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Poema Cuerpo de Toni García Arias



Y aunque parezco un hombre como tantos otros
y el aire que respiro
parece ser suficiente para llenar mis pulmones
y cobrar vida,
en realidad, vida,
no soy más que un paisaje de ropas
al que le falta tu cuerpo.



Poema Ciegos de Toni García Arias



Nos volvemos ciegos
el día que no nace para nosotros
y en la oscuridad de ese incierto amanecer
la sed y el agua serán
la misma cosa.

Habrán de saberse por un igual
la pasión y la agonía,
la huella y el pie que traza rutas en cada paso,
se perderán también
tu blusa y mis manos, mi boca y tu risa.

Amaneceremos en a memoria de un nombre
sin nosotros.
Añadiremos nuestros cuerpos
a lo ya perdido.



Poema Contra Mi Tacto Evocador Me Afano de Tomás Segovia



Contra mi tacto evocador me afano.
Con los más duros y ásperos pertrechos
he trabajado hasta dejar deshechos
por el hierro los dedos de esta mano.

Los quiero embrutecer, pero es en vano;
en sus fibras más íntimas, maltrechos,
aún guardan la memoria de tus pechos,
su tibia paz, su peso soberano.

Ni violencias ni cóleras impiden
que fieles y calladas a porfía
mis manos sueñen siempre en su querencia,

ni mil heridas lograrán que olviden
que acariciaron largamente un día
la piel del esplendor y su opulencia.



Poema Canciones Sin Su Música de Tomás Segovia



Porque te voy a ver tal vez mañana
y porque aún palpita aunque dolido el tiempo
por un instante pacto con mi historia
puedo al fin dar tu rostro a este abandono
poner mi nombre a aquél que desangraste
llamar mi vida a este naufragio
saber que fue todo verdad tu amor
y fue tu desamor verdad del todo
eras tú quien me alzaba de la sombra
y hecha sombra impensable eras tú quien me hería
confieso que te quise salvadora o maligna
mi esplendor o mi muerte eran tu ministerio
y yo te amaba en todos tus poderes
todo lo supe fue ese abismo el que quise
y hoy todavía para mí ya no hay mañana
sino por la violencia con que espero
por mi bien o mi mal volver a verte
una vez más una sola vez más
siempre una sola siempre
una misma vez más.



Poema Como El Primer Día de Tomás Segovia



Como el primer día
de mi llegada aquí,
a veces la memoria se me pierde
y me encuentro yacente por el suelo
sin hueso ni contorno
ignorando qué vida de qué mundo
de qué recuerdo es ésta.

-Pero tú no me olvides,
dulce tierra sin rostro
cuyo recuerdo pierdo a cada instante,
cuyo sabor me escapa,
cuyos ojos de amor no reconozco.

Oh, no me olvides, me memoria es viento;
me disuelvo en la noche día a día
si tú no guardas algo
de este turbio latido
que derramado apenas humedece
tu vasta frente donde la memoria
es oscura y sin fin como un olvido.



Poema Ciclo de Tomás Segovia



Para qué
A quién le va importar
Ni siquiera a uno mismo
Y la espera de quién se colmaría
O contra quién alzarse
Para imponerse contra qué amenaza
Y la altivez de no cejar
A quien enorgullece
A quién sino al orgullomismo
Que vive de engañarnos
Y para qué el orgullo
O la humildad
O para qué la lucidez
Para qué saber esto
Y para qué el orgullo de callarlo
O para qué haber escrito estas líneas
Pero cómo podrías
Ahora ya
Desleerlas.

(31.5.69)



Poema Cantata A Solas (42-recitado) de Tomás Segovia



Ocioso entumecido
Jornalero de amor desempleado
Sólo despiertas ya brumosamente
Cuando te atreves a mirar con vértigo
El boquete abismal de lo perdido
Qué hiciste pues de tu fortuna
En qué usaste tus títulos de amor y de milagro
Dónde has puesto las llaves de las arcas
Qué no habrás traicionado
Qué don no habrás malbaratado
Qué radiante cometa no habrás desatendido
Ves ahora aflojándote
Cómo el invierno baja su alta espada
Pero no sube en ti la savia
Poco a poco el deshielo
Va dejando de nuevo a descubierto todo
Tú sigues ocultando las manos en tus ropas
Te has vuelto adicto del exilio
Te has hecho dependiente de la turbia añoranza
Drogas tu sangre para que nadie entre
Prefieres por tu mano dosificar la muerte
Darte tú el método y la garantía
Antes que hacer la corte a la temible vida
Pero sigue rodando el año tiempo abajo
Invierno distraído
Decepcionante déspota
La tolerancia deja desplanchado
Te terso manto inexpugnable
Presiento ya que un día venidero
Añoraré también esta añoranza
Añoraré el rigor irreprochable
En que viví contigo
Tu tribunal helado no me rehabilita
Resistí hasta el final y otra vez se derrite
Tu afilada sentencia sin cesar aplazada
No fui bastante fuerte para ser tu discípulo
Desfallecí y no te has vengado
Adónde iré sin tu castigo
Si a tu vez desfalleces
Esta pueril flaqueza para entrar en tus filas
Para volver mis armas contra mi estirpe apartida
No habrá de devolverme la hermandad denunciada
Enmudezco en tu casa y no vuelvo a la mía
Toda la rebeldía desemboca en errancia
Todo el deshielo escurre un charco de aguachirle
Después del grito sollozante
Viene un casero sonar de narices
Había que salvarse
No salir sano salir salvo
Haber sobrevivido no me salva
La salvación de nuevo se queda en salvamento
¿O es que no hay salvación
Es que no saldré nunca
De esta torpe estructura de sofoco y alivio
De berrinche sanguíneo y enjugación de lágrimas
Con que pendularmente
Me echo a perder la vida y la escritura?



Poema Cantata A Solas (38-recitado) de Tomás Segovia



Sal a la liza envidiosa condena
Me arrojo de cabeza sobre tus pretiles
Me precipito al fondo
Dejo caer todo mi peso inerme
En el desprestigiado pozo en ruinas
De la nostalgia de imposibles ojos
No renuncio ya a nada
Todo lo que ha sido mío es mío
Todas mis agobiantes trashumancias
Perdido de avidez y de no pertenencia
Todo el metódico descorazonamiento
Mi sorda espera mi hosca delicadeza
Y este amor asfixiante de la vida
Que me impide vivir
Nada de eso está muerto
La prohibición no mata desfigura
Con todo ello hablo
Todo vuelve a ser mío si me atrevo
a no tomar en serio sus disfraces
A mencionar su amor contradiciendo al miedo
Lo proclamo en voz alta
La vida siempre ha estado ahí
Festejando a ojos vista
Entregada a sus dramas sin ningún disimulo
Impúdica impecablemente
No menos bella e imborrable
Cuando no me hace caso
Siempre he seguido siendo su mirón
Espiando su belleza mal tapada
Sus abrazos con otros sus dones prodigados
Su emocionante tenebrosidad
Su risa inapropiable sus sofocos
Su gracias de inspirada ineducable
Fascinadora apasionada e inconstante
Puta adorada
Indomable hechicera
La incorruptible que jamás se deja
imponer juramentos
Siempre fui su voyeur cuando no fui su amante
No es verdad que jamás la perdiese de vista
Nunca estuve de veras del lado de sus jueces
Sé que está aquí muy cerca ahora mismo
Sólo una frágil lámina de hielo amenazado
Me separa del viento de sus alas
Confesaré a qué sabe su ausencia
Más que a la amarga náusea de su olvido
Sabe el asombro de que fuese mía
Cuesta creer que fuese yo aquel mismo
Que medía la anchura del presente
Con las claras zancadas animosas
De los descubridores de islas vírgenes
Yo aquel que tuvo siempre
Todas sus barcas sin amarras
El que lo esperó todo del deseo
El que jamás regateó una hora
A las ensoñaciones manirrotas
El soñador incorruptible
El santo niño iluminado



Poema Cantata A Solas (37-cantado) Canción De Otoño de Tomás Segovia



Desperdigados pájaros ociosos
A pie por la lodosa hierba
En la que día gris
Deposita en silencio
Un leve sedimiento de luz turbia
Tan tenue dicha interminablemente
Ahora que no nos mira el mudo cielo
Y sólo ahora lo sabemos
Por un rato apeados del estruendo
A estirar nuestros miembros a aclarar los pulmones

En el ligero frío liso
Sin cenit y sin hora
En el lago de tiempo redimidos
Por un rato seguros de que un día
Ya curados por fin de esta torpeza
Para soltar los bultos
Que la avidez abraza
Empujando al deseo entristecido
Un día oscuro y frío
De tenue conmoción interminable
Bajo un cielo borroso de igualadas horas
Volveremos a casa



Poema Canción Del Destino de Tomás Segovia



Frío y beato el crepúsculo
Calla visiblemente

Habría que aprender de los encinos
Ese modo sencillo y concentrado
De estar magistralmente
En la mitad del aire pálido

Y atender con entera reverencia
A esta mudez e intensidad el tiempo
Que se hace ver solemne
Detenido en lo alto antes del salto

Todo el conmovedor egoísmo del mundo
Indiferente a su belleza
E incapaz de pactar
Que sólo fatalmente llama

Que sólo atándonos con el destino
Se deja amar.



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