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Poema Cuando Vuelvas de Rubén Izaguirre Fiallos



Cuando vuelvas,
tocá mi puerta.
Si no abro,
tocá mis labios.
Si no hablo,
tocá mis ojos.
Si no veo,
tocá mi pecho.
Si no respiro,
Reza por mí.



Poema Ciudad De México, Noviembre/1970 de Rubén Izaguirre Fiallos



Ayer murió
Agustín Lara
y hoy mi papá hace fila
para ver su féretro.
Mañana, yo, voy a nacer.



Poema Cartas A Rosario de Rubén Izaguirre Fiallos



1

Mira Rosario,
yo no quiero vivir con tu ausencia.

Te lo digo,
no quiero pasar el resto de la vida
junto a ella, hacerla mi mujer,
pedirle la cena.

Tampoco que te escondas
en mi memoria
y te quedes ahí sin cumplir años,
sin darte un beso.

Lo que quiero
es que vueles ahora mismo,
que saltes de inmediato
hasta mis brazos.

¿Entiendes?

Que desaparezcas
del lugar en donde vives
y te vengas a habitar
entre mis manos.

2

Este bueno para nada,
este inconsciente,
este vengo mañana
y no regreso nunca.
Infiel,
conformista,
desgraciado.
Este niño que todavía soy
esperando a su madre
en la esquina de la casa,
poseído,
inconstante,
caprichoso.
Este mal pensado,
este hijo de Dios,
pordiosero,
miserable,
sospechoso.
Pequeño,
pequeñito,
miope.
Este inculto,
iletrado,
analfabeta.
Este salvaje con índice académico,
victimario,
suicida,
revoltoso.
Este triste estropajo con camisa.
Este hombre con recuerdos
que lo muerden,
ofendido,
humillado,
deshonrado,
soy yo,
el que te quiere,
el que te espera.



Poema Carretero! (¡carretero!) de Rubén C. Navarro



Por el polvoso camino
va la carreta chirriando…
y, en la cimera de un pino,
¡un pájaro está rimando
el Madrigal de su trino…!
………………….
-¡Carretero! ¡Carretero,
que vas alegre cantando
por el polvoso camino!
¡Preciso es ir más ligero
que tu ausencia está penando
la chica de tu vecino…!

¿Qué si la vi…? ¿cómo…? ¿cuándo…?
¡Al pasar…! Estaba echando
granos de oro en el molino,
y, por tu ausencia penando,
con los ojos escrutando
la cinta gris del camino…!

Dichoso tú, carretero,
que por más que llegues tarde,
siempre hallarás quien te guarde,
…¡Dichoso tú, carretero…!

¡Yo voy por este camino,
caminando… caminando…
sin saber cómo ni cuándo
mitigará mi destino
las penas que voy penando…!

Yo no tengo quien me quiera
como a ti… ¡qué triste es eso…!
¡Yo no sé lo que es un beso
de la Novia pasajera,
que se brinda con sonrojos
y que embriaga como el vino,
ni he soñado con la espera
de una linda molinera,
que interroga con los ojos
el misterio del camino…!

¡Yo no sé lo que es un beso…!
-¡Qué triste… qué triste es eso…!
………………………..
Por el polvoso camino
va la carreta chirriando…
Yo estoy, a solas, pensando,
cómo y cuándo
mitigará mi destino
las penas que voy penando…
…y, en la cimera de un pino,
¡sigue un pájaro rimando
el Verso Azul de su trino!



Poema Como Rumor De Muchedumbre de Rubén Bonifaz Nuño



Como rumor de muchedumbre, o ruido
de torrentes huyendo, se construye,
sobre el silencio del durmiente,
el silencio de afuera: el que levantan
los dispuestos en cerco, los que miran
despertando sus armas en tu contra.

Herencia mía, mi plegaria,
hembra fundada en extensiones
hostiles, respirando entre insidiosos
oleajes de ahogo, desarmada.

Ciudad encomendada a mi vigilia,
a salvo junto a mí, con su riqueza
de cuerpos maternales, y de enfermos
tiernamente guardados,
y de suntuosas luces coronadas
y de manos de huérfanos en sueños.

Voy y vengo delante
de ti, sobre mis pasos, en tu orilla,
cómplice de tu cuerpo silencioso;
soy, en tus bordes, atalaya
que te cubre de lejos; voz velando,
llamando, transmitiendo
su noticia nocturna
de centinela sobre el muro.

No para ti los perros de la furia
ni los enrojecidos
humeantes jinetes al asalto;
no la puerta rajada, ni el relámpago
de la espada en la alcoba,
ni el temblor de las sábanas terribles
bajo la violación, ni los gemidos.

Aquí velo, aquí estoy, aquí me aguanto
mi corazón. Clavado a la mirada
mía, y a mis pasos,
y al grito de mi boca, y a mi oreja.



Poema Centímetro A Centímetro de Rubén Bonifaz Nuño



-Piel, cabello, ternura, olor, palabras-
mi amor te va tocando.
Voy descubriendo a diario, convenciéndome
de que estás junto a mí, de que es posible
y cierto; que no eres,
ya, la felicidad imaginada,
sino la dicha permanente,
hallada, concretísima; el abierto
aire total en que me pierdo y gano.

Y después, qué delicia
la de ponerme lejos nuevamente.
Mirarte como antes
y llamarte de «usted», para que sientas
que no es verdad que te haya conseguido;
que sigues siendo tú, la inalcanzada;
que hay muchas cosas tuyas
que no puedo tener.

Qué delicia delgada, incomprensible,
la de verte lejos,
y soportar los golpes de alegría
que de mi corazón ascienden
al acercarse a ti por vez primera;
siempre por primera, a cada instante.
Y al mismo tiempo, así, juego a perderte
y a descubrirte, y sé que te descubro
siempre mejor de como te he perdido.

Es como si dijeras:
«Cuenta hasta diez, y búscame», y a oscuras
yo empezara a buscarte, y torpemente
te preguntara: ¿estás allí?», y salieras
riendo del escondite,
tú misma, sí, en el fondo; pero envuelta
en una luz distinta, en un aroma
nuevo, con un vestido diferente.



Poema Cabello Al Aire de Rubén Bonifaz Nuño



Cabello al aire, del que surge un ala
de flor; sierpe rampante,
cabeza de culebra ante el espejo;
maternales ramas de la vida
que despierta, entre ruinas, el momento
de la restauración: coro de espinas
y crisol para el oro de la danza.
Entre espinas aéreas,
flor capilar; embrión de las raíces
volátiles del árbol incendiado.

Conjuro de la medianoche:

Arde, hueso de pájaro, médula
de aceite consagrado; dinastía:
ven a coser la piel sobre profundo
viento en las sombras; amanece,
mortal bautismo de la carne.

De aquí, la danza; torso, brazos, piernas,
vientre pariendo, lanzadera
en el telar en flor de la batalla;
de este cabello en vueltas, el pecado
redentor aparezca, el paraíso
recobrado del fuego.

Flor capilar, ala de flor en vuelo,
alimento del águila que acecha
en la punta del pie. Cerco de espinas.

Libre ya, por cercada;
por conducida, llevadora;
por desnuda, enjoyada;
por ya muerta, resucitable para siempre.

Collar del movimiento, sangre
nacida, sierpe de plumajes, órbitas,
calavera de azúcar del ombligo.

Y las contrarias lumbres de las manos,
y el grito alegre, y las divinas
tunas afluentes de la primavera.

Ay ay, y los relámpagos;
ay ay, y los fantasmas de la hoguera;
ay ay, y las sonajas como pechos
sobre los pasos a compás.

Aquí la danza, la ceñida
por el coro de espinas; aquí, el círculo
doloroso del alma, restaurado
sobre la fosa del sepulturero.



Poema Cuál Es La Mujer Que Recordamos… de Rubén Bonifaz Nuño



¿Cuál es la mujer que recordamos
al mirar los pechos de la vecina
de camión; a quién espera el hueco
lugar que está al lado nuestro, en el cine?
¿A quién pertenece el oído
que oirá la palabra más escondida
que somos, de quién es la cabeza
que a nuestro costado nace entre sueños?

Hay veces que ya no puedo con tanta
tristeza, y entonces te recuerdo.
Pero no eres tú. Nacieron cansados
nuestro largo amor y nuestros breves
amores; los cuatro besos y las cuatro
citas que tuvimos. Estamos tristes.
Juntos inventamos un concierto
para desventura y orquesta, y fuimos
a escucharlo serios, solemnes,
y nada entendimos. Estamos solos.

Tú nunca sabrás, estoy cierto,
que escribí estos versos para ti sola;
pero en ti pensé al hacerlos. Son tuyos.

Ustedes perdonen. Por un momento
olvidé con quién estaba hablando.
Y no sentí el golpe de mi ventana
al cerrarse. Estaba en otra parte.



Poema Cumpleaños Feliz de Roxana Popelka



Con mis amigas
todas juntitas
-en los cumpleaños felices-
nos bajábamos las bragas
y meábamos los tiestos del balcón,
meábamos todas las plantas,
hasta los infectos geranios.
Abajo, en la calle, la gente
nos insultaba,
nos llamaban guarras
y de todo.
Tocaban al portal queriendo subir,
y justo en ese momento
nos escapábamos a la
azotea, dejábamos a la
anfitriona sola,
medio llorando. Jurábamos no
hacerlo más,
pero mentíamos, por supuesto.
Subíamos a las mesas
y tirábamos las patatitas,
las aceitunas sin hueso,
los restos de coca-cola.
Y su madre decía:
?hay que emocionarse porque
lo dicen en las películas.?
No entendíamos nada de
todo aquello. Hasta que
un día la cosa fue de verdad;
salió su padre cabreado
y todos nos quedamos en silencio
mientras le escuchamos decir:
?Sergio, coge tus cosas que
vamos a hacer
la comunión?.



Poema Circus Orbis de Rossana Estrada Búcaro



Me elevo en un crespón azul sobre la realidad
juego con la fantasía
el vuelo es acrobático, mágico
mi oficio de poeta pierde solemnidad
la vida me guiña el ojo
es una pelota rodando en sus colores
sobre la cual bailo
desde un baile primitivo
caníbal
hasta un ritmo tecno
aunque prefiero la frecuencia de mi sangre
lo latino de mi piel

el dolor es un dragón que se queda sin cabeza
cuando lo hago desaparecer de un soplo
en su lugar aparecen bandadas de payasos
riendo de sí mismos, de mí, de todos
sin ingeniería
sin academia
solo con soña



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