poemas vida obra delmira agustini

Poema Amor de Delmira Agustini



Lo soñé impetuoso, formidable y ardiente;
hablaba el impreciso lenguaje del torrente;
era un mar desbordado de locura y de fuego,
rodando por la vida como un eterno riego.

Luego soñélo triste, como un gran sol poniente
que dobla ante la noche la cabeza de fuego;
después rió, y en su boca tan tierna como un ruego,
soñaba sus cristales el alma de la fuente.

Y hoy sueño que es vibrante y suave y riente y triste,
que todas las tinieblas y todo el iris viste,
que, frágil como un ídolo y eterno como Dios,

sobre la vida toda su majestad levanta:
y el beso cae ardiendo a perfumar su planta
en una flor de fuego deshojada por dos….



Poema Los Retratos de Delmira Agustini



Si os asomárais a mi alma como a una estancia profunda, veríais cuánto la entenebrece e ilumina la intrincada galería de los Desconocidos… Figuras incógnitas que, acaso, una sola vez en la vida pasaron por mi lado sin mirarme, y están fijas allá dentro como clavadas con astros…



Poema Nocturno de Delmira Agustini



Engarzado en la noche el lago de tu alma,
diríase una tela de cristal y de calma
tramada por las grandes arañas del desvelo.

Nata de agua lustral en vaso de alabastros;
espejo de pureza que abrillantas los astros
y reflejas la cima de la Vida en un cielo…
Yo soy el cisne errante de los sangrientos rastros,
voy manchando los lagos y remontando el vuelo.



Poema Supremo Idilio de Delmira Agustini



( Boceto de un poema )

En el balcón romántico de un castillo adormido
que los ojos suspensos de la noche adiamantan,
una figura blanca hasta la luz… Erguido
bajo el balcón romántico del castillo adormido,
un cuerpo tenebroso… Alternándose cantan.

-¡Oh tú, flor augural de una estirpe suprema
que doblará los pétalos sensitivos del alma,
nata de azules sangres, aurisolar diadema
florecida en las sienes de la Raza!… Suprema-
Mente pulso en la noche tu corazón en calma!

-¡Oh tú que surges pálido de un gran fondo de enigma
como el retrato incógnito de una tela remota!…
Tu sello puede ser un blasón ó un estigma;
en las aguas cambiantes de tus ojos de enigma
un corazón herido -y acaso muerto- flota!

-Los ojos son la Carne y son el Alma: mira!
Yo soy la Aristocracia lívida del Dolor
que forja los puñales, las cruces y las liras,
que en las llagas sonríe y en los labios suspira…
Satán pudiera ser mi semilla ó mi flor!

Soy fruto de aspereza y maldición: yo amargo
y mancho mortalmente el labio que me toca;
mi beso es flor sombría de un Otoño muy largo…
Exprimido en tus labios dará un sabor amargo,
y todo el Mal del Mundo florecerá en tu boca!

Bajo la aurora fúlgida de tu ilusión, mi vida
extenderá las ruinas de un apagado Averno;
vengo como el vampiro de una noche aterida
a embriagarme en tu sangre nueva: llego á tu vida
derramada en capullos, como un ceñudo Invierno!

-!Cómo en pétalos flojos yo desmayo á tu hechizo!…
Traga siniestro buitre mi pobre corazón!
En tus manos mi espíritu es dúctil como un rizo…
El corazón me lleva á tu siniestro hechizo
como el barco inconsciente el ala del timón!

Comulga con mi cuerpo devoradora sima!
Mi alma clavo en tu alma como una estrella de oro;
florecerá tu frente como una tierra opima,
cuando en tu almohada trágica y honda como una sima,
mis rizos se derramen como una fuente de oro!

-Mi alma es negra tumba, fría como la Nieve…
-Buscaré una rendija para filtrarme en luz !
-Albo lirio !… A tocarte ni mi sombra se atreve…
-Te abro; ¡ oh mancha de lodo ! mi gran cáliz de nieve
y tiendo á ti eucarísticos mis brazos, negra cruz!

Enróscate; ¡oh serpiente caída de mi Estrella
sombría! a mi ardoroso tronco primaveral…
Yo apagaré tu Noche ó me incrustaré en ella:
seré en tus cielos negros el fanal de una estrella
seré en tus mares turbios la estrella de un fanal!

Sé mi bien ó mi mal, yo viviré en tu vida!
Yo enlazo á tus espinas mi hiedra de Ilusión…
Seré en ti una paloma que en una ruina anida;
soy blanca, y dulce, y leve; llévame por la Vida
prendida como un lirio sobre tu corazón!

-Oh dulce, dulce lirio!… Llave de las alburas!
Tú has abierto la sala blanca en mi alma sombría,
la sala en que silentes las Ilusiones puras
en dorados sitiales, tejen mallas de alburas!…
-Tu alma se vuelve blanca porque va siendo mía!

-Oh leyes de Milagro!… yo, hijo de la sombra
Morder tu carne rubia: oh fruto de los soles!
-Soy tuya fatalmente: mi silencio te nombra,
y si la tocas tiembla como un alma mi sombra!…
Oh maga flor del Oro brotada en mis crisoles!

-Los surcos azurados del Ensueño sembremos
de alguna palpitante simiente inconcebida
que arda en florecimientos imprevistos y extremos;
y al amparo inefable de los cielos sembremos
de besos extrahumanos las cumbres de la Vida!

Amor es milagroso, invencible y eterno;
la vida formidable florece entre sus labios…
Raiz nutrida en la entraña del Cielo y del Averno,
viene á dar á la tierra el fuerte fruto eterno
cuyo sangriento zumo se bebe á cuatro labios!

Amor es todo el Bien y todo el Mal, el Cielo
todo es la arcada ardiente de sus alas cernidas…
Bajar de un plinto vano es remontar el vuelo…
Y Él te impulsa á mis brazos abiertos como el Cielo,
oh suma flor con alma, á deshojar en vidas!…

En el balcón romántico de un castillo adormido
que los ojos suspensos en la Noche adiamantan,
el Silencio y la Sombra se acarician sin ruido…
Bajo el balcón romántico del castillo adormido
un fuerte claro-oscuro y dos voces que cantan…

De «Elegías dulces»



Poema Sobre Una Tumba Cándida de Delmira Agustini



«Ha muerto…, ha muerto…», dicen tan claro
que no entiendo…

¡Verter licor tan suave en vaso tan tremendo!…
Tal vez fue un mal extraño tu mirar por divino,
tu alma por celeste, o tu perfil por fino…

Tal vez fueron tus brazos dos capullos de alas…
¡Eran cielo a tu paso los jardines, las salas,
y te asomaste al mundo dulce como una muerta!
Acaso tu ventana quedó una noche abierta.

-¡Oh, tentación de alas, una ventana abierta!-
¡Y te sedujo un ángel por la estrella más pura…
y tus alas abrieron, y cortaron la altura
en un tijeretazo de luz y de candor!

Y en la alcoba que tu alma tapizaba de armiño,
donde ardían los vasos de rosas de cariño,
la Soledad llamaba en silencio al Horror…



Poema La Musa de Delmira Agustini



Yo la quiero cambiante, misteriosa y compleja;
con dos ojos de abismo que se vuelvan fanales;
en su boca, una fruta perfumada y bermeja
que destile más miel que los rubios panales.

A veces nos asalte un aguijón de abeja:
úna raptos feroces a gestos imperiales
y sorprenda en tu risa el dolor de una queja;
¡En sus manos asombren caricias y puñales!

Y que vibre, y desmaye, y llore, y ruja, y cante,
y sea águila, tigre, paloma en un instante,
que el Universo quepa en sus ansias divinas.

Tenga una voz que hiele, que suspenda, que inflame,
y una frente que, erguida, su corona reclame
¡de rosas, de diamantes, de estrellas o de espinas!



Poema Pupila Azul De Mi Parque de Delmira Agustini



Pupila azul de mi parque
es el sensitivo espejo
de un lago claro, muy claro!…
tan claro que a veces creo
que en su cristalina página
se imprime mi pensamiento.

Flor del aire, flor del agua,
alma del lago es un cisne
con dos pupilas humanas,
grave y gentil como un príncipe;
alas lirio, remos rosa,
pico en fuego, cuello triste
y orgulloso, y la blancura
y la suavidad de un cisne…

El ave cándida y grave
tiene un maléfico encanto;
-Clavel vestido de lirio,
trasciende a llama y milagro-;
Sus alas blancas me turban
como dos cálidos brazos;
ningunos labios ardieron
como su pico en mis manos,
ninguna testa ha caído
tan lánguida en mi regazo;
ninguna carne tan viva,
ha padecido o gozado:
viborean en sus venas
filtros dos veces humanos!

Del rubí de la lujuria
su testa está coronada;
y va arrastrando el deseo
en una cauda rosada…

Agua le doy en mis manos
y él parece beber fuego;
y yo parezco ofrecerle
todo el vaso en mi cuerpo…

Y vive tanto en mis sueños,
y ahonda tanto en mi carne,
que a veces pienso si el cisne
con sus dos alas fugaces,
sus raros ojos humanos
y el rojo pico quemante,
es sólo un cisne en mi lago
o es en mi vida un amante…

Al margen del lago claro
yo le interrogo en silencio…
y el silencio es una rosa
sobre su pico de fuego…
Pero en su carne me habla
y yo en mi carne lo entiendo.

-A veces ¡toda! soy alma;
y a veces ¡toda! soy cuerpo-.
Hunde el pico en mi regazo
y se queda como muerto…
Y en la cristalina página,
en el sensitivo espejo
del lago que algunas veces
refleja mi pensamiento,
el cisne asusta de rojo,
y yo de blanca doy miedo!



Poema Vida de Delmira Agustini



A ti vengo en mis horas de sed como a una fuente
límpida, fresca, mansa, colosal…
y las punzantes sierpes de fuego mueren siempre
en la corriente blanda y poderosa.

Vengo a ti en mi cansancio, como al umbroso bosque
en cuyos terciopelos profundos la fatiga
se aduerme dulcemente, con música de brisas,
de pájaros y aguas…
y del umbroso bosque salgo siempre radiante
y despierta como un amanecer.

Vengo a ti en mis heridas, como al vaso de bálsamos
en que el dolor se embriaga hasta morir de olvido…
Y llevo
selladas mis heridas como las bocas muertas,
y por tus buenas manos vendadas de delicias.

Cuando el frío me ciñe doloroso sudario,
lívida vengo a ti,
como al rincón dorado del hogar,
¡como al Hogar universal del Sol!…
Y vuelvo toda en rosas como una primavera,
arropada en tu fuego.

A ti vengo en mi orgullo
como a la torre dúctil,
como a la torre única
¡que me izará sobre las cosas todas!
¡Sobre la cumbre misma,
arriscada y creciente,
de mi eterno capricho!

Para mi vida hambrienta
¡eres la presa única!
¡Eres la presa eterna!
El olor de tu sangre,
el color de tu sangre
flamean en los picos ávidos de mis águilas.

Vengo a ti en mi deseo
como en mil devorantes abismos, toda abierta
el alma incontenible…
¡Y me lo ofreces todo!…
Los mares misteriosos florecidos en mundos,
los cielos misteriosos florecidos en astros,
¡los astros y los mundos!
…Y las constelaciones de espíritus suspensas
entre mundos y astros…
…Y los sueños que viven más allá de los astros,
más acá de los mundos…

¿Cómo dejarte? -¡Vida!-
cómo salir del dulce corazón
hospitalario y pródigo
como una patria fértil?…
Si para mí la tierra,
si para mí el espacio,
¡todos! ¡son los que abarca
el horizonte puro de tus brazos!…
¡Si para mí tu más allá es la Muerte,
sencillamente, prodigiosamente!…



Poema Ven de Delmira Agustini



Ven, oye, yo te evoco.
Extraño amado de mi musa extraña,
ven, tú, el que meces los enigmas hondos
en el vibrar de las pupilas cálidas.
El que ahondas los cauces de amatista
de las ojeras cárdenas…
Ven, oye, yo te evoco,
extraño amado de mi musa extraña!

Ven, tú, el que imprime un solemne ritmo
al parpadeo de la tumba helada!
el que dictas los lúgubres acentos
del decir hondo de las sombras trágicas.
Ven, tú, el poeta abrumador, que pulsas
la lira del silencio: la más rara!
La de las largas vibraciones mudas,
la que se acorda al diapasón del alma!
Ven, oye, yo te evoco,
extraño amado de mi musa extraña!

Ven acércate a mí, que en mis pupilas
se hunden las tuyas en tenaz mirada,
vislumbre en ellas el sublime enigma
del «más allá», que espanta…
Ven… acércate más… clava en mis labios
tus fríos labios de ámbar,
guste yo en ellos el sabor ignoto,
de la esencia enervante de tu alma!

Ven, oye, yo te evoco,
extraño amado de mi musa extraña!



Poema Tú Dormías de Delmira Agustini



Engastada en mis manos fulguraba
como extraña presea, tu cabeza;
yo la ideaba estuches, y preciaba
luz a luz, sombra a sombra su belleza.

En tus ojos tal vez se concentraba
la vida, como un filtro de tristeza
en dos vasos profundos… yo soñaba
que era una flor de mármol tu cabeza;…

Cuando en tu frente nacarada a luna,
como un monstruo en la paz de una laguna
surgió un enorme ensueño taciturno…

Ah! tu cabeza me asustó… Fluía
de ella una ignota vida… Parecía
no sé qué mundo anónimo y nocturno…



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