poemas vida obra c

Poema Canción V de Juan Boscan



¿Qué haré, que por quereros
mis extremos son tan claros,
que ni soy para miraros,
ni puedo dejar de veros?

Yo no sé con vuestra ausencia
un punto vivir ausente,
ni puedo sufrir presente,
señora, tan gran presencia.

De suerte que, por quereros,
mis extremos son tan claros,
que ni soy para miraros,
ni puedo dejar de veros.



Poema ¡cuán Triste Vivir! de Juan Bautista Arriaza



¡Cuán triste vivir!
Morir por la patria,
Vivir en cadenas
¡cuán triste vivir!
Morir por la patria,
¡qué bello morir!

Partamos al campo,
que es gloria el partir;
La trompa guerrera
nos llama a la lid:
La patria oprimida
con ayes sin fin
convoca a sus hijos,
sus ecos oíd.

¿Quién es el cobarde,
de sangre tan vil,
que en rabia no siente
sus penas hervir ?
¿Quién rinde sus sienes
a un yugo servil
viviendo entre esclavos,
odioso vivir ?

Placeres, halagos,
quedaos a servir
a pechos indignos
de honor varonil;
que el hierro es quien solo
sabrá redimir
de afrenta al que libre
juró ya vivir.

Adiós hijos tiernos
cual flores de abril;
adiós, dulce lecho
de esposa gentil:
Los brazos, que en llanto
bañáis al partir
sangrientos, con honra,
veréislos venir;
mas tiemble el tirano
del Ebro y del Rhin,
si un astro a los buenos
protege feliz.

Si el hado es adverso,
sabremos morir…
morir por Fernando
y eternos vivir.
Sabrá el suelo patrio
de rosas cubrir
los huesos del fuerte
que expire en la lid:
Mil ecos gloriosos
dirán: «Yace aquí
quien fue su divisa
triunfar o morir».

Vivir en cadenas,
¡Qué bello morir!



Poema Conducida En Su Galera … de Juan Arolas



?Conducida en su galera
prisionera
fui cruzando el mar azul;
mucho lloré; sordos fueron;
me vendieron
al sultán en Estambul.

Él me llamó hurí de aroma,
que Mahoma
destinaba a su vergel;
de Alá gloria y alegría,
luz del día
paloma constante y fiel.

Vi en un murallado suelo
cómo un cielo
de hermosuras de jazmín,
cubiertas de ricas sedas,
auras ledas
disfrutaban del jardín.

Unas padecían celos
y desvelos;
lograban otras favor;
quién por desdén gemía,
quién vivía
sin un goce del amor.

Mil esclavas me sirvieron
y pusieron
rico alfareme en mi sien;
pero yo siempre lloraba
y exclamaba
con voz triste en el harén:

?¿De que sirve mi belleza
la riqueza,
pompa, honor y majestad,
si en poder de adusto moro
gimo y lloro
mi perdida libertad??



Poema Clara Es Un Robot Frenético de Juan Antonio Vasco



Se disfraza de mujer con misteriosa habilidad pero es un robot de la peor especie.

Lo adviertes cuando se acomoda los rizos con tubos de cartón tripas de rollo de papel toilette.

Si se traba chirría y hasta que no le quitas de la máquina el cuerpo extraño no vuelve a sus modales de ameba servicial.

Se sabe que cultiva lábiles intenciones contra cualquier sistema y eso le proporciona su ternura de rosada mucosa que no permite escapatoria.

Si la amas chapúzala en la vida para verla alborotar peinarse y arrojarse como un calamar herido por sobre casi todo lo que existe.

1964



Poema Chanson de Juan Antonio Vasco



Para Lucienne

Ojalá te hubieras llamado Luciana como quien dice luciérnaga o luz de ciénaga

Ojalá te hubieras venido a América

Comeríamos una choucroute au champagne cada lustro

Y entre semana guiso y puchero
cartas de amigos y facturas de electricidad
pero no llegamos a nada mi amor

Tus poemas todavía me llenan de pesadumbre
tus sostenes con las cintas ajadas aparecen en mis maletas

Y no termina de salir el sol en Green Hill con aquel polizonte de la madrugada

Esto ocurrió hace mucho tiempo
antes de que enmudecieras mon petit singe
cuando yo te compraba naranjas en el Soho
curries en Hampstead
y alquilábamos dos sillas bajo los castaños por cuarenta francos
porque tú eras mi mujer

1966



Poema Cástor Y Pólux de Josefa Parra Ramos



Como bellas estatuas gemelas.
Los nombres se entrelazan sin recato.
Desnudos,
bien sé que la locura os posee igualmente,
que las mismas salvajes laderas os recorren
los cuerpos adorables, oscurísimos cuerpos
donde el rizado vello se vuelve en contra mía
con el olor del ámbar y del lirio silente.

Os amo desde el borde del miedo.



Poema Contraste de Josefa Murillo



Sobre los troncos de las encinas
paran un punto las golondrinas
y alegres notas al viento dan:
¿Por qué así cantan? ¿Qué gozo tienen?
Es porque saben de dónde vienen
y a dónde van.

En este viaje que llaman vida,
cansado el pecho y el alma herida,
tristes cantares al viento doy:
¿Por qué así sufro? ¿Qué penas tengo?
Es porque ignoro de dónde vengo
y a dónde voy.



Poema Caupolicán de Jose Santos Chocano



Ya todos los caciques probaron el madero.
«¿Quién falta», y la respuesta fue un arrogante: «¡Yo!»
«¡Yo!», dijo; y, en la forma de una visión de Homero,
del fondo de los bosques Caupolicán surgió.

Echóse el tronco encima, con ademán ligero,
y estremecerse pudo, pero doblarse no.
Bajo sus pies, tres días crujir hizo el sendero,
y estuvo andando… andando… y andando se durmió.

Anduvo, así, dormido, vio en sueños al verdugo:
él muerto sobre un tronco, su raza con el yugo,
inútil todo esfuerzo y el mundo siempre igual.

Por eso, al tercer día de andar por valle y sierra,
el tronco alzó en los aires y lo clavó en la tierra
¡como si el tronco fuese su propio pedestal!



Poema Coloquio Paternal de José Moreno Villa



La luna reina como pocas noches.
Camináis lentamente.
Llevas a tu mujer como si fuera
un ánfora sutil que el tacto rompe.
?¿Cómo será?… ¿Será niñito el hijo?
¿Sus ojos serán grandes y expresivos?
¿Lo quieres ya sin verle?
?Lo quiero ya porque eres tú conmigo;
porque no puede oler sino a nosotros;
porque tiene el color de nuestra carne,
por ser carne de entrambos.

En idilio paterno
camináis bajo el sueño de la luna
con otro amor que la pareja novia;
con un amor que pesa en las entrañas,
no aquel que vuela sin dejar prenderse.

Ya no es anhelo Amor, es fruta hecha.
Y os queréis como quiere
el escultor sus manos.
Hay gratitud en este nuevo amor.
?Gracias a Dios? ?decís?, pero pensáis
?gracias a ti? además.
Y luego con inmensa y muda voz:
?gracias a todo, a todo,
a la luz, al momento, a los jardines,
al cielo, a los volcanes, a los ríos,
al aire que mecía tus cabellos
y a la estrella que vimos en el aire?.
Luego, tú, el padre,
en un silencio breve, pero lleno,
dijiste para ti:
?Viene del viejo mar, soy como un mito;
acaricié la vida
como un alma pagana;
pero viví también la oscura selva
que tortura a las almas religiosas;
y, al fin, cuando mi edad
es luna, tiempo y muerte,
hago esta flor sencilla
en un vaso muy joven. Soy un loco.?

La pareja siguió pensando al hijo.



Poema Cuando Vengas, Cogiéndote La Mano de José María Valverde



Cuando vengas, cogiéndote la mano,
volveré a recorrer mi historia muerta;
pasaremos la misteriosa puerta
que guarda mi cadáver cotidiano.

Iremos por las viejas avenidas
del parque de mis sueños, por mi infancia
de pasillos en sombra… Y tu fragancia
cerrará allí sus prístinas heridas.

¡Cómo me besarás en el pasado
cuando beses allí la pura frente
del fantasma de un niño pensativo!

Verás mi origen, para ti guardado,
que me puedes curar, tú solamente,
de todo lo que fue, el dolor aún vivo.

De «Nuevas elegías. Anticipo»



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