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Poema Cuando La Sombra Duerme… de Homero Aridjis



Cuando la sombra duerme su cuerpo se ilumina
su rostro reflejado atraviesa cristales
y finalmente se instala en todo brillo

Sus dedos trenzan en el aire
los bellos frutos de los días de mayo

Muda en la respiración muda de las cosas
la voz de una mujer pasa buscándola

Desnuda en el esplendor irreparable
sus ojos se abren como un río
de luz y de sonido



Poema Cirabel de Homero Aridjis



I

Cirabel
llego siempre a tu aposento
con una confusión de bocas
y una zozobra de hombre
a traerte la ofrenda cotidiana
de mis manos huecas
Más o menos
cuando la ceniza de la noche
se derrama sobre tus pupilas
igual que ante una ciudad inerme
Anudado tu grito de silencio
no me dices nada
y nos contemplamos
como si no existieran nuestros cuerpos

II

Sé que piensas en mí
porque los ojos se te van para adentro
y tienes detenida en los labios
una sonrisa que sangra largamente
Pero estás lejos
y lo que piensas
no puede penetrarme
Yo te grito Ven
abre mi soledad en dos
y mueve en ella el canto
Haz girar este mundo detenido
Yo te digo Ven
déjame nacer sobre la tierra

III

Te me vas haciendo alas
ya eres menos física que una palabra
flotas sobre mí ligera como aire
Te me vas haciendo imagen
porque cuando estoy contigo
quiero decirte algo
y la voz se me hace una paloma abstracta
Estoy lleno de ti como la tierra
me tienes inundado con tus ojos
eres más inaplazable que un segundo
Todo lo has podido haciéndote aurora
yo no puedo nada soy demasiado noche
canto de luz muda luciérnaga

IV

Yo el antiguo el nuevo
por el derecho que me da mi cráneo
hablo
en nombre de los que no tienen la segunda boca
para romper sus cápsulas de angustia
y digo
Nadie ha sido penetrado
el hombre
en su siniestra vocación de polvo
es intocable



Poema Cae La Lluvia Sobre Junio… de Homero Aridjis



Cae la lluvia sobre junio
El espíritu de la mujer que ama
corre en tu cuerpo…
se desnuda en las calles

La vida en los rincones
sostiene el equilibrio del mundo
con un algo de Dios que asciende de las ruinas

Los hijos del hombre hacen su universo
sobre un barco de papel que se destroza
pero la alegría no está precisamente allí
sino en la proyección de otro universo

Nada debe detenerse
volverá septiembre y después abril
y los amigos que no acudieron esta primavera
estarán con nosotros en un invierno previsible

Amo este tiempo
donde los perros son sagrados
y los insectos titubean en los vidrios

Te amo a ti por efímera por susceptible al frío

La ciudad se ilumina para nuevas proezas



Poema Círculos de Hjalmar Flax



En verdad no han sido tantas
si no cuento las que no pude amar
porque no pude, o porque nunca
bajo el sol y en la tierra
coincidimos.

Pero de las que han sido
toda mi vida en cierto modo es de ellas.

Por eso hoy toda mi vida es tuya,
porque tú eres la última
y en cierto modo
la primera.



Poema Cors E Cor» de Hilario Barrero



Para Susana Reisz
…es un querer saber todo lo tuyo
X. Villaurrutia

Lo más que acertarán,

después de haber sabido de este amor,

será que hubo dos nombres que se amaban

mordisco y dentellada, nieve y niebla floridas,

dos cuerpos belicosos en constante batalla por ser uno,

tu pupila cazando mi cadera,

asaetando con su flecha de líquen

el torso acorazado de mi gozo;

otros envidiarán la urna de tu noche,

el rosetón de tu mirada en fuego,

tus medidas, el filo de tus uñas,

la lenta madrugada de tu fusta;

los menos tratarán, gozosamente,

de dormir nuestra siesta anárquica y salvaje,

copiar nuestras posturas, nuestros ritos y acentos,

usar nuestros juguetes, oler la primavera de tu ingle

y entrar en el recinto amurallado

después de resolver los códigos sagrados de tu sangre.

Todos ignorarán mi miedo de perderte,

de esta incesante lucha por poseer tu espacio,

ser dueño de tu boca, perro fiel de tu tumba,

propietario del bosque de tu pecho

y depender de ti, esclavo de tu aliento,

devoto siervo de tu antiguo nombre,

molde para tu oro, tierra para tus flores de cilicios.

Y así, mientras ahondas los muros de mi boca

con la lenta carroza de tu lengua,

saliva enajenada, plomo que me envenena la garganta,

y me unges con el óleo caliente de tu muerte,

unido al arbotante de tu piedra

ser el arco sumiso que defiende tu ojiva.



Poema Código de Hilario Barrero



Para ellos,

eres el nombre

que te dieron

dentro de su legalidad:

un signo solamente.

Tu otro nombre,

el elegido en la noche

de la boca de lobo,

es solo mío.

Un sonido animal.

Y así te escucho.



Poema Cementerio En New Hampshire de Hilario Barrero



Los que abonan con su óxido

los rojos incendiados de octubre

también fueron felices

contemplando el otoño en este

cementerio de New England,

cercano al mar y en fuego.

Al gozar de esta luz de vidriera,

clausurada de niebla, se sublevó

el azogue de sus hermosos cuerpos

y se encendió el deseo entre sus ramas

que se abrieron de pájaros y hojas.

(Dulce como este sol era su amor.)

Ahora permanecen debajo de la piedra,

que el rayo del olvido partió por la mitad,

conquistando de polvo a los castaños,

secando con la sangre de su noche

al robledal. Barro ciego en sus ojos.

Mientras que acorralados por la lluvia,

el temblor de tu agua por mi cuerpo,

me haces la propuesta que yo espero,

siento cómo la tarde traduce su vidriera

y recibo señales de óxido y de fuego

en el seco azulejo y me pregunto:

¿Cómo guardar la clave de tus ojos

en la piedra caliza de mi historia?

¿cómo crear un código ignorado

para el vocabulario de la nada?

¿cómo herir a la muerte ilimitada

si ha de robar tu nombre y mis preguntas?



Poema Carbones de Hilario Barrero



Ha vuelto a la maleza después de algunos años.

Se han borrado caminos, el puente se ha caído,

el agua corre espesa y parece más hondo el precipicio.

Los cuerpos que ofrecieron su belleza

han desaparecido fulminados después de aquel verano

o muertos de cansancio y de vejez más tarde.

Siguen las sombras cerrando el laberinto,

oscureciendo el hilo que a algunos de nosotros nos salvó.

Salvados sí pero bien muertos

que desde entonces nadie ha vuelto su rostro

a nuestro paso.

Sigue también la vida:

dos cuerpos con los torsos desnudos,

dos carbones a punto de encenderse,

abrazados se ocultan en lo oscuro

sin saber si saldrán victoriosos

o serán perfumados por el rosal de la espesura.



Poema Crónica (desde La Piel) de Heddy Navarro Harris



Mujer soy
contradictoria
instancia que aletea
saca cuentas
decide el almuerzo
balancea proteínas
recuerda sus tareas a los hijos
abre la puerta de la cocina
y pela papas
Walt Whitman
resbala por mi pecho



Poema Crónica (desde La Cocina) de Heddy Navarro Harris



El vapor se cuelga entre mis rodillas
ojos enrojecidos
humea la cacerola
la mano busca al ajo
coge la papa
pica la cebolla
crujen los canastos

Desde la cúspide de mi tabla
de cortar carne
repito
el vapor se cuelga entre mis rodillas



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