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Poema Como Tú de Roque Dalton Garcia



Yo, como tú,
amo el amor, la vida, el dulce encanto
de las cosas, el paisaje
celeste de los días de enero.

También mi sangre bulle
y río por los ojos
que han conocido el brote de las lágrimas.

Creo que el mundo es bello,
que la poesía es como el pan, de todos.

Y que mis venas no terminan en mí
sino en la sangre unánime
de los que luchan por la vida,
el amor,
las cosas,
el paisaje y el pan,
la poesía de todos.



Poema Como La Siempreviva de Roque Dalton Garcia



Mi poesía
es como la siempreviva
paga su precio
a la existencia
en término de asperidad.

Entre las piedras y el fuego,
frente a la tempestad
o en medio de la sequía,
por sobre las banderas
del odio necesario
y el hermosísimo empuje
de la cólera,
la flor de mi poesía busca siempre
el aire,
el humus,
la savia,
el sol,
de la ternura.



Poema Cuando Seamos Viejos de Romeo Murga



Cuando seamos viejos, todo este amor enorme
se irá por los caminos y brotará en los huertos,
y será una ilusión muy lejana y deforme
que enturbiará la paz de nuestros ojos muertos.

A la tarde, soñando con lo que ya no se ama,
mascaremos recuerdos de amor en el tabaco,
y el amor temblará como una débil llama
en nuestra carne vieja y en nuestros rostros flacos.

Todo el pasado claro se asomará a tus ojos
y dormirá en tus ojos una eterna agonía,
ya no nos dolerán ni guijarros ni abrojos
y apenas sufriremos de vivir todavía.

Sólo nos quedará la voz, y no la misma
con que hoy, serenamente, nos besamos de lejos.
De esta ternura inmensa que en nosotros se abisma,
¡cómo iremos a hablar, cuando seamos viejos!



Poema Canción En La Hora Del Olvido de Romeo Murga



Ya nuestro amor no es nada sino un recuerdo, y una
claridad imposible sobre la vida mía.
ya todo nos separa, ya nos aleja todo,
y entre nosotros corre, como un río, la vida.

Pasas junto a mi lado como si no pasaras,
y yo no me detengo para verte pasar.
El eco de tu voz ya no me dice nada,
y tu luz infinita no me ilumina ya.

Y sin embargo, somos los mismos que una tarde
se juntaron en ésa, tu mirada profunda.
Somos los que una noche callada aprisionaron
toda la paz de Dios entre sus manos juntas.

Somos los que se amaron y los que se olvidaron,
los que perdieron ya su infinita alegría.
Pero en ese pecado que Dios no ha perdonado,
no fue tuya la culpa, ni fue la culpa mía.

Qué culpa tengo yo, mujer, si así como otros
tienen el vino triste, yo tengo el amor triste!
Y tú, que culpa tienes, si con tu alma traviesa
no puedes comprender lo que no comprendiste.

Lo que no comprendiste: mi amor -llama y fulgores-
ardiendo tras mis frías palabras cotidianas;
mi amor -luna risuela sobre mis torvas noches,
y rubio sol ardiente que alegró mis mañanas.

Ya mi amor no es nada, sino el recuerdo de algo,
claridad imposible sobre mi vida oscura.
Yo recojo, en silencio, las perdidas palabras.
tu seguirás viviendo sin recordar ninguna.

Pero en mí quedará lo que fue en ti divino.
Todo yo fui un camino que tu hollaste, al acaso,
Todo fui un camino, y sobre ese camino
no ha de borrarse nunca la huella de tus pasos…



Poema Cruz de Rolando Faget



la calle vieja
la cubierta plaza
humanos
vegetales

cruz y ventanas



Poema Café Y Cigarrillos de Roger Wolfe



Salgo del trabajo. Los huesos, el cuerpo entero
dulcemente dolorido, como -a veces-
después de un polvo de los buenos.
La luna, sajada en dos pedazos, me recuerda
el ojo ese famoso de Buñuel,
asomada un tanto tenebrosamente
por encima de los árboles.
El coche no me arranca. El parabrisas
es una roca enorme y congelada.
Así que vuelvo a casa andando,
velado el claqueteo de mis pasos
por la luna, la cabeza
llena de café caliente y cigarrillos.
Llego al portal y me detengo,
soplándome en las manos, bajo
el arco de luz que proyecta la ventana
sobre el hielo, la hierba sucia y abrasada.
Y al otro lado de esa luz te encuentras tú.

Y es que un hombre necesita en esta vida
otras cosas que no sean
lunas surrealistas, coches, oscuras
películas de Luis Buñuel.



Poema Cómo Ato Mis Ojos A Los Tuyos… de Rogelio Guedea



cómo ato mis ojos a los tuyos. cómo callo la mano
que te escribe. mi mano no deja de nombrarte. de
noche se levanta. vela tu ser. poda tu cuerpo o mar
o cielo muchamente. no te deja descansar. bebe de
tu agua todo el existir. deja de nombrarla. mano. le
grito. le suplico. deja tu pasión o lumbre arrasadora.
pero mi mano filosofa y piensa y hace rayos. albas.
hace calor para arroparte. gira como mundo alrededor
de ti. abierta oscuridad que pace mi temblor. solita
mano bañada de coraje.



Poema Clínica Negra (ii) de Rodulfo Figueroa



Los que cumplís la terrenal condena
de ser mirados con escarnio y mofa,
si halláis a vuestro paso la gangrena
sangrienta y ruda, formulad la estrofa.

Como el doctor, sin escuchar el grito
de rebelión y de dolor que estalla,
quemad con vuestros cantos al maldito
aunque ruja y blasfeme la canalla.



Poema Clínica Negra (i) de Rodulfo Figueroa



Sala de un hospital, amplia y sombría,
el doctor ordenaba con imperio,
y de una úlcera, al ver la rebeldía
al practicante le pidió el cauterio.

Enrojecido lo acercó al paciente
sin preocuparse de su suerte aciaga;
el miserable se agitó imponente,
lanzó un rugido, y se extirpó la llaga.



Poema Con Cierto Miedo de Rodrigo Carrillo



nosotros
con cierto miedo nos alejamos
con cierta astucia desaparecemos
con cierto tiempo olvidamos
a veces volvemos
nunca nos quedamos
estamos en fuga
diversificamos
engañamos
siempre

ustedes
con cierto afán ponen cadenas
con cierta gracia manipulan
con cierto miedo hablan
nunca se fugan
se quedan
esperan
lloran
siempre



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