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Poema Como El Rayo De Luna En La Palmera de José María Souvirón



Como el rayo de luna en la palmera,
con la voz de la noche clara y fría,
con el olor del mar en la bahía,
con el rumor del agua en la pradera.

Con la alborada y con su luz primera,
con el dorado ardor del mediodía,
y con esta pasión de la voz mía,
te llamo y te reclamo por doquiera.

Te llamo con la calma y con la brisa,
con la piedra, la flor, la lluvia, el trigo,
te llamo con el llanto y la sonrisa,

como el enamorado y el amigo,
con orgullo y piedad, que tengo prisa,
que tengo prisa por estar contigo.



Poema Confidencial de Carmelina Soto



Para mi amor yo quiero cada día
el pan sin odio, el vino sin pesares.
La voz cordial. La vida sin azares
y si se puede un poco de alegría.

Unos tuvieron el amor que pasa.
Otros tuvieron el amor que dura.
Yo tuve la canción. Sed y ternura.
(Pero quién por sus dones se solaza?)

Yo traía mi tiempo. El tiempo mío,
con atávicos sueños realizado.
y de él el corazón me fue colmado
como a un golfo de amor un mar sombrío.

Ni un minuto le queda al calendario
de lo que pudo ser y no fue nunca.
Mi historia en el pasar se queda trunca
y trunco queda el tiempo del himnario.

Transito por la pávida ceniza
que otros dejaron porque yo viviera.
He sido nada más una extranjera
asomada al desdén de la sonrisa.

Quise vivir mi vida en cada hora
exactamente, sin mayor alarde
y dije: ya me voy porque es muy tarde
y en ese instante despuntó la aurora.

El aire no alcanzó para mi aliento
de agraz ternura. Campo renadío.
Pues yo he vivido como vive el río
con limo, con estrella, con lamento.

Cómo volver el rostro de este olvido
que la lámpara anuncia sin recelo.
Si en cada atardecer fui contra el cielo
y contra el viento las palabras mido?

No disculpo mi nombre ni mi frente.
No me hago perdonar esta presencia.
Mi rostro es nada más el de la ausencia
y mi ausencia es mi rostro solamente.

Sin permiso de nadie, pienso y vivo
y paso por la vida que pasaba.
La vida no me pesa y me pesaba
con su juego pesado y agresivo.

Inauguro el instante en acto puro
con el oscuro cotidiano esfuerzo.
El verso no es trabajo pero es verso.
Vivir no es necesario y es muy duro.

Bajo la luz del sol, fiera y filante
-la que mide mi tiempo con cuidado-
yo voy pasando sin haber pasado
pues no pasa el pasado en un instante.



Poema Cancioncilla de Carmelina Soto



Cuando dejé de verte era verano.
En la sangre caliente renacía
un racimo de besos, y corría
un viento….un claro viento por el llano.

(Bien lo recuerdo amor…era verano)
Y quise retenerte.
¿Con qué lazo
había de atarte para no perderte?
( Cuerpo de agua en el cristal de un vaso )
Acaso…si te amarras mi lazo fue más fuerte….
que siendo tú la ausencia ibas cercano
como vida en el pulso de la muerte.

Al fin estoy contenta y tú lejano.
Tan lejano de nieblas y de olvido
que mueres en un verso arrepentido
en un tiempo de amor y de verano.

(Quizá no era el amor ni era verano).



Poema Canción Para Iniciar Un Olvido de Carmelina Soto



¿Y para qué quieres un tesoro sino para perderlo?
¿Y si no es para perderlo, para qué quieres un tesoro?

Todo al ayer uncido.
Lo único que tengo es lo perdido.
Propiedad absoluta del pasado.
Conciencia de haber sido
y no ser más que aquel instante bello y preterido.

Yo soy aquella tan feliz criatura
que sintió la infinita quemadura
de tu caricia inmensa y generosa
y el aire de tu voz triste y amiga.
(Yo… yo… que soy tan pequeña
lo mismo que una hormiga)

Y si pasa la fuente rumorosa
lo mismo que un espejo que camina
y en el jardín la rosa con su espina,
arde aún más constante y más hermosa,
me digo: cuando muera…
la fuente seguirá
diciendo su mentira verdadera
y la rosa arderá
con más ardor quizá
que en la nuestra dorada primavera.

Otros días vendrán sin dejar huella,
sin ton ni son, sin gracia sin sentido.
Pero tú y yo vivimos. Vivimos sólo un día
y aquel que vive un día ya todo lo ha vívido.
(Larga vida tenemos como la mariposa
y una historia tenaz como la rosa).

La fuente pasa sin pasar. La fuente
a su desnudo espejo caminante
uncida va, sedienta y delirante,
de su gran albedrío prisionera
diciendo su mentira verdadera.

(Sólo me quedas tú, como la fuente
presa de su albedrío).

Sólo me quedas… porque te he perdido
y los duros espejos, blandamente,
con azogadas lunas rememoran tu frente
y te salvan del tiempo y del olvido.
(Indefinido
indefinidamente
tu rostro con mi verso confundido).

Que soy la misma. La feliz criatura
que sintió la absoluta quemadura
de tu caricia inmensa y generosa…
como quien dice: toda la dulzura,
la razón de la espina y de la rosa.



Poema Canción Del Amor Fugaz de Carmelina Soto



Envío:
A ti de alma profunda como un bosque de pinos.

Cómo adoré tu gesto ilusionario,
tu gesto sin igual,
tu gesto de ceniza y de metal
cómo adoré…

Tú y yo en la vida, en la muerte,
en la tormenta,
entre la tempestad.
Yo sedienta
y hambrienta
y arrecida.

(S.O.S. de soledad a soledad)
Cómo no haber amado tu gesto iIusionario,
si hacía tempestad
y la noche en tu gesto estaba confundida
ilusoria y tenaz como la vida?

Este recuerdo… Aurora boreal
este recuerdo…
hoja que al polvo vuelve
y del polvo retorna irreductible…
abisal…
Así el amor que fue.
Tu gesto de metal
cómo adoré!

( S.O.S. de tempestad a tempestad )

Mentira!
Como la hoja que en el viento gira
y torna
y vaga
y treme
y vencida y fugaz
victoriosa y vencida
el viento vengativo
en su brazo robusto la levanta,
así el amor que fue…
ilusorio
vario
vano
banal
imaginario
como en espejo ustorio repetido,
así el amor que fue…

(tu gesto de metal
cómo adoré)

Tu gesto distraído,
tu dinástico gesto
y el olvido
que en tu gesto venía confundido.

Tu gesto era tu voz que transcurría
fl como un agua cantando hacia el olvido.
(y yo adoré tu gesto distraído)

Y era la eternidad!
La del momento…
eterno en su ansiedad
y su osadía.

-Oyes el S.O.S. hambriento
que da mi soledad
en la iracunda noche
de tu noche y la mía?

(Alegría… Alegría!
Ya todo lo perdimos.
Podemos ir sin miedo entre la tempestad)



Poema Canción de Carmelina Soto



Iba mi corazón
-caracol sin lamento-
impulsando, sangriento,
su pequeña canción…

Y luego la ilusión…
engaño…
ensueño…
La muerte grande…
lo demás, pequeño.
Ah qué inútil empeño
Corazón! Corazón!



Poema Conversación Nocturna de Enric Sòria



Hemos hablado hoy mucho,
y saciado la noche de temas que nos gustan:
la Física, el Amor y la Alta Teología.
Ha sido, de verdad, hermosa nuestra charla,
pero ahora estoy cansado.
Ya es hora de apurar bien este vaso
-este daiquiri, el último,
qué color delicioso guardó para el adiós.
Te puedes ir. Desde ahora el alba me acompaña
tal vez mejor que tú.
Vuelve con un poema, mañana, si es que quieres.

De «Andén de cercanías», Ed. Pre-Textos, Valencia, 1996
Traducción de Carlos Marzal



Poema Con Penas Quiere Amor Que Me Contente de Gregorio Silvestre



HREF=»http://gigs.infase.es/cgi-bin/status.cgi?88779″ target=»_blank»> Con penas quiere Amor que me contente
y que perdiendo entienda que me gano,
que tenga el corazón muriendo ufano,
que sienta y que no sienta lo que siente.

Ni sé cuando estoy frío ni caliente,
ni sé cuando es invierno ni verano;
en mí lo más doliente es lo más sano
y es lo más sano en mí lo más doliente.

Del un extremo al otro extremo,
que no vale razón, ni ley, ni uso
para avisarme del error pasado.

Y es mal de tantos males, que no temo
sino que todo reino en sí confuso
en breve tiempo se verá asolado.



Poema Cuando Yo So Delante Aquella Donna de Íñigo López De Mendoza, Marqués De Santillana



En este catorçessimo soneto el actor muestra quél,
cuando es delante aquella su señora, le paresçe que es en el monte
Tabor, en el cual Nuestro Señor aparesçió a los tres discípulos suyos,
e por cuanto la historia es muy vulgar, non cura de la escribir.

Cuando yo so delante aquella donna,
a cuyo mando me sojuzgó Amor,
cuido ser uno de los que en Tabor
vieron la grand claror que se razona,

o aquella sea fija de Latona,
segúnd su aspecto e grande resplandor:
así que punto yo non he vigor
de mirar fijo su deal persona.

El su grato favor dulce, amoroso,
es una maravilla çiertamente,
en modo nuevo de humanidad:

el andar suyo es con tal reposo,
honesto e manso, e su continente,
que libre, vivo en cautividad.



Poema Canción Ii de Pierre De Ronsard



A Casandra

Vamos, Linda, a ver si la rosa
que abrió su pecho, esplendorosa,
a los primeros ímpetus del sol,
altiva, esbelta, iridescente,
bajo la lumbre atardecente
copia aún de tu faz el arrebol.

¡Ah! Mira con cuanta presteza
sobre la tierra su belleza
hoja por hoja descendió…
Fiera madrastra la Natura,
la flor en ella sólo dura
el tiempo que la luz la acarició.

Si pues mi amor tu fe merece,
en tanto que tu edad florece
en su más bella y fresca novedad,
recoge de la prirnavera
tu flor… Ya ves: locura fuera
esperar que se mustie su beldad.

Versión de Carlos López Narváez



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