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Poema Nostalgia De La Tierra de Elías Nandino



Tierra hambrienta, maternal atracción;
sepultura vacía en asedio amoroso;
sólido mar de espera
en el que presiento y siento
el reposo para mis pies cansados;
yo capto el lento ascenso
de tus leves caricias
arropando mis ansias
y escucho en mi conciencia
tus palabras de aroma cortejando mi cuerpo.

Tierra y vientre, acecho infatigable
que se posa en mi piel
como sedienta brisa
de un agresivo amor que me persigue…
yo sé que tu energía circula por mis venas
y que somos, los dos
incompletas fracciones
que buscan refundirse.

Soy tuyo, madre tierra:
me invade el parentesco
inevitable y hondo
de tu ritmo en mi sangre,
porque pese a mi miedo, a mi apego a la vida,
hay algo en mis adentros
que espera y desespera
por regresar a ti…

Mi vegetal instinto, mis árboles de fiebre
sin raíces ni sitio, están pidiendo ansiosos
su parcela segura,
su isla inamovible
donde dormir a solas su letargo yacente.
Tierra voraz, oscuro hogar bendito
donde el dolor se apaga,
yo quiero reposar bajo tus sábanas
de secretas ternuras germinales
y así, cual la semilla
que se oculta en tus húmedas tinieblas
resurge transformada:

Ya en la longeva beatitud de un árbol
o en los brotes de flores temporales
que las lluvias despiertan en los campos:
renacer de tu entraña
y subir los peldaños
que en la escala de vidas
mi evolución alcance;
porque vengo de ti, soy lodo en trance
que a fuerza de nacer y de morir,
ha de llegar a definir su esencia
para ser en el cosmos vida eterna.

Tierra insaciable, intimidad perfecta,
cuando caiga en tu seno
incinera mi carne, y después, con amor
alienta mis cenizas, porque quiero
proseguir cultivando mi poesía,
al volver a vivir con nuevo cuerpo.



Poema Nocturna Suma de Elías Nandino



Deletreo el espacio y no comprendo
esas gotas de luz en plena noche
que tiemblan, que se ensanchan, que se encogen,
y expresan desde el cielo
las frases de su pulso luminoso.

Yo no sé si es altura o es abismo
el sitio en donde asoman,
o si son o no son; pero las miro
como enjambre de islas en incendio
y sufro su atracción, su intenso brillo,
su tímido mirar…

Las cuento, muchas veces, muchas veces…
Me olvido de la cuenta y me detengo
para empezar la cuenta nuevamente,
y la vuelvo a perder, cayendo siempre
en la fuga de un número disperso.

Las cuento, muchas veces, muchas veces…
Y si gozo al contar, es porque siento
que capto más y más, al Creador,
cuando sumo y me sumo en sus estrellas.



Poema Nocturno Íntimo de Elías Nandino



Soy prisionero de la entraña negra
de estos muros sin rostro en donde escucho
los pasos sin sonido de las horas.
Pienso, respiro, palpo. Sueño en sueños
que quisiera soñar. Cierro los ojos
para mirar mejor. Abro la mano
y oprimo mi otra mano. -«No estoy muerto».
Sobre mi piel la soledad resbala
y me dice al oído: -«No estás solo».

Mi lecho es un regazo que atesora
mis friolentos recuerdos que recuerdan
y los cubre con roces tropicales.

Pienso, respiro, palpo. Casi duermo
sin poderme dormir. Me quedo quieto
en mi nido de sábanas y suelto
mi muscular engrane. (Siento alivio
al desatarme de mi propio cuerpo.)

A mi lado soy yo sin ser yo mismo.
Una mortaja de negrura absorbe
mi yacente silueta pensativa
y nos nace un idilio de silencios.

No alcanzo a comprender cómo es posible
que yo sea un extraño que contemple
la muerte en vida que en mi sangre corre.

No hay ley de gravedad en la vigilia.
Mi brazo se levanta sin esfuerzo
y flota sobre el agua de la noche.
Yo no sé si me mueven o me muevo
o si soy un espejo atormentado
que asesinó la imagen de su imagen.

No me quiero dormir. Estoy viviendo
ese desdoblamiento tan preciso
de solidez caída y suave fuga
en que soy lo que escapa y lo que queda.

Los
párpados
se
rinden.
Ya
no
miro.
Soy un pez que en la nada está nadando.
Se derrama la sombra y me comprime.

En mi molde naufrago y me acomodo
como el agua en el vaso. Apenas oigo.
Mi pensamiento dice en pensamiento:
«Muerte mía, despiértame mañana».



Poema Nocturno Amor de Elías Nandino



Naciste en mí, a sangre vinculado,
en creciente raíz, cósmico nudo;
de mi selva interior el potro rudo
que anhela libertad enamorado.

Soy mortaja y estoy, amor, tajado
por tu evasión continua que no eludo,
sino que vuelo en ti y en mí me escudo,
para que al volver seas amparado.

Venero de tus ímpetus, me ligo
a tu fuga celeste, a tu caída,
a la expansión total de tu secreto;

pero de noche, cuando estoy contigo,
recobro con tu fuerza sumergida
la sola soledad de estar completo.



Poema Nocturno Alquimia De Mis Sueños de Elías Nandino



Cuanto más y más alabes al ser que amas:
más y más lo alejas de tus manos.

Yo te amo como se ama a una estrella:
puedo atreverme a contemplar tu albor,
a sentir tu pureza luminosa,
a escalar con mis ansias
la altura en que te asomas;
pero nunca a tocarte
ni a sembrar mis caricias
en la fulgente piel de tu misterio.

Yo sé dónde apareces diariamente,
conozco el sitio exacto
y la hora precisa
en que tu rostro enciende su hermosura.
Aprendí de memoria
tu órbita celeste,
el instante glorioso
en que brillas más cerca de mis ojos
y también el momento
en que huyendo me robas tu semblante.

Yo sé que soy tu dueño en la distancia
que al descubrirte me gané el derecho
de salir cada noche
a mirar tu expresiva luz errante,
tu joven brillantez inmaculada,
sin tener ni la mínima esperanza
de estrechar tu verdad entre mis brazos.

Te inventé con la alquimia de mis sueños
te vestí de imposible,
en tus pupilas inicié un poema
y en lo más alto entronicé tu imagen.

Con barro de mi angustia te di forma
igual a la de un ángel que no existe.

Cuando llega la noche
y te encuentro rielando en el espacio:
yo te aspiro y te gozo,
platico desde lejos con tu nimbo
sin pronunciar tu nombre.
Sin esperar tampoco que desciendas
ni que el roce de mi tacto te defina:
porque anhelo que ignoren mis sentidos
que eres de carne y hueso,
que tu cuerpo es mortal,
y que hasta el nítido esplendor que irradias,
carece de luz propia.

¡Sigue alumbrando allá! ¡Brilla unos días!
Pronto la muerte bajará mis párpados
y tú, al instante, quedarás a oscuras.



Poema Nocturno A Tientas de Elías Nandino



A oscuras, yacentes
en el mismo lecho,
somos brasas despiertas
que vigilan
el pulso de sus lumbres.
Me animo y aventuro
mi mano por su cuerpo:
voy encontrando
laderas y llanuras,
asomo de pezones
y un par de lomas redondas
que en un precipicio
aparta,
haciendo entre las dos
una cañada.
A tientas
en su fondo palpo
un inasible vello
casi sueño…
Parece que ando cerca
de las puertas del cielo.
El merodeo prosigue
y después
de subidas y bajadas,
bajadas y subidas,
doy con algo
inédito y matrero.
– ¡Hallazgo afortunado
que al fin me queda
como anillo al dedo!-



Poema Nocturno A La Luna de Elías Nandino



La luna, que brincó por la ventana,
en el piso del cuarto se restira
rebotando en el muro que la mira
y del rebote, la penumbra emana.

Su luz, entre las sombras deshilvana
un metálico brillo que delira,
y el espejo sediento le suspira
desde el rincón, como presencia humana.

Perforada la sombra, se estremece,
y el rayo de la luna me parece
escalera pendiente de los cielos.

Y asido a la visión que me rodea,
el afán de mi alma se recrea
al subir por el rayo sus anhelos.



Poema Mi Corazón de Elías Nandino



Es mentira
que mi corazón porque palpita
esté despierto.
Sus latidos son tan sólo
el goteo
de su llanto glacial
como el que llora al fundirse
el témpano de hielo.

Es mentira
que mi corazón porque palpita
esté despierto.
Su misión se reduce
a mantener de pie
a un muerto
que esperanzado
aún persigue sus sueños.



Poema Imposible de Elías Nandino



Mi corazón se pierde en la nevada
ascensión de tu cuerpo, sin consuelo,
y enfrías la fuerza del anhelo
en medio de tu carne congelada.

Cada día te ofrezco una alborada
de ilusión y de vida, todo un cielo
palpitante de sol, que funda el hielo
y transforme tu cuerpo en llamarada.

Pero toda mi vida es poca vida
para matar la muerte que se esconde
y circula en tu sangre adormecida.

Has desatado el nudo de tus brazos,
tu voz a mi llamado no responde,
y es sólo un eco el paso de tus pasos.



Poema Erotismo De Mente de Elías Nandino



De desnuda donde está,
brilla la estrella
Rubén Darío
Cuando en noches anuentes
de intimidad celeste
contemplo las estrellas
desnudamente bellas:
me invaden arrebatos
de cósmica lujuria
y sufro y desespero
al no poder siquiera
coger alguna de ellas.



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