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Poema Ya Corre El Corazón Por Este Suelo de Concha Urquiza



Ya corre el corazón por este suelo
Como antes del remanso el agua impura:
Aún lleva tierras en la entraña obscura
Y pretende copiar la faz del cielo.

Van creciendo el dolor y el anhelo,
La corriente se turba y se apresura,
Y es fuente el sedimento de amargura
Más que las alas con que intenta el vuelo.

Si tendieras la mano solamente
Y el agua temblorosa se aquietara,
Ya, contemplando el cielo largamente,

¡Oh Deseado!, el corazón dejara
flotar sobre su sueño transparente
la divina belleza de tu cara.

15 de junio, 1937



Poema Una Mujer Aureolada Por Sus Cabellos de Concha Urquiza



Tu rostro en tu cabellera
es el faisán en el nido;
Eros en la red ligera
de la sonrisa primera
detenido.

Es de Astartea el rostro aciago
sobre sus muslos de oro,
espantable fruto ¡Y mago!
entre las ramas de un vago
sicomoro.

Es luna en las arboledas
y chispa sobre la fragua
y es, con su temblor de sedas
un puñado de monedas
en el agua.

Café París
2 de mayo de 1936



Poema Una Canción De Despedida de Concha Urquiza



Adiós, amor que se queda,
dormido y desnudo al viento;
huellas en tus callejones
prolongarán mis ensueños,
huellas adentro del alma
cultivarán tu recuerdo;
adiós, mi tierra de amor,
dormida y desnuda al viento.

Del vasto mundo, del mundo
ya nada tengo ni quiero;
mas guardado en las montañas
hay un rincón de silencio,
una embriaguez a los ojos,
una ansiedad a los pechos,
y una canción a los labios
que me aguarda en todo tiempo.

Y he de tornar y tornar
como el péndulo viajero,
y como torna la niña
cuando se mira al espejo.
Silencio de mis montañas,
Pátzcuaro de doble cielo,
yo he de tornar y tornar
como el péndulo viajero!

19 de diciembre, 1941



Poema Un Soñar Con El Pálido Ramaje de Concha Urquiza



Un soñar con el pálido ramaje
y las llanuras donde cuaja el trigo,
un aspirar a soledad contigo
por los húmedos valles y el boscaje:

un buscar la región honda y salvaje,
un desear poseerte sin testigo,
un abrazado afán de estar conmigo
viendo tu faz en interior paisaje:

tal fue mi juventud más verdadera;
en el clima ideal de tu dulzura
maduró mi divina primavera:

y tuve mi esperanza tan segura,
como que en la hermosura pasajera
se me entregaba, intacta, Tu hermosura.



Poema Tus Ojeras* de Concha Urquiza



Para mi hermana María Luisa

Hay en tus ojeras luna diluida
y olor de jazmines, y triste cantar,
la nostalgia en ellas quedóse dormida,
disuelta en las perlas de un dulce llorar…

Cuando lloras cantan tus lágrimas puras
los himnos sagrados que Eros formó,
y hay en tus arcanas pupilas oscuras
los hondos misterios que Apolo cantó.

Desmayan los sueños en sus tristes rasos
que mudos semejan pálidos ocasos…
pálidos ocasos de riente ilusión…

Mientras sus hogueras tus labios encienden
y tus dos ojeras en tu rostro prenden
el lirio azul pálido de su corazón…

México, julio de 1922

*Concha tenía 12 años de edad cuando escribió este poema.



Poema Sulamita de Concha Urquiza



Pues ya si en el exido
de hoy más no fuere vista ni hallada,
diréis que me he perdido,
que andando enamorada…
San Juan de la Cruz

Atraída al olor de tus aromas
y embriagada del vino de tus pechos,
olvidé mi ganado en los barbechos
y perdí mi canción entre, las pomas.

Como buscan volando las palomas
las corrientes mecidas en sus lechos,
por el monte de cíngulos estrechos
buscaré los parajes donde asomas.

Ya por toda la tierra iré perdida,
dejando la canción abandonada,
sin guarda la manada desvalida,

desque olvidé mi amor y mi morada,
al olor de tus huertos atraída,
del vino de tus pechos embriagada.

23 de junio, 1937



Poema Sed Moriar de Concha Urquiza



Perdido he mi soledad contigo,
mas esta noche tornaré a buscarte
-tierra los labios y en el alma trigo-,

cuando rendido en su postrer baluarte
el viejo compañero de mi vida
sepa el grito del ave que se parte.

¡Oh mar, oh vasta tierra desmedida,
luz de abismo en los ojos dilatados,
antorchas en el fondo de la herida!

Jamás con ansia cierta deseados,
jamás predichos en la misma nota,
jamás en claro verbo disfrutados!

La tensa vela al viento se alborota,
mueve el viento sus ágiles corceles,
la roja espuma de la quilla brota.

Ya cuerpo y vida te serán tan fieles
que volverán a dar, con buena tierra,
pan en tu espiga y sol en tus claveles.

Y una vez más se moverá la sierra,
en la simiente alada de algún pino,
por todos los confines de la Tierra.

Pero yo, sin vereda ni camino,
ni espacio ni color, ni franca puerta
al tiempo, turbulento peregrino.

Yo, sólo llama pura y sed alerta,
sed como roja flor transfigurada,
bajo las bocas del torrente, abierta.

He aquí que se ha mojado la enramada
de savia y temporal, y el agua fluye,
brota la vid, se hincha la granada.

Tras el grito del pájaro que huye
has venido a llamar tan tiernamente,
que nuevo amor el corazón arguye.

¡Y es tiempo, tiempo! Caiga la simiente
sobre las horas que han llegado tarde
y que van a ceñir otra corriente.

¡Nosotros hasta aquí! fruto que arde
en rojizos otoños, mi paisaje
se desprende del seno de la tarde.

El universo todo está de viaje,
resbalando por lánguidas pupilas
donde no tiene amor que lo agasaje.

Hacia los siglos donde tú cavilas
los días de mi historia gravitando,
encontraron profetas y sibilas.

Hoy, sólo encuentra el ardoroso bando
el «diuturno silencio» prometido,
las áureas pajas, y aquel pecho blando
que te dio amor, en leche convertido.

12 y 13 de diciembre, 1941



Poema Ruth de Concha Urquiza



La quieta soledad, el lecho oscuro
De inmortales tinieblas coronado,
El silencio en la noche derramado,
Y el cerco de la paz, ardiente y puro.

Ruth detiene el aliento mal seguro,
Descubre el rostro de dolor turbado,
Y por largos anhelos agitado
Con dura mano oprime el seno duro.

Duerme Booz en tanto; su sentido,
En misterioso sueño sumergido,
La presencia tenaz de Ruth ignora.

Mas su despierto coraz ó n medita..
Y la noche fugaz se precipita
Hacia los claros lechos de la aurora.

Agosto de 1937



Poema Quiero Decir Que Te Amo Y No Lo Digo de Concha Urquiza



-Diligis me plus his?…

Quiero decir que te amo y no lo digo
aunque bien siento el corazón llagado,
porque para mi mal tengo probado
que soy tibio amador y flaco amigo.

No amarte más es culpa y es castigo,
que de ansias de tu amor me has abrasado,
y con sólo dejarme en mi pecado
extremas tu rigor para conmigo.

Sólo quiero vivir para buscarte,
sólo temo morir antes de hallarte,
sólo siento vivir cuando te llamo;

y, aunque vivo ardiendo en vivo fuego,
como la entera voluntad te niego
no me atrevo a decirte que te amo.

14 de julio, 1939



Poema Primavera de Concha Urquiza



Hoja a hoja la tierna primavera
el verdor de los campos restituye
y, desatado de los hielos, huye
el arroyo burlando la pradera.

Despierto ayer a la canción primera,
el salvaje gorrión el ala intuye
y por la luz que se derrama y fluye
sube y baja la escala pajarera.

Ya la amapola su fulgor deshoja
y el dientecillo su dorada pluma;
todo a la fiesta del color se arroja;

sólo en el claro azul, que nada bruma,
flota una nube desgarrada y floja
cual recinto brevísimo de espuma.

9 de septiembre, 1944



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