poemas vida obra c

Poema Crónica (desde La Azotea) de Heddy Navarro Harris



Mujer soy
histérica serena
hipersensible
aterrizo cuando encero
suelo volar desde la azotea
y servir el desayuno
aún con las alas desplegadas



Poema Cuerpos Recién Amados de Héctor Urruspuru



Si hay algo que quisiera decir, antes de que la naturaleza me vuelva síntesis (trazos de carbonilla),

es que amo, profundamente, el olor de los cuerpos recién amados;

y la falta de orden en tu pelo y en tus gestos,

que quién sabe de qué alturas vienen bajando.

Si hay algo que quisiera escribir (dulce patrimonio de lo que es gemido confesar)

Es que soy un pintor y un músico fracasado. (Sí).

Sin embargo, la levedad azul de tu espalda en el cuarto,

es canción en cuerdas de acero y un aguafuerte desmesurado;

y generan, el camino… demoradamente largo

de tus piernas desnudas que van,

de la cama perfumada al espejo del baño.

Naturaleza y síntesis, entonces. Carbonilla y trazos.

Quebrado amanecer de miel. Ruta solitaria.

Que seguramente no seré de ti, ni memoria de a ratos.

Pero hay,

hay algo que quisiera decir

(deliberada criatura de azúcar y cabellos despeinados);

y es, que amo… profundamente…

el olor de los cuerpos recién amados.



Poema Cubilete de Héctor Urruspuru



La que escribía como hombre
y el que escribía como mujer
– se encontraron –
en la esquina del sexo y de la duda
y se prodigaron, sí, que se prodigaron
como si este mundo cruel
acabara mañana

ellos
dados echados
desde un cubilete caliente.



Poema Corona de Héctor Rosales



La llovizna partió.
En el cuarto, viejo
baúl de la noche, nicho,
mi vida se amontonaba.

(Allí, recuerdos
de sol nunca
llegaron).

Nadé hasta la última sombra
donde el nombre no soporta
su ventura: esperar
lo imposible
despacio.

Hallé una corona. Agazapada
en su seno la memoria,
esférica penitencia
oscurecida. La llovizna,
ya sin agua,
me esperaba.



Poema Construimos… de Haroldo Shetemul



Construimos los castillos
y la arena se movía
con cada marea
se derrumbaban ambiciosos proyectos
y cada tarde diáfana
las romerías se acercaban
palas y manos
dedos y collares
para construir las murallas
y luego otros castillos
que a la noche
?tocada de espantos?
el mar barría sin ruido alguno
nada más aquel necesario
para acercarse a la muchedumbre
y trastocar los cimientos
de los seres que afanosos
aún creían en su grano de arena



Poema Cuando Fuimos Uno Con Otro de Harold Alvarado Tenorio



Cuando fuimos uno con otro
contamos numerosas estrellas

Cuando hacíamos el amor
las noches se detenían en la nuestra

Cuando de toda palabra nos recibíamos
escribíamos un libro

Los dioses no han sido derrocados
y su poder nos asignó varios caminos

Cuando nos separamos
todo retornó al futuro y al vacío

Habíamos recobrado nuestra contingencia
y el pasado habitaba en la memoria.



Poema Café Blanche de Harold Alvarado Tenorio



Creyendo que la mejor cura contra la melancolía
eran esas superficies radiantes y abiertas
fuiste hasta las memorables ruinas
y viste la estatua de basalto
que del cuerpo de Antonio hicieron.
Grecia era el testimonio, bajo esa copiosa
y virulenta luz, de cómo solo lo externo
tiene propia existencia.
Ética y belleza
eran una y lo mismo.
Tallar el cuerpo era
tallar también el alma.
Curar el odio a si mismo
era curar la soledad.

De vuelta a casa, liberado ya del pasado,
con aquellas camisas de colores chillones,
tus negros pantalones de tres prenses,
tus zapatos puntiagudos y habaneros,
el desnudo pecho mostrando la cadena
de oro macizo y los cinco medallones
entrabas al Blanche y pasabas las noches
bebiendo cubatas y quemando porros.

Todas y todos eran tuyos.
Te enamorabas, sin duda.
Amabas tanto los ritos de la carne,
su lenguaje y sus palabras
que incluso ahora, cuando escribes,
no sientes, tampoco, interés alguno
por el «acto final».



Poema Cabaret de Harold Alvarado Tenorio



Que el poema la retrate
sólo como la viste en el tiempo
que quiso darse a tus ojos y a tu alma.

Hecha de la dura memoria de la carne,
mostraba la astucia y el candor
de quien presentía
la huella que deja otro corazón.

Así la deseabas.

Querías someterte al desdén que promete
el oro de la juventud.

Estabas dispuesto
a sufrir el rigor de sus ojos de hembra
del mejor cabaret: la vida.



Poema Café Beach Café de Harold Alvarado Tenorio



El amargo sabor de los sueños
volverá para darte una muchacha
con el pelo suelto
contando recibos del paso del día.

Desnúdate de ti
y ella vendrá a vestirse
con las caderas, los ojos y los gestos
que hubo en tu camino
ese verano del ochenta y dos



Poema Cree El Hermoso… de Hafsa Bint Hamdun



Cree el hermoso
que la vida es hermosa
que el fluir de sus favores
abarca a todo el mundo;
pues él tiene un carácter
como el vino tras ser mezclado,
y una belleza que no la hay más dulce
en toda la creación;
su rostro es como el sol
que atrae a los ojos de su hermosura
y los ciega con el exceso de su fuerza.



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