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Poema Es Una Forma Juvenil Que Un Día de Antonio Machado



Es una forma juvenil que un día
a nuestra casa llega.
Nosotros le decimos: ¿por qué tornas
a la morada vieja?
Ella abre la ventana, y todo el campo
en luz y aroma entra.
En el blanco sendero
los troncos de los árboles negrean;
las hojas de sus copas
son humo verde que a lo lejos sueña.
Parece una laguna
el ancho río entre la blanca niebla
de la mañana. Por los montes cárdenos
camina otra quimera.



Poema Elegía Para Decirme de Carilda Oliver Labra



Yo le recuerdo aquí: donde me duele
el color que le trajo a mi esperanza;
y le recuerdo aquí porque soy triste
y ya no puedo echarme entre sus lágrimas.

¿Qué corazón saldría de este insomnio
si yo supiera ser una muchacha;
si no me pareciera tanto a mis ojeras,
ni a esta tarde de invierno, así doblada!

Pero me acuerdo aquí de que anda lejos
el que vivió a la vuelta de mi espalda.
Me acuerdo de su nombre perezoso
que casi no quería ser palabra.
Me acuerdo de su risa mal abierta
riñéndole por dentro a la mirada,
y de su frente que crecía;
y de su voz inútil como el alba
y de un secreto que quedó inconcluso
aquel domingo en que amó la nada.

¿Qué corazón saldría de este insomnio
si yo supiera ser una muchacha!
Pero me duele aquí, donde me canso,
aquel hombre agobiado por crisálidas.
Pero me duele aquí, donde soy sola,
esta verdad metida entre dos alas.
Qué corazón saldría de este insomnio…

Pero soy todo el blanco que se acaba,
y no me porto bien con la alegría
por lo que traigo al sur de mi garganta.



Poema El Muro Frontal de Fabricio Estrada



I

Cierta suciedad en el ambiente.
La basura desordenada
entre las vísceras del aire.
Los amigos viéndome distinto,
muy cambiado;
verme una vez por cada uno que se casa
no es para menos…
Las distancias se alargan cuanto pueden,
como la edad y el olvido.

Pasan las circunstancias,
indicios de que tiempo atrás
anarquizamos la noche.
Pasan las actitudes,
lo alienante,
horas que fueron parte y hechos.
Ciertas imágenes como un sueño empañado
o como un recuerdo
que se resiste a concretar sus líneas.

II

El muro de la casa de enfrente
es el mismo que quisimos pintar
con graffitis de mujeres desnudas,
con nubes que desde aquí
nos parecieron siempre
las olas de las playas.
Tras los cerros conocimos
la imponente redundancia del adolescente,
imaginábamos,
el primer compromiso con el amor,
la última promesa de nunca separarnos
y el estruendoso silencio
con el que posiblemente dialogan
los seres submarinos.



Poema Ella de Oliverio Girondo



Es una intensísima corriente
un relámpago ser de lecho
una dona mórbida ola
un reflujo zumbo de anestesia
una rompiente ente florescente
una voraz contráctil prensil corola entreabierta
y su rocío afrodisíaco
y su carnalesencia
natal
letal
alveolo beodo de violo
es la sed de ella ella y sus vertientes lentas entremuertes que
estrellan y disgregan
aunque Dios sea su vientre
pero también es la crisálida de una inalada larva de la nada
una libélula de médula
una oruga lúbrica desnuda sólo nutrida de frotes
un chupochupo súcubo molusco
que gota a gota agota boca a boca
la mucho mucho gozo
la muy total sofoco
la toda ¡shock! tras ¡shock!
la íntegra colapso
es un hermoso síncope con foso
un ¡cross! de amor pantera al plexo trópico
un ¡knock out! técnico dichoso
si no un compuesto terrestre de líbido edén infierno
el sedimento aglutinante de un precipitado de labios
el obsesivo residuo de una solución insoluble
un mecanismo radioanímico
un terno bípedo bullente
un ¡robot! hembra electroerótico con su emisora de delirio
y espasmos lírico-dramáticos
aunque tal vez sea un espejismo
un paradigma
un eromito
una apariencia de la ausencia
una entelequia inexistente
las trenzas náyades de Ofelia
o sólo un trozo ultraporoso de realidad indubitable
una despótica materia
el paraíso hecho carne
una perdiz a la crema.



Poema El Campesino Y La Princesa de Luis Alberto De Cuenca



Embrujado jardín.
En un estanque,
desnuda,
te recojo.
Me parece que tengo entre los brazos
otro jardín.



Poema Entra Otra Vez En Las Alcobas Blancas. de Antonio Gamoneda



Grandes son las jarras de la tristeza en las manos mortales.

Entra otra vez en las alcobas blancas.



Poema Epístola A Manuel Felipe Rugeles de Pablo Mora



I

Manuel Felipe, hermano de la harina,

permanente juglar de nuestra aldea,

testigo fiel de toda la odisea

de esta sufrida tierra campesina.

Manuel Felipe, acaso la neblina

?tu dulce amante? solamente sea

tenue sombra que apenas señorea

en este valle de tristeza andina.

Manuel Felipe, en lumbres jornalero,

apenas si se ven las mariposas,

apenas si se siente el ventisquero.

El oculto presagio de las rosas

nos recuerda tu claro derrotero

hacia la luz total de nuestras cosas.

II

La paz que tú soñaste ya no cuenta.

Los niños hacen guerra apenas nacen.

Las crónicas son todas policiales.

Ya no es nuestro el sabor de nuestra música.

El último poema para niños

ellos lo escriben con sus propios sueños:

es sólo una parábola a la guerra

con todas las metáforas en gris.

Andrés Eloy ya no anda por aquí,

el pobre Aquiles tuvo un accidente

y se nos fue. Ya casi no contamos

con poetas que quieran a los niños.

Manuel Felipe, hermano de las cumbres,

aquí nadie le canta a la neblina.

III

Manuel Felipe, ya nadie apacienta

ningún sueño detrás de los rebaños;

los viejos cántaros nos son extraños

así el crisol del horno los presienta.

La neblina quizás apenas sienta

la ausencia de los sueños aledaños

y en el rojizo almendro de tus años

tal vez ningún turpial ya ni se asienta.

Tal es el precio de la vida, hermano:

echar un barquichuelo en la quebrada,

echarlo de mañana, bien temprano,

luego irse con la tarde alucinada

y estarse con la luna de la mano

para caer en cuenta de la nada.



Poema El Alfanje Secreto (xx) de Santos Domínguez Ramos



Ya vas rindiendo al tiempo su sórdida alcabala:
este rastro de azufre de los hijos del trueno,
este limón salobre que hiere la garganta
y esta luz de atalaya sobre el cielo morado.
Cuando todo presagia la noche por los templos,
la soledad del eco gutural en las bocas,
el alfar de los días y un alféizar sin nadie,
escucha el desconsuelo nocturno de los gatos.



Poema El Cielo En La Fuente (fragmentos) de David Rosenmann – Taub



XVII

La rosa hacia la rosa: los ardores
ondulan y sucumben.
Como lo mío antes de mí, Jesusa
en otro corazón.

¿No buscará descanso?
En una página de arena y miedo
lee su nombre. Fardos los dominios.
Habrá murallas, pero no muy altas.



Poema Escribir Tiene Espíritu De Nada de Orlando González Esteva



Escribir tiene espíritu de nada.
Hay que revolotear en el abismo
y cortarse las alas que uno mismo
tiende sobre su sombra alucinada.

Y caer desde nunca, desde cada
vértice en el perfecto mecanismo
del azar que celebra en su mutismo
la creación, esa fábula encarnada.

Y yacer en las márgenes del sueño
donde la realidad es un pequeño
pez que burla las redes de la aurora

y revuelve las aguas del pasado
donde Dios se contempla ensimismado
y padece la luz que nos devora.



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