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Poema Cuerpo de José Antonio Cedrón



Te hicieron enemigo del que llevas.
Dos siglos de enseñanzas contra tu voluntad
la mía. Dos mil años.
Ese extraño, mi cuerpo, era la sombra intrusa
que castigan los dioses del cielo y de la tierra.
El otro, oculto.
Nos ha llevado tiempo conocernos
separar del silencio la voluntad que niega
para darnos palabras de un idioma
en constante peligro de extinción.
En esta independencia inseparable
seamos vos y yo.
El día que oscurezca no haremos despedida
me dices, compañero
nos rendiremos juntos.



Poema Corazón de José Antonio Cedrón



No los dejes que entren que respiren
que se levanten al aire de tu paso
que ocupen tu lugar
no los dejes voltear a esa ventana
hacia esos ojos que miraron lejos
hacia la sombra por no tener sombra
hacia esa nube que cayó sin ruido
queriendo el temporal.
No, no te dejes herir
armate de aire
no les des emoción para tu noche larga
no los dejes salir al sol con tu amuleto
si se refugia en la canción ajena
si la traición traiciona la memoria
si se sumerge abajo de tus alas.
No, no los dejes comer de tu alimento
no los dejes beber.
Levanta vuelo contra las tormentas
como un abrazo entre dos cordilleras
que tienen de valor lo que otras manos antes
lo que un espejo frente a tanto sueño.
No, no te dejes herir
armate de aire
no lo dejes comer de tu cuchillo
no le des el umbral hasta que pueda ver
adonde miras
hasta que cante al polvo de este viento
a ese caballo oscuro de tus ojos
a esa silueta adentro de su rabia.
No, no te dejes herir
armate de aire.
No, no dejes que ocupen tu lugar
armate de aire, armate de aire, armate
corazón.



Poema Con La Voz De Astrud Gilberto Y El Saxo De Stan Getz de José Antonio Cedrón



Siento que hubo de todo en este fuego
a una mano del cielo a una mano del piso
a una mano en la mano.

Abajo la raíz la tierra el fruto.
Arriba de tus labios esa distancia y ésta
más las alas.

Siento que hubo de todo en este fuego
a una mano del cielo
a una mano del piso.

Abajo aquel latir líquido en sombras
y la primer luz para subir
para vivir para soñar.

Supe de una tormenta en esos brazos
y caricias después del temporal.

Arriba son las palabras
las que a veces callamos
cuando están en el aire.

Las que a veces regresan
sin el gesto en silencio.
El caballo girando por la casa
y hay un fuego cruzado despintado tu boca.

Siento que hubo de todo en este fuego
a una mano del cielo
a una mano del piso.

Arriba con tu voz que arroja un nudo al agua
y después otro más a la distancia
que toca la memoria
de las descoloridas mariposas del patio
que una mujer pintó hasta volarse
y abajo un niño apenas entre señales de humo
jugaba que algún día volaría también.

Siento que hubo de todo en este fuego
a una mano del cielo
a una mano del piso.

Abajo aquellos que recuerdo y no nombro
atrás un color gris conteniendo un país.

Ahora el que no soy
sobre lluvias caídas en tu ausencia
sobre noches pasadas reclamando
aquel sur en el mapa de tu cuerpo
aquel fuego cruzado
a una mano del cielo a una mano del piso
a una mano en la mano.



Poema Carta A Casa de José Antonio Cedrón



Ayer te pensé o soñé que estabas en casa
y te pensé o soñé como eras hace mucho
bajo un cielo que era también como hace mucho
esas cosas de hombre de niño que uno tiene
te soñé como eras cuando yo no era éste
y te pensé después
y anduviste girando en mi cabeza
durante todo el día.
Esta mesa es tan chica
acá se desayunan con su ruido los jarros
las mínimas tormentas
acá llueve seguido y las noches largas
se llenan de tazas negras
a veces alguien canta para desocuparse
de las lágrimas
y a veces hay un miedo de final que me roba
las pocas herramientas que reuní de a poco
esa pequeña historia asomada en desorden
all reloj de la casa
los gajos que juntabas por los alrededores
donde ha subido el polvo.
Injusto es este otoño obligado a cubrirnos
con las hojas que caen en esta miseria
que se pone a crecer
como el tiempo en las fotos amarillas
como las uñas



Poema Carmencita de José Antonio Cedrón



En el gancho escondido que pende de la noche
deja secar los trapos.
Gotas de sangre dulce le roban las muñecas.
Ella pone su mano de disculpa, obediente
a la regla que baja como una guillotina
y el poco de dolor le cuenta un cuento
que nadie le ha contado en esta vida.



Poema Consiento de Jose Angel Valente



Debo morir. Y sin embargo, nada
muere, porque nada
tiene fe suficiente
para poder morir.
No muere el día,
pasa;
ni una rosa,
se apaga;
resbala el sol, no muere.
Sólo yo que he tocado
el sol, la rosa, el día.
y he creído,
soy capaz de morir.



Poema Canción Para Franquear La Sombra de Jose Angel Valente



Un día nos veremos
al otro lado de la sombra del sueño.
Vendrán a ti mis ojos y mis manos
y estarás y estaremos
como si siempre hubiéramos estado
al oro lado de la sombra del sueño.



Poema Canción Para La Esposa Ajena de Jose Angel Buesa



Tal vez guardes mi libro en alguna gaveta,
sin que nadie descubra cuál relata su historia,
pues será simplemente, los versos de un poeta,
tras de arrancar la página de la dedicatoria…

Y pasarán los años… Pero acaso algún día,
o acaso alguna noche que estés sola en tu lecho,
abrirás la gaveta – como una rebeldía,
y leerás mi libro- tal vez como un despecho.

Y brotará un perfume de una ilusión suprema
sobre tu desencanto de esposa abandonada.
Y entonces con orgullo, marcarás la página…
y guardarás mi libro debajo de la almohada.



Poema Canción De La Noche Sola de Jose Angel Buesa



Fue mía una noche. Llegó de repente,
y huyó como el viento, repentinamente.
Alumna curiosa que aprendió el placer,
fue mía una noche. No la he vuelto a ver.
Fue la noche sola de una sola estrella.
Si miro las nubes, después pienso en ella.
Mi amor no la busca; mi amor no la llama;
la flor desprendida no vuelve a la rama,
y las ilusiones son como un espejo
que cuando se empaña pierde su reflejo.

Fue mía una noche, locamente mía:
me quema los labios su sed todavía.
Bella como pocas, nunca fue más bella
que soñando el sueño de la noche aquella.
Su amor de una noche sigue siendo mío:
la corriente pasa, pero queda el río;
y si ella es la estrella de una noche sola,
yo he sido en su playa la primera ola.

Amor de una noche que ignoró el hastío.
Somos las distantes orillas de un río,
entre las que cruza la corriente clara,
y el agua las une, pero las separa.
Amor de una noche: si vuelves un día,
ya no he de sentirte tan loca y tan mía.
Más que la tortura de una herida abierta,
mi amor ama el viento que cierra una puerta.

El amor florece tierra movediza,
y es ley de la llama trocarse en cenizas.
El amor que vuelve, siempre vuelve en vano,
así como un ciego que tiende la mano.
Amor de una noche sin amanecer:
¡acaso prefiero no volverte a ver!



Poema Canción Del Viaje de Jose Angel Buesa



Recuerdo un pueblo triste y una noche de frío
y las iluminadas ventanillas de un tren.
Y aquel tren que partía se llevaba algo mío,
ya no recuerdo cuándo, ya no recuerdo quién.

Pero sí que fue un viaje para toda la vida
y que el último gesto, fue un gesto de desdén,
porque dejó olvidado su amor sin despedida
igual que una maleta tirada en el andén.

Y así, mi amor inútil, con su inútil reproche,
se acurrucó en su olvido, que fue inútil también.
Como esos pueblos tristes, donde llueve de noche,
como esos pueblos tristes, donde no para el tren.



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