poemas vida obra c

Poema Casa De Rubén de Fabricio Estrada



Se pueden cerrar conclusiones,
amanecer estirado o encorvado,
una de dos.
Se pude intentar un monólogo
frente a los objetos mudos.
Creer en nada.
Se puede madurar un verso
en diferentes tristezas,
madurarlo,
verlo caer como las viejas teorías.
Andar despacio a través del silencio ajeno,
sentarse,
entablar un duelo con el librero.

Se puede llorar como en los primeros años,
cuando te dejaban solo,
cuando moldeaban tus nervios
para lo que venía.
Se puede incluso agitar,
armar una revolución de hastío,
tomar una cuchara y observarla
como el gran descubrimiento del siglo…
Sí, se puede hacer de todo:
servirle de modelo a un pintor invisible,
hacerle una declaración de amor a los muebles,
buscar el corazón de la guitarra
que se abandonó hace mucho tiempo,
buscarle sus pulmones,
lo que piensa.
Se puede incluso existir,
nunca haber existido,
nunca haber tomado el lápiz,
una cerveza entre viejos conocidos,
la vida en serio,
la muerte en serio.



Poema Cuarteto De Pompeya de Fabio Morábito



I

Nos desnudamos tanto
hasta perder el sexo
debajo de la cama,

nos desnudamos tanto
que las moscas juraban
que habíamos muerto.

Te desnudé por dentro,
te desquicié tan hondo
que se extravió mi orgasmo.

Nos desnudamos tanto
que olíamos a quemado,
que cien veces la lava
volvió para escondernos.

II

Me hiciste tanto daño
con tu boca, tus dedos,
me hacías saltar tan alto

que yo era tu estandarte
aunque no hubiera viento.
Me desnudaste tanto

que pronuncie mi nombre
y me dolió la lengua,
los años me dolieron.

Nos desnudamos tanto
que los dioses temblaron,
que cien veces mandaron
las lavas a escondernos.

III

Te frotabas tan rápido
los senos que dos veces
caí en sus remolinos,

movías el culo lento,
en alto, para arrearme
a su negra emboscada,

su mediodía perenne.
Abrías tanto su historia,
gritaba su naufragio…

Nos denudamos tanto
que nonos conocíamos,
que los dioses mandaron
la lava a reinventarnos.

IV

Te desmentí de cabo
a rabo devolviéndote
a tus primeros actos,

te escudriñé profundo
hasta escuchar la historia
amarga de tu cuerpo,

pues sólo el amor sabe
cómo llegar tan hondo
sin molestar la sangre.

Esa noche la lava
mudó si paisaje en piedra.
Tú y yo fuimos lo único
que se murió de veras.

_______________________________

En Pompeya, entre otros cuerpos petrificados
por las lavas y cenizas de la erupción del
Vesubio (año 79), se conservan los de un
hombre y una mujer en el acto amoroso.



Poema Cumplimiento de Fa Claes



Mediodía, pero sombrío el aire.
Hay tormenta, la lluvia retumba y
el relámpago hiende.

De pronto estamos siglos atrás.
La tierra humea, se arremolina, hierve.
Titanes de agua en ráfagas,
el aire resuena cuando el fuego
quema la cortina.

La evolución ha comenzado apenas
aquí, yo, en Rijmenam.

¡Dios!, ¡Dios!, pudiera mañana encontrarse unos miles
de quintillones de eones y más tarde aún,
quiero escribir: el cumplimiento
de los esfuerzos,
de tanto esfuerzo
la solución, por fin,
el resultado más consumado.



Poema Cuento de Fa Claes



¿Pequeño? Aquí en Rijmenam
todo es pequeño.
La plazuela es pequeña,
las calles son pequeñas,
los hombres son pequeños.
En Rijmenam todo es pequeño.

¿Pequeño? Aquí en la tierra
todo es pequeño.
El ansia del dinero es pequeña,
la crueldad sanguinaria es pequeña,
y sobre todo el amor es pequeño.
En la tierra todo es pequeño.

¿Pequeño? En el universo
todo es pequeño.
Los quarks son pequeños,
los leptones son pequeños,
e incluso en cualquier parte
los siete enanos son pequeños.
Entonces, ¿qué me importa a mí
que tenga que ser pequeño en el universo
o en Rijmenam?



Poema Consuelo Crepuscular de Fa Claes



¿El lado hermoso de la vida?
Que tenga su complemento
en el otro lado abominable;
en nada lo hace más hermoso
aunque no lo aniquila.

Los dos están
incomprehensibles el uno al lado del otro.
Es particularmente difícil
desde los momentos oscuros ver algo
que de cualquier manera podría ser luz.

Francamente, no sabría dónde
en Rijmenam, dónde en el universo
encontraría consuelo.
Pero lo que deploro más:
no sé nada con que
pudiera consolar
Rijmenam o el universo.

Eso pone pena sobre pena.
Pienso. Inclino la cabeza,
sigo trabajando. Y callo.



Poema Certeza de Fa Claes



¿La certeza respecto al hombre?
Hay una: morirá.
Y por más que el mundo jure y
rabie resistencia: ¡eso jamás!
Probaremos a toda costa
que somos inmortales
y, si no sale bien,
salta, mozo, salta
en el pozo de la fe.

Y saltar es lo que hacen, hombre,
por centenares, a millares, en compañía;
y están seguros de esto:
cuanto más gente salta,
tanto más segura se torna su fe.



Poema Carácter de Fa Claes



Dime, carácter mío de mierda,
¡qué difícil vivir con él!;
imagínate, desde que nací
te arrastro por todas partes.

Mira, tan sosegado ahora, pecio de
barco encallado. Apenas piensa,
apenas respira con demacrado
tórax en quilla.

Buenos días, tú, buenos días en la oscuridad.
Vaya hombre, un error, nosotros juntos yo,
nosotros los muchos los insoportables,
quienes unos a otros se amargan las horas.

Dime en la oscuridad: buenos días.
Vida contigo arrastro por todas partes
desde mi nacimiento. Imagínatela
insoportablemente encallada.
¡Vete a la mierda!, carácter. ¡Vete a la mierda!, pecio.



Poema Cosas De Mujer de Eyra Harbar



La primera vez
la sangre,
como hija,
caminó por la vida
con su verdad,
y fue siempre
hasta el final
anunciando
la fertilidad
y todos sus tiempos.



Poema Creación de Evaristo Ribera Chevremont



Cuando el Señor, la mano fatigada
de modelar en barro las figuras,
quiso formarle a él, notó que el barro
era muy poco, preparó el que había
para plasmarle, y meditó un momento:

«Con el poco de barro lo haré enjuto,
pero lo apretaré con energía;
lo haré delgado, resistente, como
vara de acero».

Realizó la obra;
y después coronándola de gracia
para suplir la ausencia
de robustez, le transmitió un espíritu
de los mejores, y quedó gozoso:
a falta de la fuerza del atleta,
dotóle del poder maravilloso
de la inmortalidad: ¡Lo hizo poeta!



Poema Cuando Llega El Viejo de Evaristo Carriego



Todos están callados ahora. El desaliento
que repentinamente siguiera al comentario
de esa duda, persiste como un presentimiento.
El hermano recorre las noticias del diario

que está sobre la mesa. La abuela se ha dormido
los demás aguardan con el oído alerta
a los ruidos de afuera, y apenas se oye un ruido
las miradas ansiosas se clavan en la puerta.

El silencio se vuelve cada vez más molesto:
una frase que empieza se traduce en un gesto
de impaciencia. ¡La espina de esa preocupación…

Y cuando llega el viejo, que salió hace un instante,
en todas las miradas fijas en su semblante
hay una temerosa larga interrogación.



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