poemas vida obra c

Poema Callarse de Idea Vilariño



Estoy temblando
está temblando el árbol desnudo y en espejos
cantando
y cantando está la luna
riendo
sin silencios
la lírica y romántica
flauta y en cielo en hoz
por vez primera
se abren su luz cereza y el estiércol.

No se pueden quejar ni las mañanas
ni el ardiente sopor que por lo estéril
no canto más no canto
ni puedo deshacer en primavera
ni negarla y beber
ni matar sin querer
ni andar a tientas
ya que el aire está duro
y hay monedas locuras
esperando
la marca del el agua
en desazón riendo
riéndose riendo.

Ah si encono si entonces
ya no quiero
ya no pude se pasa nunca alcanza
una ola se vaga la marea
se desconcierta así
y el sol no existe aquí más que en palabras
Pero en cambio en el cielo
caben muchas pero muchas. A veces
se molestan se muerden
en los labios.



Poema Censura De La Época de Ibn Sara As-santarini



Que el hombre libre permanezca
en moradas indignas es signo de flaqueza:
parte, y si no encuentras hombres generosos,
tendrás que seguir yendo
detrás de hombres mezquinos.

(Recopilación y traducción de Teresa Garulo, Universidad Complutense de Madrid



Poema Castidad de Ibn Sara As-santarini



¡Cuántas veces ha venido a visitarme
en una noche oscura como su cabello,
y se ha quedado junto a mí
hasta la aurora, clara como su rostro!
Bebíamos juntos
y era el amor udrí nuestro tercero
cuando el vino asaltaba mi razón
lo mismo que sus ojos;
mas era casto como lo es un hombre de honor
en la plenitud de sus fuerzas:
la castidad es virtud
cuando el hombre está lleno de vigor.

(Recopilación y traducción de Teresa Garulo)



Poema Constelación de Iacyr Anderson Freitas



Durante incontables noches
durante días tan numerosos
como las leguas de viento
en su geografía o espanto
navego ese mar que me entierra
busco la isla prometida
la constelación de islas
o incluso la tierra
– esa
que regresará sobre mi cuerpo
cual ciudad
de cosas muertas o vencidas
cosas nacidas del limbo
crecidas del limbo
para cualquier mitología
que desconozco.



Poema Canto Teñido de Humberto Ak´abal



Las hojas de los árboles
tiñen la voz

Por eso
el canto de los pájaros
es verde.



Poema Camino Al Revés de Humberto Ak´abal



De vez en cuando
camino al revés:
es mi modo de recordar.

Si caminara sólo hacia delante,
te podría contar
cómo es el olvido.



Poema Canto Xxviii de Hugo Lindo



Va de mi puño y puño y letra a letra
surgiendo multitud de instantes.

Unas veces soy yo, o es mi sollozo.
Otras veces la estampa de mi padre.

De pronto, en una vuelta del recuerdo,
lunas, pájaros, versos niños, árboles,
hasta que surge acompañando al día
tu paso junto al mío, hacia la tarde.

Pero todo es igual, uno y lo mismo.

El universo se trasfunde y cabe
en el nombre del hombre que yo llevo
y en tu presencia adentro, arriba, al margen.

También lo que sucede y nos sucede.

Y la serenidad que nos invade
cuando ya las pasiones amansaron
en una paz de unción, todo su oleaje.

Es cierto. Estoy cansado. Es justo ahora
que bendiga tu sombra
y que descanse.

También que llore a orillas del olvido
y escuche el golpeteo de mi sangre.

Todo es uno y lo mismo. Tu silencio.
Mi silencio. Tu voz. Mi voz. El aire
que acaricia con mano de nostalgia
toda la historia, amor, de nuestro viaje.

No se cumple el milagro en una espora:
se cumple en nuestro vino y nuestra carne,
y es uno solo el rumbo de los días
desde el vagido hasta el reposo grande.

Y un hombre no es un hombre ni su estirpe,
sino el río, la piedra, el viento, el cauce.
Y sobre todo, amor, el amor mismo
con su secreta población de arcángeles.



Poema Canto Xxi de Hugo Lindo



Todo el dolor te navegaba por la sangre.
Un río largo descendía por la historia
hasta llegar a tu lugar preciso.

La sombra iba nadando sobre el río.
El aire
le pasaba la mano suavemente.

Y los sauces lloraban siglo a siglo
sus hojas,
su rocío,
su ternura,
para amparar la soledad del hombre.

Pero era menester que te agobiara
la carga de los días.

Que la noche
se te echara en el alma y te mordiera.

Que la razón del mundo y su pregunta
se te enroscaran en la voz.
Que el vino fuera
vinagre ya en las comisuras.

Y era
indispensable el fuego de los ojos
la sal atroz,
madrina de su brillo.

Y la espina del paso.
Y la aterida
mordida del invierno en la piel tensa.

Sin eso
no serías el hallazgo,
la flor abierta al ámbito del día,
la mano recia
ni la mano dulce.

Sin eso, simplemente, te hallarías
mineral,
vegetal,
seco,
vacío,
rondando apenas el envés del mundo.

La rosa se te dió,
gloria en la vista,
miel del olfato,
levedad del tacto,
porque lloraste encima de sus brotes.

La luz se te otorgó
porque venías
silencioso y sangrante
por el túnel.

La vida misma circuló en tus venas
porque es rojo el color de los suplicios.

Y el amor llegó a ti,
quedó en tu casa,
echó raíces y engendró milagros,
porque venía ya de otras edades
en tu propio dolor,
tu propio tiempo,
tu propio río,
en fin,
tu propia historia.



Poema Conocimiento Del Sueño I de Horacio Preler



Nuestra lucha es evitar que el tiempo se apropie
de todo lo valioso.
No hay alternativa, sólo el lento acontecer.
Una sola razón es la que vale y no puede cambiar,
el origen es aquel de costumbre,
el que un día no podrá persistir
(lo que conduce al sueño en él perecerá).
Sólo la realidad se fundamenta de todas las edades
y de la creación
que perpetúa la certidumbre de lo humano.



Poema Casa Vacía de Horacio Preler



Alguien alguna vez hará el inventario de las cosas,
levantará papeles, abrirá los cajones de un escritorio
antiguo, revisará bibliotecas, estanterías,
muebles, aparatos usados, buscando explicación
a tanta fantasía.
Nada perdurará para dar testimonio.
Uno se lleva todo. Sus historias,
la clave de sus miedos, la lóbrega codicia,
la indiferencia, el odio,
los almanaques viejos.
Entonces encontrarán escobas en todos los rincones,
trapos de piso, humedad,
los restos de comida que han quedado en el plato.



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