poemas vida obra delmira agustini

Poema La Sed de Delmira Agustini



¡Tengo sed, sed ardiente! -dije a la maga, y ella
me ofreció de sus néctares. -¡Eso no: me empalaga!-
Luego, una rara fruta, con sus dedos de maga,
exprimió en una copa clara como una estrella;

y un brillo de rubíes hubo en la copa bella.
Yo probé. -Es dulce, dulce. ¡Hay días que me halaga
tanta miel, pero hoy me repugna, me estraga!
Vi pasar por los ojos del hada una centella.

Y por un verde valle perfumado y brillante,
llevóme hasta una clara corriente de diamante.
-¡Bebe! -dijo-. Yo ardía, mi pecho era una fragua.

Bebí, bebí, bebí la linfa cristalina…
¡Oh, frescura! ¡Oh, pureza! ¡Oh, sensación divina!
-Gracias, maga, ¡y bendita la limpidez del agua!



Poema La Copa Del Amor de Delmira Agustini



¡Bebamos juntos en la copa egregia!
Raro licor se ofrenda a nuestras almas,
¡Abran mis rosas su frescura regia
a la sombra indeleble de tus palmas!
Tú despertaste mi alma adormecida
en la tumba silente de las horas;
a ti la primer sangre de mi vida
¡en los vasos de luz de mis auroras!

¡Ah! tu voz vino a recamar de oro
mis lóbregos silencios; tú rompiste
el gran hilo de perlas de mi lloro,
y al sol naciente mi horizonte abriste.

Por ti, en mi oriente nocturnal, la aurora
tendió el temblor rosado de su tul;
así en las sombras de la vida ahora,
yo te abro el alma como un cielo azul.

¡Ah, yo me siento abrir como una rosa!
Ven a beber mis mieles soberanas:
¡yo soy la copa del amor pomposa
que engarzará en tus manos sobrehumanas!

La copa erige su esplendor de llama…
¡Con qué hechizo en tus manos brillaría!
Su misteriosa exquisitez reclama
dedos de ensueño y labios de armonía.

Tómala y bebe, que la gloria dora
el idilio de luz de nuestras almas;
¡marchítense las rosas de mi aurora
a la sombra indeleble de tus palmas!



Poema La Cita de Delmira Agustini



En tu alcoba techada de ensueños, haz derroche
de flores y de luces de espíritu; mi alma
calzada de silencio y vestida de calma
irá a ti por la senda más negra de esta noche.

Apaga las bujías para ver cosas bellas;
cierra todas las puertas para entrar la ilusión;
arranca del misterio un manojo de estrellas
y enflora como un vaso triunfal tu corazón.

Y esperarás sonriendo, y esperarás llorando!…
Cuando llegue mi alma, tal vez reces pensando
que el cielo dulcemente se derrama en tu pecho….

Para el amor divino ten un diván de calma,
y con el lirio místico que es su arma, mi alma
apagará una a una las rosas de tu lecho.



Poema La Barca Milagrosa de Delmira Agustini



Preparadme una barca como un gran pensamiento…
La llamarán «La Sombra» unos, otros «La Estrella».
No ha de estar al capricho de una mano ó de un viento:
Yo la quiero consciente, indominable y bella!

La moverá el gran ritmo de un corazón sangriento
De vida sobrehumana; he de sentirme en ella
Fuerte como en los brazos de Dios! En todo viento,
En todo mar templadme su prora de centella!

La cargaré de toda mi tristeza, y, sin rumbo,
Iré como la rota corola de un nelumbo
Por sobre el horizonte líquido de la mar…

Barca, alma hermana; hacia qué tierras nunca vistas,
De hondas revelaciones, de cosas imprevistas
Iremos?… Yo ya muero de vivir y soñar…

De «Elegías dulces»



Poema Íntima de Delmira Agustini



Yo te diré los sueños de mi vida
en lo más hondo de la noche azul…
Mi alma desnuda temblará en tus manos,
sobre tus hombros pesará mi cruz.

Las cumbres de la vida son tan solas,
¡tan solas y tan frías! Yo encerré
mis ansias en mí misma, y toda entera
como una torre de marfil me alcé.

Hoy abriré a tu alma el gran misterio;
ella es capaz de penetrar en mí.
En el silencio hay vértigos de abismos:
yo vacilaba, me sostengo en ti.

Muero de ensueños; beberé en tus fuentes
puras y frescas la verdad; yo sé
que está en el fondo magno de tu pecho
el manantial que vencerá mi sed.

Y sé que en nuestras vidas se produjo
el milagro inefable del reflejo…
En el silencio de la noche mi alma
llega a la tuya como un gran espejo.

¡Imagina el amor que habré soñado
en la tumba glacial de mi silencio!
Más grande que la vida, más que el sueño,
bajo el azur sin fin se sintió preso.

Imagina mi amor, mi amor que quiere
vida imposible, vida sobrehumana,
tú sabes que si pesan, si consumen
alma y sueños de olimpo en carne humana.

Y cuando frente al alma que sentía
poco el azur para bañar sus alas
como un gran horizonte aurisolado
o una playa de luz, se abrió tu alma:

¡Imagina! ¡Estrechar, vivo, radiante
el imposible! ¡La ilusión vivida!
Bendije a Dios, al sol, la flor, el aire,
¡la vida toda porque tú eras vida!

Si con angustia yo compré esta dicha,
¡bendito el llanto que manchó mis ojos!
¡Todas las llagas del pasado ríen
al sol naciente por sus labios rojos!

¡Ah! Tú sabrás mi amor; mas vamos lejos,
a través de la noche florecida;
acá lo humano asusta, acá se oye,
se ve, se siente sin cesar la vida.

Vamos más lejos en la noche, vamos
donde ni un eco repercuta en mí,
como una flor nocturna allá en la sombra
me abriré dulcemente para ti.



Poema Inextinguibles de Delmira Agustini



¡Oh tú que duermes tan hondo
que no despiertas!

Milagrosas de vivas,
milagrosas de muertas,
y por muertas y vivas
eternamente abiertas,

alguna noche en duelo
yo encuentro tus pupilas
bajo un trapo de sombra
o una blonda de luna.

Bebo en ellas la Calma
como en una laguna.

Por hondas, por calladas,
por buenas, por tranquilas
un lecho o una tumba
parece cada una.



Poema Hoy Desde El Gran Camino de Delmira Agustini



Hoy desde el gran camino, bajo el sol claro y fuerte,
Muda como una lágrima he mirado hacia atrás,
Y tu voz de muy lejos, con un olor de muerte,
Vino á aullarme al oído un triste «¡ Nunca más !»

Tan triste que he llorado hasta quedar inerte…
¡ Yo sé que estás tan lejos que nunca volverás !
No hay lágrimas que laven los besos de la Muerte…
– Almas hermanas mías, nunca miréis atrás !

Los pasados se cierran como los ataúdes,
Al Otoño, las hojas en dorados aludes
Ruedan… y arde en los troncos la nueva floración…

-…Las noches son caminos negros de las auroras…-
Oyendo deshojarse tristemente las horas
Dulces, hablemos de otras flores al corazón.

De «Elegías dulces»



Poema Hacia La Primavera de Delmira Agustini



Sobre el mar que los cielos del ensueño retrata
alza mi torre azul su capitel de plata
que Eolo pulsa rara, dulcemente… Suspira
al pie la vaga ola su vaga serenata.

Y yo sueño en los cantos que duermen en mi lira,
cuando un ave vibrante, de plumaje escarlata,
en la ventana abierta se detiene y me mira:
-¿Qué haces? -dice. -¡Allá abajo, es primavera…! ¡Inspira

ansia de sol, de rosas, de caricias, de vida,
la mágica palabra! Vuela el ave encendida.
Yo bajo, desamarro mi yate marfileño…,

y corto mares hacia alegre primavera.
A mi espalda, en las olas, solitaria y austera
mi torre azul se yergue como un largo «Ave Ensueño»…



Poema Fue Al Pasar de Delmira Agustini



Yo creí que tus ojos anegaban el mundo…
Abiertos como bocas en clamor… Tan dolientes
que un corazón partido en dos trozos ardientes
parecieron… Fluían de tu rostro profundo

como dos manantiales graves y venenosos…
fraguas a fuego y sombra, ¡tus pupilas!… tan hondas
que no sé desde dónde me miraban, redondas
y oscuras como mundos lontanos y medrosos.

¡Ah, tus ojos tristísimos como dos galerías
abiertas al Poniente!… ¡Y las sendas sombrías
de tus ojeras donde reconocí mis rastros!…

¡Yo envolví en un gran gesto mi horror como en un velo,
y me alejé creyendo que cuajaba en el cielo
la medianoche húmeda de tu mirar sin astros!



Poema Fiera De Amor de Delmira Agustini



Fiera de amor, yo sufro hambre de corazones
de palomos, de buitres, de corzos o leones,
no hay manjar que más tiente, no hay más grato sabor,
había ya estragado mis garras y mi instinto,
cuando erguida en la casi ultratierra de un plinto,
me deslumbró una estatua de antiguo emperador.

Y crecí de entusiasmo; por el tronco de piedra
ascendió mi deseo como fulmínea hiedra
hasta el pecho, nutrido en nieve al parecer;
y clamé al imposible corazón… la escultura
su gloria custodiaba serenísima y pura,
con la frente en Mañana y la planta en Ayer.

Perenne mi deseo, en el tronco de piedra
ha quedado prendido como sangrienta hiedra;
y desde entonces muerdo soñando un corazón
de estatua, presa suma para mi garra bella;
no es ni carne ni mármol: una pasta de estrella
sin sangre, sin calor y sin palpitación…

¡Con la esencia de una sobrehumana pasión!



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