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Poema Como Un Ángel Muerto de María Eugenia Caseiro



Abre el agujero
enfrenta el desabrigo, tiembla
el poema tiembla como un ángel recién nacido
frente a los bancos alineados que aguardan fríamente
Se lo lleva una ausencia repentina
como de sombras, como de miedos con rostro desnudo
habitando otras bocas desprovistas de palabra y cielo.
El poema siente el compromiso
la incertidumbre de salir a escena
con la luz en los brazos
con las alas abiertas
Un crepitar de la palabra
próxima al llanto le oprime el pecho
duele en cada verso
en el hueso endeble del momento.
Con la púa clavada en el costado
sin maquillar el vuelo
sale del vientre
salta
arriesga su sendero en la cuerda de una hoja
Ya no tiembla
A su paso
piedra terrible el silencio…
Como un ángel muerto
el poema cae como un ángel muerto.

Contacto con María Eugenia Caseiro: buhowriter@hotmail.com



Poema Caminho de María Eugenia Caseiro



Marco con las migas de mi cuerpo
el camino del espejo
en que los bailarines de la noche danzan.

Pongo las canciones polvorientas de los huesos
hasta el último renglón
de madrugada
en la lengua de unos ojos que no duermen
con el hierro de la carne
clavado en el ocaso del vestido
y un pedazo de fuego en la cuchara.

Llego hasta el último suspiro
derramando las estrellas de los brazos
donde se hallan enjaulados
los leones amarillos de los labios.

Beso de quimeras cada ausencia
con las últimas lagunas de azafrán y escarchas.

Contacto con María Eugenia Caseiro: buhowriter@hotmail.com



Poema Compañía Anónima de María Eloy – García



como un bosque intervenido por compañía americana
se me agotan los recursos
y no sé sustentar flora ni fauna
me completo pues la pirámide y me depredo
intento terminar el proceso económico
de mi sector servicios
y resulto la misma realidad empobrecida de mí misma
oh cuánto mejor no resultaría invertir en el extranjero
entonces te elijo a ti
pero tú prefieres la inversión segura de lo real
por la letra a plazos de lo imposible



Poema Como La Cigarra de María Elena Walsh



Tantas veces me mataron
tantas veces me morí
sin embargo estoy aquí
resucitando.
Gracias doy a la desgracia
y a la mano con puñal
porque me mató tan mal
y seguí cantando.

Tantas veces me borraron
tantas desaparecí
a mi propio entierro fui
sola y llorando.
Hice un nudo en el pañuelo
pero me olvidé después
que no era la última vez
y volví cantando.

Tantas veces te mataron
tantas resucitarás
tantas noches pasarás
desesperando.
A la hora del naufragio
y la de la oscuridad
alguien te rescatará
para ir cantando.

Cantando al sol como la cigarra
después de un año bajo la tierra
igual que sobreviente
que vuelve de la guerra.



Poema Canción De Cuna Para Un Gobernante de María Elena Walsh



Duerme tranquilamente que viene un sable
a vigilar tu sueño de gobernante.

América te acuna como una madre
con un brazo de rabia y otro de sangre.

Duerme con aspavientos, duerme y no mandes
que ya te están velando los estudiantes.

Duerme mientras arriba lloran las aves
y el lucero trabaja para la cárcel.

Hombres, niños, mujeres, es decir: nadie,
parece que no quieren que tú descanses.

Rozan con penas chicas tu sueño grande.
Cuando no piden casas, pretenden panes.

Gritan junto a tu cuna.
No te levantes aunque su grito diga: «Oíd, mortales».

Duermete oficialmente, sin preocuparte,
que sólo algunas piedras son responsables.

Que ya te están velando los estudiantes
y los lirios del campo no tienen hambre.

Y el lucero trabaja para la cárcel.



Poema Casas De Agua 3 [la Víbora] de María Elena Blanco



en esos climas los baños de azulejos
son un témpano verde
una pesadilla gótica

la loca fantasía tirita
entre el pudor
y el champú en los ojos

por la ventana alta
la flor del flamboyán
seduce a los insectos que vienen a morir
entre los dedos de mis pies
bajo la ducha

y reaparecen por la noche
en un grito



Poema Casas De Agua 1[celimar] de María Elena Blanco



la certeza del mar a sus espaldas
diseñó su perfil

la niña solitaria tiende un cerco obsesivo
a cada esquina

la acosa desde el parque o la grama

olvida alada el miedo y la hora
hasta que la despierta el aire de la tarde

veloz como si la espantara un hado
pedalea hacia el ma



Poema Carta A Papá de María Del Carmen Colombo



miserable estratagema
para tenerte: parecerme
a vos

ser en espejada lejanía
lo que brilla por ausencia
una estrella

¿sabías? ausencia es ese algo
de nada que hace falta
en el mar

como los muertos
en corazón sensible

no me llames ilusa, no me mires
con cara de víctima
nerviosa, estoy arriba
reina de la nada
ardiendo en mis heridas

soy tu pequeño espejismo
qué peor atadura

ah, si quisieras llegar hasta aquí
y entraras en esta luz vacía

en todo caso, si así fuera, querido mío
la luz hiere, la luz es realidad



Poema Columnas Rotas de María De Los Reyes Fuentes



Cuánto se ha roto, Dios.
Tú que lo sabes,
dime por qué se agrietan las columnas,
se pudren los cimientos,
se desploma el palacio
donde pusimos oro, plata, bronce,
cerámica, cristal, flores y fuentes,
con el primor, la entrega
de eternidades casi.

Cuánto se ha roto. Mira
por dónde los pedazos, ese polvo
que levantan las casas derribadas,
las carreras salvajes
de potros que se pierden a lo lejos,
por horizontes en que el viento llora
quién sabe qué desvíos.

Cuánto se ha roto, Tú.
Respóndeme qué pasa
si sólo quedan puentes destrozados,
descabaladas torres,
castillos en la hoguera de los sueños.

Por estas avenidas
donde pasaran toros, huracanes,
se erigieran estatuas
conmemorando esas
invasiones solemnes,
yo sobre las ruinas te pregunto
qué fue del templo aquél, de aquella roca
donde esculpí mi grito.



Poema Crucifixión de María Cruz



En la cumbre de un Gólgota bravío,
bajo un cielo cargado de tormenta
que oculta el horizonte hosco y sombrío;
sobre la frente lívida y sangrienta
la corona de espinas del recuerdo;
afrentada la sed que le atormenta

con la hiel repugnante de lo cuerdo,
y por la lanza del dolor herida
mortal abierta en el costado izquierdo;
sufriendo de la náusea de la vida
el terror de la muerte; a cada lado
el desaliento y la ilusión fallida;

hasta del mismo Dios abandonado
y hasta sin fe para esperar remedio,
agoniza mi espíritu enclavado
sobre la cruz del Tedio.

Guatemala, octubre de 1905



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