado de estar siendo
Llego al lugar del principio donde comienza el
comienzo
Éste es el tiempo
Es el tiempo de despertar
La abuela enciende las velas sabáticas desde su muerte
y me mira
Se extiende el sábado hasta nunca, hasta después,
hasta antes
Mi abuela que murió de sueños
mece interminablemente el sueño que la inventa
que yo invento. Una niña loca mí mira desde adentro
Estoy intacta

Me haces daño
Suéltame
No me quites lo que he aprendido por mí misma
Las mujeres se sientan en el suelo
Yo digo Kadish por ti y por mí
Las palabras están gastadas como esas piedades con
el mármol gastado por los besos
Madre de Dios ruega por nosotros

Y ella que vino desde Kiev
Ramo de flores apretado contra el pecho
Vida para ser vivida en un tiempo más largo
?No fuimos a Canadá porque nos dijeron que era muy frío
Salimos en tren. El barco lo tomamos en Amsterdam
Nunca más me embarcaré en aquel mar tan soñado
Oh madre que olvidé
En esta hora y en la hora de nuestra muerte
Adonai Eloheinu Adonai Ejad
Adiós
Adiós
Oh Madre
Adiós

Paso días sin verme en ningún espejo
Comencé a comprar el periódico aún antes de saber
español
Mi padre comerciaba con frutas secas
¿Y a quién le importan estos recuerdos?

Ella apretando contra su pecho las flores
Ella muchacha con flores en el pelo
Y los vestidos plisados y la boca muy roja sonriendo
Ahora sólo un retrato guardado en una caja de
habanos

Ella con el sol de mediodía
Flores blancas
Y los dos niños agarrados a su falda caminando por
el parque México.

Ella que no sabía decir Kadish
Despidiéndose en una estación de tren que después
fue bombardeada
Despidiéndose de padres y hermanos a quienes nunca
más volvería a ver
Ella que lloraba en las mañanas
Mientras los niños en la escuela y el marido
en la tienda
Bajo llave en el baño con el agua corriendo para
no sentir las lágrimas
Ella
?Oh tantos sueños que no alcanzaron el mar?
Con las preocupaciones de todos los días en un país
extraño
Lejos de sí misma, fue, se convirtió, era nadie
Ella gorda, vieja antes de tiempo
¿Cómo pudo ocurrirme a mí?
El pelo recogido hacia atrás y la mirada de un animal
herido

Y todo pasa
Y el tiempo es largo
Y estuviste distante de los otros, de ti
¿Otra forma de estar cerca?
Y te quedó para siempre en la boca el sabor del té
de aquel samovar de tu casa

Alguien debería contratar a esas mujeres que lloran
por los otros
A esas que han criado hijos
Amasado su pan
Las que barren todos los días la puerta de su casa
Aunque sea por dinero
Que lloren contigo, que lloren por ti
Hermana madre no me permitas tu separación
¿Oyes mi llanto?
¿Oyes mi llanto que te cubre como una tela?
Rásgala
Rómpeme
Cúbreme con tus cenizas
Libérame

Espero las noches como un animal amarrado que
patea, patea

Y te acuso
Pero de qué puedo culparte

¿Cómo hubiera podido ser de otro modo?

El oráculo se cumple

Déjame ir
Suéltame
No regreses
No quiero quedar atrapada en tu sueño sin poder
despertar
¿Hacia dónde ir?
Llego sólo al lugar del principio
Regreso para besar tu pulso
Para caer de rodillas
Devotamente beso las arterias de tus manos
Oh madre ten piedad de mí
Oh madre misericordiosa
Ten piedad de mí
Sosténme
Derrótame pero dame tu consuelo
Apoyo mi cabeza de niña
Toco tu corazón
Cierro los ojos
Estoy atada a ti como el ahogado a la piedra
anudada a su cuello
Ya no tengo miedo
No puedo hundirme más abajo de tu corazón

Llévate la luz
Noche



Poema Falo De Ayer de Genaro Ortega Gutiérrez



Profanas candelas te conducen
permanentemente a callejones sin salida,
huecos donde pierden el perfil las caricias
y la sombra aborrece la salada fluidez
de la almendra.
Básicamente
es el viento quien esta tarde
pone el dedo en la llaga,
consciente
de su poder evocador de bramidos y naufragios,
cuando empieza a narcotizarte
la rutina, y los sonetos
no aportan un grano de arena al espejo
que se encorva al final del pasillo.
!Qué lujo hubiera sido
poder atisbar ese mar azul,
jardín de flores mestizas
con los estambres cargados de polen
y el diálogo siempre en clave!



Poema Fotografías de Gaspar Núñez De Arce



¡Pantoja, ten valor! Rompe la valla:
luce, luce en tarjeta y en membrete
y cabe el toro que enganchó a Pepete
date a luz en las tiendas de quincalla.
Eres un necio. -Cierto.- Pero acalla
tu pudor y la duda no te inquiete.
¿Qué importa un necio más donde se mete
con pueril presunción tanta morralla?
¡Valdrás una peseta, buen Pantoja!
No valen mucho más rostros y nombres
que la fotografía al mundo arroja.
Enséñanos tu cara y no te asombres:
deja a la edad futura que recoja,
tantos retratos y tan pocos hombres.

30 de abril de 1862.



Poema Fecundación de Gabriel Celaya



Y si yo te toco, tú eres lo que eres;
y si no te toco,
tú, tranquila, duermes.

Tú, conmigo, todo;
tú, sin mi, perdida;
tú, mujer conmigo,
nada si no nombro.

Y si yo te toco,
palmera que crece,
sonrisas abiertas
que, meciendo, envuelven.

Y si no te toco,
dulzura que pesa,
caes en tu silencio
densamente lenta.



Poema Fábula Inefable De La Niña Loca de Franklin Mieses Burgos



Tambor. ¡Tambor! Hermana: yo no quiero ser tambor
me duelen demasiado los ojos en el agua
desde que tengo abierta esta herida en el viento.

Una vez me sembraron el alma de recuerdos
y crecí como un árbol en la noche del tiempo,
en donde está cayendo
como una sola gota, para siempre, el silencio.

Tambor. ¡Tambor! Hermana: yo no quiero ser tambor.

Aquella dulce niña, que, como yo, tenía
dos blancas manos locas tendidas a la luna,
daba pena mirarla;
porque sólo decía que la luna había vuelto
sus manos mariposas:
mariposas de sueños que volando se iban
por el cielo remoto de las lunas difuntas.

Tambor. ¡Tambor! Hermana: yo no quiero ser tambor.

Me basta con mi ancho corazón
de voces,
mis caminos de humos enterrados,
mis campanas de nieblas doblando entre las sombras
me basta con mis ojos sonámbulos que miran
como crece de trinos la bondad de mis manos.

Tambor. ¡Tambor! Hermana: yo no quiero ser tambor.

-Lo comprendo; es posible: tú lloras porque piensas
que yo no estoy presente;
supones que me he ido hacia los lirios rotos
heridos por el aire,
hacia el mundo de hojas que desangra la noche;
supones que me he ido -toda desvanecida-
hacia el cielo sin lumbre en que devoran albas
tardías los gusanos.

Yo estoy ausente, sí:
ausente de la carne
sin ensueños ni sangre de tus huecas palabras,
más allá de tu muerta nominación de cosas.

Yo estoy ausente, sí,
de tu forma distinta de pronunciar alondra,
sepultada en un pecho nublado por el llanto.

-Tambor. ¡Tambor! Hermana: yo no quiero ser tambor.

Ahora que dolencias de sombras angustiadas
ascienden por el agua desnuda de mis ojos
y mi herida no sangra en la carne del viento;
ahora que estoy hecha de cosas enterradas
y estoy henchida toda
de estrellas como un río,
no dejes que se vayan mis manos por el alba;
no dejes que se vayan:
Tengo miedo de un ángel oscuro que las llama.

Tambor. ¡Tambor! Hermana: yo no quiero ser tambor.



« Página anterior | Página siguiente »


Políticas de Privacidad