poemas vida obra d

Poema Deadlines de Luis Alberto Ambroggio



El poema se escapa del horario
Porque es agua
Y crece con el viento.

Los amantes cargan un espejo
Con calcomanías
De lenguas ancladas.

Por fin el cielo descansa en la mar
Para que el sol y las estrellas
Se hablen gota a gota.



Poema Danza De Narciso de Pier Paolo Pasolini



Estoy negro de amor,
ni ruiseñor ni muchacho,
todo entero como una flor
deseando sin deseo.

Me he levantado entre las violetas
mientras aclaraba
cantando un canto olvidado
en la noche serena.
Me dije: «¡Narciso!»,
y un espíritu
con mi rostro
oscurecía la hierba
al claro de sus rizos.

De «La mejor juventud» 1941-1953

Versión de Delfina Muschietti



Poema Dolientes Madrigales de Manuel Machado



I

Por una de esas raras reflexiones
de la luz, que los físicos
explicarán llenando
de fórmulas un libro…
Mirándome las manos
?como hacen los enfermeros de continuo?
veo en la faceta de un diamante, en una
faceta del diamante de mi anillo,
reflejarse tu cara, mientras piensas
que divago o medito
o sueño… He descubierto,
por azar, este medio tan sencillo
de verte y ver tu corazón, que es otro
diamante puro y limpio.
Cuando me muera, déjame
en el dedo este anillo.

II

Estoy muy mal… Sonrío
porque el desprecio del dolor me asiste,
porque aún miro lo bello en torno mío
y… por lo triste que es el estar triste.
Pero ya la fontana
del sentimiento mana
tan lenta y silenciosa, que su canto,
sonoro, otrora, como risa, es llanto.

III

Guardo, entre mis tesoros de cordura,
la nostalgia febril de la locura,
como gaje de ayer… para un mañana
que no ha de venir ya.

Mustia flor, que me recuerda la lozana
primavera y la risa entre la grana
de los labios… Fontana de ternura
que se ha secado ya.

Y así, no es en mí el canto, sino el cuento
?que «ayer» nos da tan sólo el argumento?;
y la canción es cosa para el día,
que ha declinado ya.

Ha llenado la noche el alma mía
y la sombra ha ahuyentado a la poesía…
Porque ya el día suspirado siento
que no amanecerá.



Poema Desde La Sombra de Jorge Debravo



Grande es la sombra.
Yo la siento enredada en las manos
como una miel espesa.
Bajo la sombra no sabemos
si el camino se marcha o si regresa.

¡Ah, qué suaves son tus labios!°
El beso que acabamos de atrapar es tierno y majestuoso
como un gran árbol con un follaje nuevo.

No me digas nada:
Yo te contaré que hay besos puros y torpes.
Algunos tan ligeros que casi no son besos.
Otros tan violentos
que los labios se abren y florecen en sangre.

A veces me siento triste
porque las piedras no tienen labios, ni besos, ni palabras.

¿Cómo sientes mis manos?
Las has estrechado con las tuyas
y las has acercado a tus pechos.
Desnudos y tibios
los he sentido aletear como pájaros vivos
debajo de mis manos.

Para tenerte siempre
cortaré todas las flores de corola grande
y te haré con ellas un lecho.
Quemaré todos mis recuerdos, cuando llegue la noche,
para que no te molesten las espinas.
Cuando te duermas -desnuda entre las flores-
soñarás que te besa castamente un ángel o un dios.



Poema Determinado A Dejar Sus Pretensiones Y Volverse A Córdoba de Luis De Gongora



De la Merced, Señores, despedido,
Pues lo ha querido así la suerte mía,
De mis deudos iré a la Compañía,
No poco de mis deudas oprimido.

Si haber sido del Carmen culpa ha sido,
Sobra el que se me dio hábito un día:
Huélgome que es templada Andalucía,
Ya que vuelvo descalzo al patrio nido.

Mínimo, pues, si capellán indino
Del mayor Rey, Monarca al fin de cuanto
Pisa el sol, lamen ambos oceanos,

La fuerza obedeciendo del destino,
El cuadragesimal voto en tus manos,
Desengaño haré, corrector santo.



Poema Desierto Sájara de Carmen Conde



Sí. Yo tuve un mar sobre mi arena.
Un mar grande sin límites, compacto.
La tierra de oro que abrasa soledades
estuvo henchida augusta del mar que ya no soy.

Picaban gaviotas mi cuerpo remeciente,
movíanse las naves arriba de mis olas.
Pues yo era el mar que hervía sobre la arena rubia,
la arena saturada que hoy clama por su agua.

¡Oh el mar aquí fantasma, el mar que finge el viento,
desmelenando dunas, al aventar mi arena!
¡Ay mar del agua espesa, la que corpórea y dura
ansían caminantes de mi desierto blando!

¿Qué arcángeles de fuego evaporar pudieron
tanto mar que hube, llevándolo a un abismo?
Es mi arena abrasada la más sedienta boca
que clama por un agua que le bebieron dioses.

Los hombres me caminan, soñándome poblado
de aquel mar que fue mío, el mar sobre el desierto.
Yo les mullo mi carne, les recibe mi arena
y se quejan de sed junto a mi sede sin huelgo.

¡Ay mar de mi génesis, el mar que me escurrieron
a una zanja de llamas: cuánto pesa la arena!



Poema Dichoso Desear, Dichosa Pena de Gutierre De Cetina



¡Dichoso desear, dichosa pena,
dichosa fe, dichoso pensamiento,
dichosa tal pasión y tal tormento,
dichosa sujeción de tal cadena;

dichosa fantasía, en gloria llena,
dichoso aquel que siente lo que siento,
dichoso el obstinado sufrimiento,
dichoso mal que tanto bien ordena;

dichoso el tiempo que de vos escribo,
dichoso aquel dolor que de vos viene,
dichosa aquella fe que a vos me tira;

dichoso quien por vos vive cual vivo,
dichoso quien por vos tal ansia tiene,
felice el alma quien por vos suspira!



Poema De La Propensión A Reir de Consuelo Tomas



Yo había llegado tarde al reparto de los dorados
dones.
Alguien que tenía prisa
olvidó una carcajada que memovió su cola.
Lástima me daba verla sin boca ni motivo.
La recogí aquel día memorable con cuidado
de madre
me la tragué despacio como quien traga espuma.

Desde entonces la risa me acompaña
me preserva del miedo a lo que se me esconde
de la vida sin abrazos
de sendero de ausencias adentro de mi pecho
y los cuchillos que clavan los formales.

No me permite distraerme en el lamento
ni autoidolatrarme.
Me mantiene alerta contra los infames
los que mientiendo humanidad destilan sombra
en jardines de hierro y fraude.

La risa recoge para mí
las flores queno alcanzo
y me ayuda a entender
la eterna vacuidad de aquellos que no ríen
por temor a que una carcajada enorme
se los trague.



Poema Desde Irak de Blanca Andreu



Respóndeme, político, ¿por qué
quieres desfigurar la faz del mundo?
¿Por qué quieres cortar
las cabezas azules de mis templos?
¿Por qué quieres
salpicar con mi sangre
a tu pueblo inocente?
¿No sabes que si envías
la muerte a visitarme
volverá sobre ti, boomerang en retorno?
¿Por qué quieres
matar mi casa
romper mi niño
quemar mi perro?



Poema De La Mujer Al Hombre de Gioconda Belli



Dios te hizo hombre para mí.

Te admiro desde lo más profundo
de mi subconsciente,
con una admiración extraña y desbordada
que tiene un dobladillo de ternura.

Tus problemas, tus cosas
me intrigan, me interesan
y te observo
mientras discurres y discutes
hablando del mundo
y dándole una nueva geografía de palabras
Mi mente está covada para recibirte,
para pensar tus ideas
y darte a pensar las mías;
te siento, mi compañero, hermoso
juntos somos completos
y nos miramos con orgullo
conociendo nuestras diferencias
sabiéndonos mujer y hombre
y apreciando la disimilitud
de nuestros cuerpos.



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