poemas vida obra claudio rodriguez fer

Poema Al Encuentro De La Vulva de Claudio Rodríguez Fer



Abandono de nuevo
el verso por la vida
proteica

abandono la palabra
al encuentro de la vulva.



Poema Yo Soy El Amor, El Amante Y El Amado de Claudio Rodríguez Fer



Libertaria manzana fruta de la vida
te siento dulce y suave en el suspiro:
eres azul ensueño de las rotundas esferas
que armoniza la poesía con camelias sensuales.

Yo quisiera que forjáramos juntos
un lecho de amapolas y violetas
edificando nuestro tiempo en las miradas
que descubren la mujer que hay en Galicia.

Pétalo cada poro eres amapola
de rojas mejillas y suave aroma
a manzanas camoesas. Subversivo rubor
nace de la sangre que nutre tu mar en cabellera
como surge el alecrín en la noche cerrada.

Mujer alegre flor de tojo eres violeta
que quiere crecer libre por los campos
cual retozan los bucles en el pubis y en la frente.
Tú tiñes de color lila mis anhelos
llovidos en común patria nublada.

De tu nación de niebla que comparto
me quedó esta hondura verde y húmeda
me quedó este silencio estas palabras
que hoy te dirijo desde la bruma.

Hay palabras en esta lengua que acarician
como tus ojos de almendra y de vieira
palabras fluviales para un cuerpo de gacela
cubierto de una piel de olas señeras:
Galicia habla en nosotros como la ternura.

Siento agitarse en ti fruta marina
la simiente de la vida en la naturaleza
y soy el pensamiento cuando amo
y soy el sentimiento cuando escribo
y soy el amor el amante y el amado.

De «Historia da Lua», 1984



Poema Tu Boca Violeta de Claudio Rodríguez Fer



Tu boca violeta boreal y venérea
levita por el cosmos inmensamente abierta
manando levemente lava rosa
en la hora horizontal de las cavernas de carne.

Tu boca violeta es de hierro fundido
tiene el fulgor de la obsidiana en el talle de las amazonas
y la impudicia polar de sus tangas de morsa.
Sobre magmas de ámbar orificios volcánicos
escupen saliva negra contra el relámpago que hierve
en las tubulares sendas para el semen letal.

Tu boca violeta tiene la dulzura de la leche más azul:
es como un diplodocus que se amara en silencio
entre maíz zafiro y amapolas de grutas uvulares.
Vamos a los puertos grises sobre petróleo blanco.
El aliento lácteo que arremolinas petrifica mi líquido
y desata el instinto de nadar a panteras.

Tu boca violeta de contornos infinitos
se entreabre a todo lo que sea de lila.
Las montañas de azúcar de tu patria Pomona
y los lagos de licores de jauja o de cucaña
resbalan mansamente por utopías lascivas
mientras muerde el rubor y gallonas las vulvas.

Tu boca violeta boreal y venérea
abocina tus labios con gestos de gruta
y a latigazos irrumpe eruptiva y volcánica.

Amo la lengua de sierpe que se enrosca y se estira
como funda de fruta o piel de ventosa
que nos lleva adonde la aurora no preludia arenarias.

Amaré tu lava sobre todas las cosas
y el bilabial crepúsculo sabrá como hablo.



Poema Tren de Claudio Rodríguez Fer



Lo importante es irnos
y no donde vamos
y nunca llegar más lejos
que antes de partir.



Poema Puente de Claudio Rodríguez Fer



Yo vine desde antes de los orígenes.
Tú estabas más allá de la otra orilla
y juntos atravesamos todos los puentes.



Poema Poesía de Claudio Rodríguez Fer



No escribo con más tinta
que la traza de tu flujo
pero voy hacia tu cuerpo
y la vida no se escribe.



Poema Museo de Claudio Rodríguez Fer



Todo existe para que tú seas.
Tú eres para que todo exista.
Y tú estabas allí absoluta
y soberanamente existiendo.



Poema Morderás Esta Lengua Como El Crótalo de Claudio Rodríguez Fer



Trazas con tu verso caracolas
prendida en espirales de olas marinas
y me llevas a un astral acuario íntimo
fluyente como la historia de la luna en la que arde
tanta pasión plural por la ternura.

Nuestra común lengua humedecida
se moja como el pastizal entregado al crepúsculo
y fértil devuelve las manzanas en auroras
y hace surgir la sierpe por el seto de la selva.
Me escribes en la lengua que nos une
que acaricia, penetra y que ilumina
que casi comunica lo que las manos comunican
y pronuncia casi lo que callan los labios.

Estaría dispuesto a renunciar al poema
y ser pasiva musa con tal que tu cantases
y ser la negra sombra o ser el huésped blanco.

Yo sé que bañarás en los mares de la dulzura
-de amor dirás palabras que tu cuerpo
escribirá mis versos liberado-
cada una de las palabras que me escribas
y sé que cada vez que arda tu boca
morderás esta lengua como el crótalo.



Poema Más Allá De La Saudade de Claudio Rodríguez Fer



Yo, que tantos hombres he sido
Borges

Porque de tantas vidas que tuve estoy ausente
y soy, a la vez soy aquel hombre que fui.
Neruda

Tú,
que tantos hombres has sido,
no fuiste aun aquel
que subió conmigo
a las montañas nubladas,
donde está escrito:

«Ellos vendrán.
Vendrán erguidos
por la oscura niebla
donde levita Galicia.
Los caballos serán fulgurantes.
Las botas altas y negras.
Azules las miradas y las casacas;
las fustas, negras.
Traerán un aroma a roble,
una hoz y una bandera roja.
Bajarán por la gándara
enamorando a las doncellas.
Quizás vengan dos.
Los caballos azules.

Botas y espuelas negras.
La bandera, roja.
Uno traerá la hoz,
otro la esperada enseña.
Recitarán a Ossián,
agotarán las cepas,
hablarán de los hombres de las pallozas antiguas.
Bajarán por la gándara,
relampagueante de cascos,
silenciosa de estoicos guerreros.
No lo olvidéis.
Ellos vendrán por la oscura niebla.
Uno será un caballero,
traerá hoz de bronce,
y en el porte mítico veréis
que desciende de Breogán.
El otro será apacible,
traerá la palabra
y vendrá con el estandarte rojo.
Que la tierra que pisen sea fmne,
el vino noble y las mujeres propicias».

Mientras,
a mi me sucede lo contrario
que a Pasolini con Gramsci:
estoy contra ti en la luz,
más contigo en las oscuras tinieblas.
y es que yo creo en la lógica de las cosas,
pero no creo en la lógica.
Por eso fui tantos hombres
como mujeres tuve.

Y por si alguna vez nos encontráramos
recuerda que yo subí a la cumbre de la montaña,
que divisé el abismo
y que bajé por ti.
Recuerda,
que estoy esperando el día
que serenes tu palabra,
liberes de nuevo el grito de los antiguos
y me digas que estás dispuesto a subir.
Entonces lo dejaremos todo,
quemaremos la última noche que nos queda,
y en los caballos azules
subiremos a las montañas nubladas,
traspasando la oscura niebla
donde levita Galicia
y donde termina nuestro laberinto.
Juntos cazaremos todos los ciervos pardos
y regresaremos cubiertos por pellejos de lobo.
Después nos perderemos en los barrancos,
librando cadenas,
prendiéndonos de cabelleras femeninas,
hasta consumar el ciclo, .
allá,
donde no hay estado, ni dios, ni poder.

De «Poemas de amor sen morte» 1979



Poema Más Allá de Claudio Rodríguez Fer



Cuando
nos abrazamos
vamos
a otro mundo
donde
nos abrazamos
y marchamos
a un trasmundo
donde
nos abrazamos
y donde tal vez sólo
nos abrazamos.

De «Tigres de ternura», 1981



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