poemas vida obra c

Poema Canción de Gastón Baquero



¡Toda mi miel
y toda mi delicia!
¡Toda mi infantil
malicia!
¡Toda alegría
y todo desazón!
¡Todo mi pequeño solar
junto al pino!
¡Todo lo que es noble
y todo lo que es fino,
con el alma toda
y todo el corazón!



Poema Crepúsculo de Gaspar Núñez De Arce



El Sol tocaba en su ocaso,
y la luz tibia y dudosa
del crepúsculo envolvía
la naturaleza toda.
Los dos estábamos solos,
mudos de amor y zozobra,
con las manos enlazadas,
trémulas y abrasadoras,
contemplando cómo el valle,
el mar y apacible costa,
lentamente iban perdiendo
color, transparencia y forma.
A medida que la noche
adelantaba medrosa,
nuestra tristeza se hacía
más invencible y más honda.
Hasta que al fin, no sé cómo,
yo trastornado, tú loca,
estalló en ardiente beso
nuestra pasión silenciosa.
¡Ay! al volver suspirando
de aquel éxtasis de gloria,
¿qué vimos? sombra en el cielo
y en nuestra conciencia sombra.

1863.



Poema Cuando El Ánimo Ciego de Gaspar Núñez De Arce



Cuando el ánimo ciego y decaído
la luz persigue y la esperanza en vano;
cuando abate su vuelo soberano
como el cóndor en el espacio herido;

cuando busca refugio en el olvido
que le rechaza con helada mano;
cuando en el pobre corazón humano
el tedio labra su infecundo nido;

cuando el dolor, robándonos la calma,
brinda tan solo a nuestras ansias fieras
horas desesperadas y sombrías,

¡ay, inmortalidad, sueño del alma
que aspira a lo infinito!, si existieras,
¡qué martirio tan bárbaro serías!



Poema Copla de Garci Sánchez De Badajoz



En dos prisiones estó
que me atormentan aquí:
la una me tiene a mí,
y a la otra la tengo yo.

Y aunque de la una pueda,
que me tiene, libertarme,
de la otra que me queda
jamás espero soltarme.
Ya no espero, triste, no,
verme libre cual nací,
que aunque me suelten a mí,
no puedo soltarme yo.



Poema Claridad Furiosa de Gabriel Zaid



No aceptamos lo dado, de ahí la fantasía.
Sol de mis ojos: eternidad aparte, pero mía.

Pero se da el presente aunque no estés presente.
Luz a veces a cántaros, pan de cada día.
Se dan tus pensamientos, tuyos como estos pájaros.
Se da tu soledad, tuya como tu sombra,
negra luz fulminante, bofetada del día.



Poema Canción De Seguimiento de Gabriel Zaid



No soy el viento ni la vela
sino el timón que vela.

No soy el agua ni el timón
sino el que canta esta canción.

No soy la voz ni la garganta
sono lo que se canta.

No sé quien soy ni lo que digo
pero voy y te sigo.



Poema Cerca Y Lejos de Gabriel Celaya



Más allá del pecado,
indecible, te adoro,
y al buscar mis palabras
sólo encuentro unos besos.

En el pecho, en la nuca,
te quiero.
En el cáliz secreto,
te quiero.

donde tu vientre es combo,
fugitiva tu espalda,
oloroso tu cuerpo,
te quiero.



Poema Cuéntame Cómo Vives de Gabriel Celaya



(CÓMO VAS MURIENDO)

Cuéntame cómo vives;
dime sencillamente cómo pasan tus días,
tus lentísimos odios, tus pólvoras alegres
y las confusas olas que te llevan perdido
en la cambiante espuma de un blancor imprevisto.

Cuéntame cómo vives.
Ven a mí, cara a cara;
dime tus mentiras (las mías son peores),
tus resentimientos (yo también los padezco),
y ese estúpido orgullo (puedo comprenderte).

Cuéntame cómo mueres.
Nada tuyo es secreto:
la náusea del vacío (o el placer, es lo mismo);
la locura imprevista de algún instante vivo;
la esperanza que ahonda tercamente el vacío.

Cuéntame cómo mueres,
cómo renuncias ?sabio?,
cómo ?frívolo? brillas de puro fugitivo,
cómo acabas en nada
y me enseñas, es claro, a quedarme tranquilo.



Poema Consejo Mortal de Gabriel Celaya



Levanta tu edificio. Planta un árbol.
Combate si eres joven. Y haz el amor, ¡ah, siempre!
Mas no olvides al fin construir con tus triunfos
lo que más necesitas: Una tumba, un refugio.



Poema Canción A La Muerte Del Mismo de Fray Luis De Leon



Quien viere el sumptuoso
túmulo al alto cielo levantado,
de luto rodeado,
de lumbres mil copioso,
si se para a mirar quién es el muerto,
será desde hoy bien cierto
que no podrá en el mundo bastar nada
para estorbar la fiera muerte airada.

Ni edad, ni gentileza,
ni sangre real antigua y generosa,
ni de la más gloriosa
corona la belleza,
ni fuerte corazón, ni muestras claras
de altas virtudes raras,
ni tan gran padre, ni tan grande abuelo,
que llenan con su fama tierra y cielo.

¿Quién ha de estar seguro,
pues la fénix que sola tuvo el mundo,
y otro Carlos segundo,
nos lleva el hado duro?
Y vimos sin color su blanca cara,
a su España tan cara,
como la tierna rosa delicada,
que fue sin tiempo y sin razón cortada.

Ilustre y alto mozo,
a quien el cielo dio tan corta vida,
que apenas fue sentida,
fuiste breve gozo
y ahora luengo llanto de tu España,
de Flandes y Alemaña,
Italia y de aquel mundo nuevo y rico,
con quien cualquier imperio es corto y chico.

No temas que la muerte
vaya de tus despojos vitoriosa;
antes irá medrosa
de tu espíritu fuerte,
las ínclitas hazañas que hicieras,
los triunfos que tuvieras;
y vio que a no perderte se perdía.
y ansí el mismo temor le dio osadía.



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